Nanowar Of Steel: Italian Folk Metal

Con el rock italiano nuevamente de moda gracias a su reciente victoria en Eurovisión de Måneskin, no está de más reivindicar una de sus manifestaciones más genuinas, el llamado rock demenziale. Mezcla irreverente de rock paródico y sátira punk, tuvo su mayor apogeo entre los años ‘70 y ‘80 y cuenta actualmente con dignos sucesores, entre los que Nanowar Of Steel destacan por méritos propios.

Lejos de quedarse en la mera parodia o el chiste fácil, los reyes del freak metal europeo (con permiso de nuestros Gigatrón) y creadores del reggaetón noruego suben la apuesta con una suerte de álbum conceptual, cuyo hilo conductor son las distintas formas del folklore musical italiano, rico en todas sus dimensiones, desde las más primitivas y populares a las más sofisticadas, todas ellas convenientemente metalizadas para la ocasión y siempre acompañadas de unas letras dignas de atención, plagadas de referencias y dobles sentidos.

La Gran Comedia metálica

Nos adentramos en el loco universo de Nanowar Of Steel de la mano de una colorida portada emulando un fresco pompeyano, con todo un Giuseppe Garibaldi (líder de la unificación italiana) rodeado de una simbología nada inocente, con guiños freak al Señor de los Anillos y a otros temas mucho más mundanos, como la conocida pasión de los italianos por el fútbol o el despilfarro y la especulación urbanística, males que tanto daño hicieron también a este lado de los Pirineos.

Musicalmente hablando se nota en todo momento una evolución y mejoría técnica, una cierta intención de plasmar en este álbum todo aquello de lo que son capaces. En este sentido, las colaboraciones de artistas invitados de primer nivel suman enteros y acaban de redondear el trabajo.

‘Italian Folk Metal’ arranca de forma casi solemne con una pieza instrumental en tonalidad menor a modo de réquiem en honor de Gigi Sabani, desaparecido presentador y músico italiano poco conocido por nuestros lares pero que fácilmente puede considerarse uno de los precursores del género de parodia rock que Nanowar of Steel defienden a capa y espada. Mucha fanfarria de cuerdas, vientos y coros aportando ese carácter casi cinematográfico con el que suelen introducir sus discos ciertos paisanos suyos.

Y es que, si precisamente el power metal sinfónico puede considerarse ya casi como una exportación cultural italiana más, tiene todo el sentido que en este viaje por el folklore transalpino la primera referencia que nos asalte en “L’Assedio di Porto Cervo” sea Rhapsody Of Fire, no en vano una de las mayores fuentes de inspiración para Nanowar Of Steel.

Y allí donde los bardos de Trieste loaban las luchas en pos de la espada esmeralda, he aquí a estos romanos narrando las miserias de la más terrenal Porto Cervo, capital de la bucólica Costa Esmeralda. Un tema marca de la casa con mucho doble bombo y violines en el que la participación de Francesco Paoli de Fleshgod Apocalypse aporta un toque de death metal melódico bastante original.

El metal corsario de Running Wild o Alestorm también es revisado en uno de los cortes más logrados del álbum, la muy festivalera “La Maledizione di Capitan Findus” (o “Der Fluch der Kapt’n Iglo” en su versión en alemán, igual de disfrutable), una bella oda a las propiedades nutritivas de las varitas de merluza que cuenta con uno de esos estribillos que te sorprendes tarareando días después de haberlo escuchado. Y puede que Mohammed Abdul no vaya a ser el nuevo Ferdinando Caurilli, pero se saca de la manga un solo de guitarra de quitar el sombrero.

“La Marcia su Piazza Grande” metaliza los aires bélicos de una marcha militar decimonónica en honor de Giancarlo Magalli, estrella mediática allende los Alpes. Y es que es cierto que si no estás al tanto de la actualidad política y televisiva italiana puedes perderte entre tantas referencias y no sacarle todo el partido a las letras, aunque nada impide que disfrutes de la música.

La Mazurka, popular baile originario de Polonia de gran popularidad también en el norte de Italia, sirve aquí para dejar patente que la afición de los ancianos por supervisar las obras no es exclusivamente un fenómeno hispano.

Parece gozar de aceptación también en el país de nuestros protagonistas, o al menos eso se desprende de “La Mazurka del Vecchio che Guarda i Cantieri”, si bien algo tuvimos que inspirar ya que es precisamente ésta la elegida por el bajista y vocalista Gatto Panceri 666 para hacer sus pinitos en nuestro idioma en su versión en español, “El Baile De Los Viejos Que Miran Las Obras”.

Divertida canción en la que colabora el mismísimo Alessandro Conti de Luca Turilli’s Rhapsody y que sirve asimismo para constatar que la unión de acordeón y guitarras resulta extrañamente estimulante, como también quedará patente en “Sulle Aliquote Della Libertá”,otra composición remarcable.

Aires paganos de metal vikingo en “La Polenta Taragnarock” y fusión de música neomelódica napolitana y metal neoclásico (¿está ese solo de guitarra sacado de “You Don’t remember I’ll Never Forget” de Yngwie Malmsteen?) en “Scugnizzi Of The Land Of Fires” que, con un ritmo entrecortado y un generoso colchón de sintetizadores, recuerda a unos Dragonforce en extremo melosos.

“Rosario” es la balada de rigor en la que, siguiendo con este quién es quién del metal italiano, encontramos la voz de Giada “Jade” Etro, de Frozen Crown al servicio de una power ballad en la mejor tradición hard rock, que da paso a otra clara manifestación de folklore popular al servicio de los más bajos instintos como es “Il Signore degli Anelli dello Stadio”, una sucesión de los canticos que se pueden oír en cualquier estadio de fútbol, en esta ocasión imitando el muy apropiado estilo celtic punk de Dropkick Murphys

Si lo que quieres es pasar un buen rato

Un álbum sin trampa ni cartón, no apto para puristas, para escuchar sin prejuicios sin más afán que el de pasar un buen rato y que constata que la calidad musical no está en absoluto reñida con su puesta al servicio de la parodia y la diversión. Y es que es un trabajo muy bien defendido técnicamente y que asegura unas risas y eso, en los tiempos que corren, nunca está de más.