Inglorious: Ride To Nowhere

Con dos discos tremendos en su haber, los británicos Inglorious no han pasado en absoluto desapercibidos en la escena desde que en 2015 editaron su primer disco homónimo.

Con el gran Nathan James como vocalista, quien destaca por su pasado en la Trans-Siberian Orchestra, la banda emula los mejores momentos del hard rock británico y americano de los 70. Apoyados y aupados por los medios de rock británicos como ‘the next big thing’, lo cierto es que Inglorious no terminan de cuajar más allá de los fans del estilo y eso es una pena teniendo en cuenta el potencial compositivo del combo inglés. Un potencial que, por tercera vez, queda evidenciado en un disco que no tiene desperdicio. “Ride to Nowhere” es un compendio de once canciones que evocan tiempos pretéritos con la frescura de una banda cargada de ideas y testosterona.

Familiares pero sin abusar de algoritmos

Si bien es difícil hablar de James sin hacer mención a sus principales influencias como vocalistas, lo cierto es que esa familiaridad implícita en su tesitura vocal es uno de los principales activos de la banda. Del mismo modo que un grupo revival como Greta Van Fleet son demasiado evidentes en su calco de Led Zeppelin, Inglorious suenan a tantas bandas a la vez que no puedes sino maravillarte ante su capacidad de reunir influencias sin ser demasiado evidentes o directos.

Mezclado por un Kevin Shirley que le ha sacado a Inglorious todo el brillo que no debe saber sacarle a Iron Maiden, “Ride to Nowhere” es un trabajo potente, lleno de grandes estribillos y melodías memorables. Ya sean los acentos de piano en “Where Are You Now?” o la explosiva melodía de “Tomorrow”, el disco está plagado de grandes momentos y detalles que dan brillo a un tercer disco que, se supone, debería ser el de su consolidación.

Estrenando guitarrista

La entrada del nuevo guitarrista, Drew Lowe, ha supuesto un pequeño revulsivo para la banda. Los riffs son más creativos (“Queen” es un ejemplo) y la pareja que forman Lowe y el ya residente Andreas Eriksson es tremenda. Si bien Inglorious rinden homenaje a una época concreta del hard rock, consiguen hacerlo sin parecer una caricatura, algo que muchas bandas suecas y europeas del género parecen empeñadas en conseguir. Elegantes y comedidos, Inglorious sueltan un disco lleno de grandes melodías como este sin pompa pero con firmeza.

Todo un valor a seguir en el futuro y, a poder ser, que algún festival de este país además del Azkena les diese un espacio no les iría nada mal. Eh Rock Fest? Eh Rock the Coast?