Lonely Robot: Under Stars

'Under Stars' es el tercer trabajo en solitario de John Mitchell, musico multi tarea también conocido por su trabajo en las bandas It Bites o Frost, con el que este último trabajo bajo el seudónimo Lonely Robot guarda mucha similitud.

El prog rock espacial debería ser considerado un género propio per se. Las características que le dan forma juegan en total consonancia con los elementos sonoros que nos trasladan mentalmente al infinito y aterrador vacío espacial. A saber: riffs psicodélicos de resonancia inacabable, dosis calculadas de aguda electrónica y voces aterciopeladas pero atiborradas de reverberación para conseguir recrear el eco de la inmensidad.

Ciber navaja suiza

Los one man project suelen resultar especialmente interesantes cuando se trata de géneros especialmente densos y elaborados como es el prog. Sin embargo, y no deja de ser curioso, el proyecto de Mitchell suele hacer gala de una aparente sencillez y sobre todo accesibilidad más propias del pop bien ejecutado que de las estridencias del metal o rock.  Quiero remarcar el uso de la palabra aparente en la anterior frase, pues pese a que pueda parecer este un trabajo sencillo o hasta obvio, debajo es esconde mas de una capa de elaboración personificada. Sobre todo, en el apartado de la producción, a partir de la cual consigue acceder a muchas de aquellas sensaciones que mencionábamos mas arriba.

Sin embargo, excepto en momentos puntuales, el disco no se siente sobreproducido, y hace gala de una delicadeza emblemática a la hora de dar forma al boceto. Muchos podrán sacar a relucir bajo esta excusa los estribillos de “Icarus”, por ejemplo. En que el auto tune se evidencia, pero no toma posesión de la canción, sino que es mera mimetización de algo tan propio de su ambiente como es la transmisión por radio. De hecho, bajo mi punto de vista, se trata del tema mas emotivo del álbum.

Mencionábamos antes también al pop como referente, y es que sin duda el prog rock es género que puede acercarse a este con muchísima facilidad. Al pop de antaño, al menos. Al de las guitarras dulces, pero eléctricas. Ya nos lo dijo Steven Willson en su paso por Barcelona: el pop ha cogido miedo a la figura de la guitarra y a lo instrumental. Y parece ser que los creadores de progresivo están decididos a cambiar esto, pues casi todos los cortes de este ‘Under Stars’ son radiables en cualquier emisora local sin miedo alguno a serlo. “Autorship Of Our Lives” (pese a su carácter, precisamente, guitarrero) o el single “How Bright Is The Sun” llevan el estandarte del pop de calidad sin vergüenza ninguna.

El calor del espacio

Pese a lo frio del concepto espacial e incluso el propio nombre del proyecto del robot solitario, que suena no solo frio sino desalentador, la música de Mitchell consigue abrazar una sensación cálida y agradable. Explorando más la inmensidad desde la admiración que desde el miedo (y eso que su anterior “The Big Dream” comenzaba con la música del hipersueño de “El octavo pasajero”, cumbre indiscutible del terror espacial). Y justamente en esta disyuntiva sensorial es donde mejor se mueve el disco. Ya sea por lo mucho que esto amplía su abanico de ideas, como por la capacidad de crear temas variados entre si suficientemente distintivos para romper con la monotonía de un estilo, como ya hemos dicho, aparentemente simple e incluso algo cerrado.

El disco maniobra principalmente en un estilo calmado y apacible, sin embargo, eso no lo exime de ponerse agresivo de vez en cuando. Por ejemplo: en “Ancient Ascendant” nos encontramos con unos rebotes de cuerda que suenan gruesos e intensos, al igual que suenan en “When Gravity Fails”, el tema más cañero del conjunto, cuyo riff se empodera todavía mas gracias al uso de la electrónica que le acompaña. El accidente causa-brechas que toda aventura espacial necesita.

Y, sin embargo, encontramos también temas en que esta mencionada electrónica tiene un uso mucho mas básico y cercano al de todo lo mentado unos párrafos más arriba. La base rítmica sumada al uso de un teclado totalmente psicodélico hacen de “Icarus” el tema ya no más pop, sino más bailable del disco. En ciertos tramos la influencia de los noventa mas discotequeros se hace patente por encima de sus posibilidades, y es ese descaro lo que hace de estos golpes algo tan divertido.

Al final si algo puede cuestionársele a Lonely Robot es el miedo a salirse de una línea que él mismo ha marcado. Tal vez no habría reprimenda posible si se tratase de un proyecto perteneciente a cualquier otro género. Sin embargo, el prog es por definición la búsqueda de los limites para ser traspasados, y por ello es que tal vez cueste mas de acatar la, de nuevo, aparente sencillez de un proyecto tan continuista como disfrutable.