Tobias Forge ha vuelto a hacer de las suyas. El nuevo disco de Ghost puede que esté entre los mejores o no de 2022, pero desde luego es un golpe de efecto a los lanzamientos de este año con canciones que perdurarán y que crearán controversia.

Después de la edición de “Prequelle”, Ghost se encontraban ante un todo o nada. O perdían a todo su público cuidadosamente cultivado desde los inicios casi furtivos de la banda o lo engrandecían sin mesura. Un tema comercial encaramado a todas las principales playlists de peso en Spotify (“Dance Macabre”), una gira por estadios con Metallica (para predicar ante los conversos y recoger a los que aún dudaban) y un tour propio repleto de brillantina y colorines por recintos grandes y medianos en USA y Europa les podían llevar a una peligrosa sobreexposición o bien consolidar el creciente éxito que la banda venía conquistando desde la edición de “Meliora” en 2015. 

A la vista está que lo que sucedió fue exactamente lo segundo y que Tobias Forge no se equivocó en su órdago cuando cambió a todos los miembros de la banda, abriendo un farragoso conflicto judicial que le costó su bien más preciado (el anonimato) y llevó a Ghost de banda de metal de culto de segunda linea que no terminaba de dar el salto a potencia capaz de encabezas festivales en cuestión de cinco años. 

Tampoco se equivocó, aparentemente, a la hora de planificar todo el proceso de gira y composición de su siguiente disco. A principios de marzo de 2020, Ghost hacían su último concierto en México, recogían sus cosas y volvían a casa. Unos días después, estallaba la pandemia y todo se apagaba repentinamente. Tras editar un trabajo basado, a grosso modo, en las plagas del siglo XIV en Europa, a Forge le debía estar dando la risa al ver cómo se desarrollaban los acontecimientos en todo el mundo. 

Más melodía y más distorsión

Tras casi dos años en barbecho, sin conciertos, sin entrevistas y sin nada más que la colaboración en el disco de celebración del trigésimo aniversario del “Black Album” de Metallica, Ghost emergen ahora con un disco arrollador. El tipo de disco que sirve para seguir cabalgando la ola pero que, a su vez, refuerza la idea de que Ghost siguen teniendo un pie en el metal más clásico y otro en el pop-rock más comercial de los 70 y 80. Esa mezcla, ya evidenciada con más prominencia en el Ep “Popestar” y en “Prequelle”, se mantiene y suma nuevos elementos en “Impera”.

Un disco basado, como siempre, con brocha gorda en un concepto. En éste caso los imperios, sus debilidades y sus temporalidades. No hace falta irse muy lejos en el eje cronológico para ver ejemplos muy cercanos de cómo los equilibrios de fuerzas cambian a lo largo del tiempo y Forge, nuevamente, deja suficiente espacio para que el oyente pueda asociar cada canción a diversas situaciones. Tan solo basta ver el cambio de agujas que estamos viendo entre el eje de USA y Europa contra China y Rusia en tiempo real, en 4K y tiempo real, para entender de dónde viene la conceptualización de Forge. 

Una de las principales novedades de “Impera” es la incorporación del dúo de compositores formado por Salem Al Fakir y Vincent Pontare. Ellos dan forma a los temas más oscuramente comerciales del disco (“Watcher in the Sky”, “Twenties” y “Darkness at the Heart of My Love”) con un exquisito gusto por la melodía que supera a cualquier cosa que hayamos escuchado en un disco de Ghost hasta la fecha, aunque todo enmarcado dentro del halo de malevolencia que siempre caracteriza a la obra de Forge. 

Max Grahn, habitual colaborador de gente como Rita Ora, Ariana Grande o The Weeknd, entre otros nombres proscritos dentro de la comunidad metalera, aporta su conocimiento  las piezas más comerciales y escogidas como primeros singles, “Hunter’s Moon” y “Call me Little Sunshine”. 

