En este disco podemos dejarnos enterrar en vida por la desolación. Desesperación ante la muerte y el amor perdido de forma emotiva y cercana, distante y en una sociedad vacía. Sin duda un trabajo que requiere de mucha vida para escucharlo, o mucha emotividad personal interior para hacer frente a tanta frialdad.

Controlar el sonido para expresar

Katatonia es un grupo con un cierto grado de poder camaleónico, ya que durante el paso del tiempo ha sabido encontrarse a gusto en su evolución estilística que sigue desde la década de los ’90. Ya en los primeros segundos de escucha podemos apreciar la calidad del sonido en este ‘City Burials’, los detalles en la voz son maravillosos en «Heart Set to Divide». Y aunque el sonido es muy digital y superproducido, la calidad se aprecia, y la intención del disco también. El control del sonido a la hora de grabar se puede encontrar en grupos de largo recorrido o en compositores que llevan muchos años dedicados, lo que enfoca a crear obras muy trabajadas poro parte de los compositores, instrumentistas y el equipo técnico.

A la hora de salir a defender el trabajo en directo la situación puede cambiar mucho, ya que sonar como el disco no está al alcance de cualquiera, y la dependencia de factores externos son la variable que determina el sonido final: tipo de sala (dimensiones, tipo de escenario, etc.), equipo de sonido, equipo de técnicos, montaje y distribución de los equipos, ingeniería acústica y otros factores que pueden estar relacionados hasta con la misma suerte. ¿Es un riesgo necesario grabar con tal alto nivel de producción? Para muchos grupos y bandas sí, y asumen críticas en directo por su sonido. Los seguidores y seguidoras no suelen fijarse demasiado en el sonido del concierto, a no ser que sea un desastre, ya que suelen peregrinar a las salas en un estado de apego energético y asertividad. La emotividad puede ensordecer en beneficio de las ganas de pasarlo bien y del disfrute sin censuras.

Morir en vida

Empieza el disco con un tema existencial, tratado en la dualidad que nos propone Katatonia. En «Heart Set to Divide» la letra nos habla de una experiencia dolorosa y personal en la más absoluta intimidad. Desgarrador comienzo en el que las sonoridades nos dirigen a momentos de dualidad, como cuando empieza la batería y se solapan dos guitarras con melodías y sonidos alejados, creando una atmósfera que envuelve nuestra atención y nos conduce a pensar, a reflexionar, a encontrar sentimientos opuestos. Este tema que baila entre el post metal y el progresivo, nos deja evidencias claras de la situación estilística de la banda. La voz de Jonas Renske no deja a nadie indiferente con su características tan propias y su poder de transmitir sentimientos y estados emocionales. Hoy en día son pocos los cantantes con este tipo de atributo.

Cambio de rumbo con «Behind The Blood» en el que apreciamos un sonido más adherido al metal en sus primeros compases, tanto por su sonido como por su estructura. En general en el disco vamos a encontrar muchos golpes de timón, subidas y bajadas, y senderos sentimentales severos, lo que plantea y muestra un complejo mundo construido desde la dualidad. Comienza el tema con unas melodías más reconocibles en el mundo metálico, cercanas al metal gótico, esto nos permite escuchar una guitarra solista más definida y clásica, siguiendo con riffs de corte más americanos que nos recuerdan a grupos como Stone Sour. Comienza la voz y todo va aumentando el ritmo, en una progresión vivida para llegar hasta un breve momento de enmarañamiento con la guitarra solista de nuevo. A partir de aquí se suma el sonido sintetizado y electrónico que forma un colchón para acomodar las melodías de voz, las cuales son más serias en este corte, aunque las tendencias que toma se acercan al pop en más de un momento pasando a la desesperación en algunas frases. La batería va marcando con bombo y caja los ritmos, lo que influye siempre en cualquier composición como se demuestra en este trabajo; los platos, carentes de brillo y lucidez, quedan algo ocultos por otras melodías y su volumen es más bajo de lo normal. El bajo va tan clavado al tempo que cuesta diferenciarlo del bombo y de las frecuencias más graves y crea una base poderosa en las frecuencias bajas, aunque deja sin definición al instrumento. La letra de este tema nos habla de la desesperación por un encuentro que se hace eterno, enfocándolo bajo un prisma que se distancia del formato clásico de las religiones y que se concentra en un reencuentro que no llega, posiblemente después de la vida.

