Lindemann: Live In Moscow

‘Live In Moscow’ nos transporta a la capital rusa el 15 de marzo de 2020, cuando una enorme congregación se reunió en el VTB Arena de Moscú para asistir, sin saberlo, a un evento histórico, uno de los últimos grandes conciertos de metal antes de que se declarara la pandemia mundia

Han pasado casi dos años desde que el dúo sueco-alemán Lindemann compuesto por Peter Tägtgren (Pain, Hypocrisy) y el líder de Rammstein, Till Lindemann, publicara su segundo disco ‘F & M’. Desde entonces, dos hitos han marcado el camino de este proyecto: el distanciamiento de ambos en noviembre de 2020, y la grabación en directo de ‘Live In Moscow’ un gran regalo de despedida para todos sus seguidores.

Para los que conocen y les gusta Lindemann, ‘Live In Moscow’ fue la guinda de uno de los merengues más «sucios» de la industria musical de ese año. Con diecisiete temas, que se comportan como un ‘Best Of’ de los dos álbumes ‘Skills In Pills’ (2015) y ‘F & M’ (2019), el disco ofrece noventa minutos de un sensacional concierto.

Que comience el espectáculo

Los temas en inglés y alemán se alternan cada tres o cuatro canciones, cosa que pareció no importar mucho al público ruso como se puede deducir por el hecho de que apenas se les oye gritar de verdad. Sólo cuando Lindemann muestra sus habilidades rusas, el público parece estar realmente presente. Pero, por supuesto, esto también puede deberse a la producción del disco.

Comienza con tres temas en inglés «Skills In Pills», «Ladyboy» y «Fat» bastante alineados a sus versiones originales. La voz de Till también se mantiene bastante fiel a lo que nos tiene acostumbrados. De vez en cuando se oye una caída de micrófono, un escupitajo, ruidos que subrayan la letra o un cambio de tono. Cosas del directo.

Durante el tema «Frau Und Mann» hay una breve interacción con el público, pero que desgraciadamente se adivinan muy mal sólo con el audio. Especialmente con el tema «Allesfresser», el oyente echa de menos el motivo de la pausa, en la que en realidad se produce un lanzamiento discrecional de pasteles al público.

Una vuelta de tuerca para aumentar la presión

«Knebel» vuelve a traer un poco más de sensación de directo: la guitarra acústica y la voz tienen ahora la típica reverberación de la sala y también se permite al público animar de nuevo durante una breve pausa para desembocar en la locura. «Home Sweet Home» también se aleja del sonido de estudio y adquiere más fuerza y velocidad gracias al directo.

El tema «Cowboy» se introduce a golpe de cascos de caballo acompañados de una poesía humorística de Lindemann: «This Town is way too small and sexy for the two of us». Le siguen «Golden Shower» y «Blood». Si bien la versión audio de ambos no aporta nada nuevo, la versión visual es altamente incendiaria. «Platz Eins», el tema sobre el exceso de confianza de un músico moderno, suena fresco cediendo protagonismo a un rítmico solo de bajo. Le seguirían las imprescindibles «Praise Abort» y «Fish On» que ya convencieron en 2015 como singles editados con absurdos vídeos musicales, no en vano ‘Skills In Pills’, el disco que los contenía, alcanzó la categoría de oro en Alemania.

«Fish On» tiene un poco más de chispa en la versión visual que la sonora ya que, de nuevo en la pausa acompañada de bajo y bombo, donde el oyente se pregunta: ¿Qué está pasando ahí? ¿Qué es eso de «pescado… pescado?», en la versión visual se ven como estas criaturas marinas son catapultadas a la cara del público.

Se aproxima el final con la painterizada «Ach So Gern» a la que despojan de las melodías exóticas de rumba, para transformarla Peter en una versión instrumental de Pain. Los noventa minutos de éxtasis imaginario de Lindemann terminan con el tema fetiche de condones «Gummi» y el tema principal «Steh Auf» de su último disco de estudio. Si el proyecto Lindemann está realmente terminado, el viaje a Moscú valió la pena en al menos un aspecto: la banda difícilmente podría haber hecho un regalo de despedida a sus fans, más coherente que este directo.