Helloween: Helloween
La consolidación de la reunión de Helloween es toda una realidad, y lo que en su día fuera un delirio, hoy por hoy es un hecho que se manifiesta en un ‘Helloween’ que por el mero hecho de ser un homónimo es toda una declaración de intenciones: todo lo que hizo grande al grupo está aquí. Tiene sus momentos reminiscentes, sus guiños a eras más recientes y sus gotas de experimentación, pero a grandes rasgos, es un trabajo que devuelve a Helloween a su trono de reyes del power metal.
La tragedia de Helloween
Explicar las implicaciones de un disco como ‘Helloween’ a alguien que no haya vivido el drama de la banda es complicado, pero no imposible. Trataré de hacerlo lo mejor que pueda.
Una vez entras en el mundo del metal y deja de ser algo que por sí mismo te da cierta personalidad, el metalerus vulgaris recurre a una táctica conocida como el hacer género del subgénero. Al que escucha Thrash, el Glam le parecerá reggeaton con distorsión, al que le gusta el Death, le parecerá que toda voz clara es una rumba, al que le gusta el Prog que tocar en 4/4 es una ordinariez, y así ad infinutum, ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Tu amigo thrasher que huele a cerveza y tiene moratones de hacer pogos, te dirá que Metallica son unos vendidos, que Lars no sabe tocar y que llevan desde el ’88 sin hacer nada decente, pero “Master of Puppets” fue de las primeras canciones que se quiso aprender, y si van a su ciudad, probablemente acampe para estar entre las primeras filas. Eso es porqué Metallica es LA banda de Thrash, guste o no a los puristas.
Si pasaste tu adolescencia en los 2000, es muy posible que en algún autobús del cole te pasaran “Fiesta Pagana” por bluetooth, y si esa música te suscitó algo, es muy posible que terminaras topándote primero con Warcry y Tierra Santa por el idioma, solo para acabar escuchando a Blind Guardian y a Hammerfall con el tiempo.
Llegados a este punto tienes claro que te gusta el power metal. Dentro de la marginalidad inherente al metal, has encontrado un nuevo rinconcito. ¿Pero quién empezó todo? La respuesta es fácil, aunque hasta hace unos años venía acompañada de un mohín o un arqueamiento de cejas decepcionado: Helloween.
Si, los ‘Keepers’ son clásicos intocables, y el ‘Walls of Jericho’ es el disco favorito de tu amigo que tiene poco éxito entre las chavalitas, pero la desbandada que hubo después fue dramática. Los fans de Helloween juegan a un juego llamado: pretendamos que el ‘Chameleon’ y el ‘Pink Bubbles Go Ape’ no existen, y la partida de Kiske y Hansen para muchos capó la trayectoria de una banda que podría haber llegado a eclipsar a Iron Maiden de haber tenido la solidez de los británicos a la hora de lanzar álbumes.
Siguiendo con la analogía, todo el mundo considera que el ‘Master of Puppets’ es un clásico, pero si uno observa los conciertos que daba la banda en el ’86 y los que dio pocos años después, es fácil ver que no se le reconoció como lo que era hasta que maduró y se ganó la confianza de la escena. ¿Qué hubiera pasado si a la muerte de Cliff Burton se le hubiera sumado la partida de James Hetfield para constituir otra banda?
Esa es la tragedia de Helloween; el no haber recibido nunca una compensación a la altura de su influencia. Las giras de los “Keepers” fueron modestas, y aunque amados por muchos, hasta hace poco daban la sensación de ser la banda que pudo ser y nunca fue. Aun así, todo cambió con el célebre Pumpkis United, y 4 años más tarde tenemos un trabajo como ‘Helloween’ bajo el brazo y expectativas como para hundir un transatlántico.
Grandes expectativas
La canción responsable de inaugurar un trabajo tan importante es “Out for the Glory”, que salvo por una ominosa intro pensada para los directos, presenta a los Helloween más Helloween de los últimos años. Las melodías de la voz y las guitarras la situarían en el árbol genealógico de temas como “I’m Alive” o “Eagle Fly Free”, pese a que su estructura recuerda más a “March Of Time”. Un Kiske pletórico lidera a una banda en unos niveles inéditos de inspiración, y las segundas voces de Hansen nos recuerdan por qué esta reunión es una maravilla.
Este “calco” a los Keepers es una constante a lo largo de ‘Helloween’, pero como dijo Sun Tzu: copiarte a ti mismo no es plagio. Pondría la mano en el fuego que durante la preproducción de este trabajo, Weikath, Hansen, Deris y Kiske se pusieron en bucle estos dos trabajos hasta que cubrieron sus composiciones con ese algo que los hiciera especiales.
Y ojo, que no son todo conspiraciones mías. La batería usada por Daniel Löble es la misma que usó el tristemente fallecido Ingo Schwichtenberg. Una reunión así suscita nostalgias, y si tras más de 30 años experimentando con distintas aproximaciones a su sonido la banda desea regresar a las raíces que los pusieran en el mapa, ¿quiénes somos nosotros para decirles nada?
“Fear of the Fallen” baja las revoluciones con una intro acústica solo para volverse cañera con una aproximación que recuerda a cortes más recientes de la banda como ‘My God Given Right’, solo que sumándole unas aceleradas melodías de guitarra que hacía tiempo que no se escuchaban en un trabajo de Helloween. En una onda muy similar, “Best Time” supone un regreso a los días en los que en el grupo seguían siendo solo cinco integrantes, con la diferencia de que se prioriza la ejecución musical a la presencia de estribillos que pudieran convertirse en himnos o en coros que, viva la redundancia, puedan ser coreados por miles de personas.