Podemos apreciar ya en el segundo tema que se vuelven a repetir algunos conceptos del primer tema, como son la determinación personal y el desarraigo agónico ante una vida siempre incompleta. Volantazo con «Lacquer», primer sencillo del disco, que frena la chispa de ritmo introducida en el anterior corte. El tema empieza con unas notas enigmáticas y de lo más intimistas que explotan con la voz y con el bajo creando un estado emocional de frecuencias bajas que atacan la zona de confort, y volviendo a la dualidad melódica con otro sonido sintetizado que nos barniza para endurecernos contra la abrasión, los impactos, y la agresividad de nuestro entorno. La batería convierte su sonido en una caja de ritmos virtual, y podemos ver como se intercalan sonidos que arden literalmente, como si se tratara del crujido del vinilo y su característica distorsión armónica. La voz se ve reforzada por efectos, coros perfectamente orquestados, delays y otros secretos técnicos, lo que generan una melodía única y exclusiva que desgarra. De nuevo se repiten referentes en las letras, como la lucha para arreglar un mundo sin sentido, la cercanía a un final, y los recuerdos de una vida (¿Feliz?).

La verdad es que hay que estar acostumbrado a escuchar una amplia variedad de estilos para poder digerir este disco o acertar en qué momento del día poder escucharlo, también es importante saber asimilar música que nos puede inducir a las puertas de la depresión y la  melancolía. Siguen los saltos estilísticos en «Rein» comenzando con un sonido ralentizado muy cercano al doom metal, con una atmósfera más cargada y densa, revestida con cambios de ritmos y sonoridades, con el uso de potentes guitarras separadas por arpegios góticos y llenos de efectos digitales. El sintetizador nos canta pasajes bajo un cielo nublado para volver con unas guitarras aplastantes. Podemos encontrar la dualidad de nuevo, ahora en comparación con la sonoridad dentro de una misma canción. La batería nos sorprende con un pasaje rítmico final con doble bombo. Las letras nos hablan en esta canción de los mismos temas que hasta ahora, cuestión que puede generar desencanto o fidelización, dependiendo del gusto que se tenga por volver una y otra vez a la misma realidad agónica, la cual no parece mejorar para nada, ya que si piensas en borrar tus planes estás llenando una fosa de desencanto.

Todo sigue en un mundo mortal con «The Winter Of Our Passing». Guitarras desgarradoras y arpegiadas abren un tema muy post, junto a sonidos electrónicos y una maraña de sonidos que crean densidad catastrófica. No iba a faltar en este tema un hueco más lento para que la melodía de voz asuma las riendas, para impactar más en su regreso glorioso del último estribillo. Realmente hay que tenerlo muy claro para escribir de lo mismo todo el rato, o de temas tan relacionados, ya que nos pueden matar de verdad, y de aburrimiento.

Desvanecerse puede ser una opción ante temas como «Vanishers». Con sonoridades cercanas a bjork se nos presenta un tema con colaboración de Anni Bernhard, vocalista en Full Of Keys, llenando el tema con su voz sin pena ni gloria, no pudiendo destacar nada de un tema hueco en sonoridad ni momentos destacables. La letra no sale del guión establecido, único y aburrido: la muerte y más muerte, el antes y el después de ella, volviendo a repetir terminología que se repite hasta arrebatarnos la vida de verdad. «City Glaciers» parece devolvernos la esperanza con su sonido más progresivo y post metal, también cargado de cambios de intensidades, teclados, melodías desgarradoras y un estribillo muy bonito adornado por un sintetizador glorioso. Una pena no poder apreciar mejor el trabajo de los platos en la batería, pero con tanto sonido es complicado no tener que sacrificar algo por el camino. Destacable el cambio de rumbo de la letra, que aunque conviviendo en el mismo mundo desgarrador, ahora se centra en la frialdad de las ciudades y de su entorno, convirtiendo el tema en una oda al cambio y a la espera de tiempos mejores: la vuelta de la primavera, la vuelta de la vida.