Por último, el sueco Joakim Berg, quien ha colaborado en hits globales como “I’ll be Gone” de Avicii, aporta su granito de arena en la rápida y brillante “Kaiserion” y en la espectacular clausura que supone “Respite on the Spitalfields”. Un equipo de lujo para arropar a un Tobias Forge que sigue caminando en ese delicado terreno que va de lo comercial a lo auténtico sin tropiezo. 

En este triángulo de compositores de habilidades más que demostradas reside mucha de la belleza de “Impera”, pero también en la producción y sonido de Klas Åhlund, que se acerca más a la pesadez de “Meliora” sin perder la pulidez de “Prequelle”. Esto es especialmente notable en aspectos como la batería y el crunch de las guitarras que se echaba de menos en algunos de los temas más melódicos de “Prequelle”. Aquí los riffs suenan con la violencia necesaria. Un ejemplo es la espectacular “Watcher in the Sky”, seguramente el tesoro del disco. El riff es devastador y recuerda a piezas como “Cirice” o “Majesty”, de “Meliora”, aunque con mucha más atención a la melodía y con un ritmo decidido y contundente que no te permite escapatoria. El estribillo, otra obra de arte, se repite hasta la extenuación pero -cuando quieres darte cuenta- ya lo estás repitiendo tú solo. La psicología aplicada a la construcción de canciones es uno de los fuertes de Forge y su equipo. 

En lo que a ritmo se refiere, es sorpresiva “Twenties”, una pieza con muy mala baba pero también espectacularmente atractiva. La mezcla entre un riff de lo más violento, acentos orquestales cinemáticos y un ritmo latino de reggaeton junto a una letra especialmente agresiva de Forge sobre la década que se nos está viniendo encima (y sus teóricas bondades a modo de rebote post-pandémcio) es, sencillamente, magistral. El solo es otra pequeña obra de arte en cuanto a brevedad y musicalidad. 

Un paso en la dirección correcta

Canciones como “Darkness at the Heart of My Love” son piezas que empujan a Ghost al mainstream – una especie de hijo bastardo de “He Is” con retazos de Chris Isaak y los fineses HIM. Ahí es nada. Otras como “Griftwood” (dedicada, como ya dijo Forge en alguna entrevista, al político estadounidense Mike Pence) van en la misma línea, pero con un equilibrio entre la melodía y las guitarras más definido que en “Prequelle”. Sorprende en ese sentido “Spillways”, un tema que podrían haber firmado Toto después de una misa satánica en 1978. Como siempre suele suceder, parece que los singles (por ejemplo, la calculada “Hunter’s Moon”, con sus tres minutos quince de gloria radiofónica para la generación-sin-capacidad-de-retentiva) son los que menos muestran sobre la profundidad musical del disco. 

“Impera” es el siguiente paso en la dirección correcta para Ghost. De eso no cabe duda. La distorsión que faltaba en su anterior trabajo está presente en éste trabajo. Pero sin dejar de lado la creatividad, las melodías efervescentes, los coros bien trabajados y los detalles instrumentales que siguen apareciendo tras múltiples escuchas. Ghost, como se suele decir en inglés, son “the gift that keeps on giving”. Para los más auténticos deben haberse convertido en el herpes del rock duro actual pero, que nadie se equivoque, vivir el ascenso de Ghost en tiempo real será algo que recordaremos en veinte años como quienes vivieron el de los otros grandes grupos de rock de su generación. Disfrutémoslo como merece. 

Sergi Ramos

Grupo:Ghost

Discográfica:Loma Vista

Puntuación:10

Canciones:

  1. Imperium 
  2. Kaisarion 
  3. Spillways 
  4. Call Me Little Sunshine 
  5. Hunter’s Moon 
  6. Watcher In The Sky 
  7. Dominion 
  8. Twenties 
  9. Darkness At The Heart Of My Love 
  10. Grift Wood 
  11. Bite Of Passage 
  12. Respite On The Spital Fields 

Año:2022-03-11