El groove del bajo de Markus Grosskopf nos introduce de lleno a “Mass Polution”, un tema con un sentimiento muy hardrockero y un estribillo pegadizo y resultón que se toma con más calma que el resto de los temas del trabajo. “Angels” combina alguno de esos riffs algo más pesados marca Weikath y que tan bien sirven para ejercer de contrapeso respecto a las melosas melodías de guitarra que pusieran a los germanos en el mapa, solo para incorporar una sección con piano en su ecuador que permite elevar el dúo Kiske/Deris que tan bien les ha funcionado en vivo.
“Rise Without Chains” recupera la energía cañera de la intocable tríada inicial de Helloween, solo que con el plus dramático que supone tener a dos cantantes principales en la formación, llegando a sonar hasta como Avantasia cuando Sammet dialoga con uno de sus múltiples cantantes invitados, pese a que los chicos de Weikath poseen un plus de agresividad.
La salvaje intro de “Indestructible” bien podría haber formado parte del ‘Walls of Jericho’, y durante el mismo Deris tiene la oportunidad de probar la versatilidad de una voz que está tan cómoda en los tonos más altos como en los más graves, sirviendo de contrapunto con un Kiske que jamás fue amigo de los rasgados y de un Hansen en los coros al que se le nota más cómodo en las fronteras de su característico registro. Me atrevería a decir que “Indestructible” vivirá para convertirse en un favorito de los fans y en toda una experiencia en directo.
La imparable batería de Daniel Löble es la responsable de que la energía no baje ni un ápice en “Robot King”, tema en el que la banda pone toda la carne en el asador en un estribillo grandilocuente y sin complejos que se alza sobre una poderosa base instrumental. “Cyanide” recupera una vez más el flujo heredado del ‘Walls of Jericho’, solo que sostenido con maestría por el bajo de un Grosskopf pletórico a lo largo de las doce canciones. Una vez más, el combo Kiske/Deris sustituye a la necesidad de grabar varias pistas de voz en el estudio, y es que ¿por qué grabarte varias veces si tu compañero puede acompañarte a la perfección?
“Down In The Dumps” presenta la infalible formula Helloween consistente en sostener acordes melódicos sobre una arrolladora base de doble pedal que eleva a la canción casi tan alto como el registro de Deris en el estribillo, demostrando que, pese a que las comparaciones son odiosas, no tiene nada que envidiar a Kiske en cuanto a solvencia musical.
“Orbit” sirve para dar pie a la canción que ejerció a las veces como el primer adelanto del regreso de la formación original de Helloween al estudio, una pletórica “Skyfall” que en su versión completa dura nada más y nada menos que 12 minutos. Si antes mencionábamos las reminiscencias que el trabajo tiene con los ‘Keepers’, parece coherente que una reinvención u homenaje a la altura debería tener su canción épica, una digna compañera de “Halloween” o “Keeper of the Seven Keys”. Y el tema cumple.
Compuesto íntegramente por Kai Hansen con un material que podría haber dado para tres canciones más sencillas, supone un cierre por todo lo alto y digno de las épicas a las que Helloween cada vez nos tenían menos acostumbrados. La excelsa cohesión de las tres voces, los épicos coros, las deliciosas melodías de guitarras y los riffs de una calculada agresión desembocan en un tema que experimenta sin dejar de sonar familiar. Sin duda alguna, el momento álgido de un trabajo con muchos grandes momentos.
El retorno del rey
‘Helloween’ es todo lo que los fans podrían haber soñado y más. Hacía años que no había tantas expectativas sobre un álbum, y sorprendentemente, el grupo ha sido capaz de responder en todos los aspectos, aunando lo antiguo y lo nuevo y dejando margen para experimentar.
Si hubiera de poner una nota ahora mismo, con el álbum horadando constantemente mi subconsciente y tomando además la perspectiva de lo que implica un disco de reunión de Helloween tras años de incógnitas y misteriosas disputas, el 10 sería algo innegociable.
Pero a veces como redactor toca mirar con perspectiva, ponerse la toga del abogado del diablo y ser un aguafiestas. El trabajo es fantástico, probablemente lo mejor que haya salido en lo que llevamos de 2021, pero sigue estando eclipsado por el revuelo inherente a tratarse del álbum que ha hecho trabajar a Kiske, a Hansen y a Deris juntos de nuevo.
Si alguna vez te ha gustado Helloween, perdértelo supondría cerrarte a un retorno pletórico y que solo es equiparable a las reuniones de Judas Priest o Iron Maiden, que por cierto, son las bandas más grandes del género. Solo por eso ya hablaríamos de algo histórico, pero en lo que atañe a excelencia exclusivamente musical, considero que ‘Helloween’ se ha quedado muy muy cerca de volver a ser memorable. Espero que los años prueben que me equivoqué, y si estoy en lo cierto, ojalá esta reunión nos brinde otra hornada de álbumes inolvidables.
Marc Fernández
Grupo:Helloween
Discográfica:Nuclear Blast TT
Puntuación:9
Canciones:
- Out for the Glory
- Fear of the Fallen
- Best Time
- Mass Pollution
- Angels
- Rise Without Chains
- Indestructible
- Robot King
- Cyanide
- Down in the Dumps
- Orbit
- Skyfall
Año:2021-06-18
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