«Flicker» abre con una batería aparentemente rota y desestructurada y sonidos electrónicos a la sombra de un bajo robusto y poderoso. Se vuelven a mezclar ritmos y sonidos digitales; la verdad es que son horas de mezclas y audiciones en el estudio, que atribuyen grandeza al sonido. Las guitarras que aparecen son algo más afiladas y cortadas en ritmos destruidos. Se puede entender que se busca repetir el ritmo de un parpadeo que aunque no cesa, evoluciona de forma libre y se crea su propio patrón rítmico. El estribillo no es que sea muy llamativo y para variar Katatonia nos vuelve a acercar al síndrome de la catatonia, al volver una y otra vez al mismo tema sobreexplotado. En «Lachesis» se abre  un paréntesis, un lago de quietud sonoro y breve, en el que se hace una última y cercana reflexión a la muerte. Lachesis es la diosa griega encargada de determinar el futuro de las personas, pues es ella quien decide la longitud del hilo de cada una de las vidas humanas y la duración de la vida correspondiente a cada persona. «Neon Epitaph» nos habla de no aferrarse al dolor personal tras el fallecimiento de un ser querido y de sí abrazar la libertad. Musicalmente no hay nada destacable (aparte del título llamativo) en esta canción que merezca la pena comentar, triste pero cierto. Entrada con incertidumbre en «Untrodden» con un ritmo de guitarra propio del reggae. Encontramos melodías muy parecidas al resto del disco, mucho; y aunque dan cohesión como disco, pueden quitar la personalidad a cada corte. Se puede destacar un solo de guitarra bastante trabajado y expresivo, con buen sonido y estimulador, bajo el paraguas del sonido sintetizado y digital que abraza el conjunto para darle solidez.

En las letras de ‘City Burials’ podemos decir que lo peor es la vuelta una y otra vez a los mismos temas, contados de diferentes formas, pero con las mismas palabras. No es una escepción en «Untrodden» en la que nos hablan de resistir y revolverse en la ausencia de un ser querido, ya que el tiempo del reencuentro llegará. Finalizando «Fighters» parece ser el tema con más carácter y personalidad del disco. Con una guitarra amenazante y poderosa la melodía de voz se abre paso hasta alcanzar un estribillo pegadizo y con una melodía esperanzadora y llena de luz. La parte del solo es un regalo, un presente de adecuación y poder melódico. La batería se revuelve al final con el doble bombo. La letra deja de beber tanto de la fuente de los demás temas para incitar a la lucha en unión, sin dejar a nadie atrás. Es una lucha hasta la muerte. Sin duda el mejor tema, y se hace corto. Para acabar «Closing Of The Sky» es un bonus track que pretende cerrar la obra y fue liberado el 24 de abril. La intencionalidad vuelve a devolvernos al conjunto de la obra dando a conocer el dolor por un amor separado por la muerte, la desesperación, la frialdad, la intención de liberarse de un recuerdo tormentoso y eterno, y esa nostalgia que se adhiere al ser humano. Musicalmente hablando no hay nada destacable en este tema; socialmente podemos destacar el detallazo de Katatonia por liberarlo en una situación de confinamiento por el covid19. Este disco se tendría que haber acabado con «Fighters», un tema mucho más original para rematar una obra lúgubre y tenue.

No romper el círculo

Podemos decir de Katatonia después de doce álbumes de estudios y veintisiete años de trabajo, que los líderes indiscutibles Anders Nyström y Roger Öjersson se adaptan a cada una de las etapas componiendo y evolucionando, y no todo el mundo tiene las habilidades o competencias necesarias para evolucionar. No se trata de decir o pensar que lo vas a hacer diferente, si no que te tiene que salir a cierto nivel para mantenerte profesionalmente en una posición de visibilidad musical mundial. Otra cosa es aburrir con un mismo tema y con emociones desoladoras que te desgarran bajo un contexto social frío, distante, solitario y en el cual hay que luchar día a día para mantenerse en pie. Por cierto que este tipo de letras y sentimientos ya han sido transmitidos por muchos grupos de doom metal, metal progresivo, post metal y post rock. No es nada nuevo. Tampoco es nuevo el concepto de expresar musicalmente la muerte y la  despedida de un ser querido.

Julián Guisado

Grupo:Katatonia

Discográfica:Peaceville Records

Puntuación:7

Canciones:

  1. Heart Set To Divide
  2. Behind The Blood
  3. Lacquer
  4. Rein
  5. The Winter Of Our Passing
  6. Vanishers
  7. City Glaciers
  8. Flicker
  9. Lachesis
  10. Neon Epitaph
  11. Untrodden
  12. Fighters

Año:2020-04-24