Architects: For Those That Wish To Exist

Después de la publicación de ‘Holy Hell’, ese apabullante lamento que entregaron Architects como despedida a Tom Searle, había gran expectación en conocer hacia dónde se dirigirían los británicos en su nuevo trabajo. Se despojan de todo atisbo de autocomplacencia y atacan de forma directa y sin contemplaciones a las conciencias de quienes quieran escuchar su nueva entrega. "Ha llegado el momento [en palabras de Dan Searle] de que cada uno asumamos nuestra propia responsabilidad".

Fruto de ese posicionamiento vital, ‘For Those That Wish To Exist’ cruza la línea que separa los discos construidos a base de buenas canciones que funcionan bien juntas, de aquellos que se convierten en un todo indisociable, en un único cuerpo formado de múltiples órganos entrelazados que se necesitan entre sí para poder funcionar, sin necesidad de ser un ‘disco conceptual’. Aquí son los grandes conceptos, musicales y líricos, los que conforman la fortaleza de este disco.

El eficaz funcionamiento de los opuestos

“Do You Dream Of Armageddon”, la puerta de entrada, es una breve y acertada introducción que avisa de que hay novedades, sí, pero también se mantienen los pilares que llevan asentando a Architects entre las bandas más sólidas a la hora de componer y ejecutar. Con “Black Lungs”, ya conocida, no cabe duda alguna que estamos ante un gran tema de los británicos, su sello está presente en todo su minutaje, las voces, los cambios… Son ellos, es indiscutible, pero hay que exigirles algo más…

Y por eso crearon “Giving Blood”. Lo nuevo y lo viejo, lo esperado y lo sorprendente, el eficaz funcionamiento de los opuestos. Así es este tema, una apuesta fuerte, muy fuerte, de Architects, sin conformarse con mantener su granítico sonido se abren hacia otros que puede que provoquen sorpresa o rechazo, pero que es innegable que está concebido de forma maravillosa. Es la emoción la que se impone de forma delicada y brutal a la vez.

El discurso de Architects no ha muerto, y el ejemplo es “Discurse Is Dead”, en el que todo lo esperado de ellos se hace canción y a la vez son los detalles los que dan una capa de frescura a este tema, para formar la pareja perfecta con “Dead Butterflies”, otro de los adelantos, que por sí solo ya llamaba la atención, pero ahora como cierre del primer tercio del disco, adquiere toda su grandeza al incidir en este esquema de revertir de forma sutil lo conocido y esperado.

Reforzando el pasado

Cuando parece que todo está controlado y que ya se puede intuir qué derroteros va a seguir el siguiente tema, “An Ordinary Extinction” viene a refrendar que, en 2021, Architects no se van a dejar dirigir por modas y espetan en toda la cara del oyente un tema que, quizás, parezca demasiado mainstream en líneas generales, pero que apabulla cuando dejas que sus olas te sumerjan en su océano, arrastrándote hasta el fondo.

De ese fondo emerge “Impermanence” en la que colabora Winston McCall (Parkway Drive) quien deja más que su impronta, un camino abierto para lo que viene a continuación, “Fight Without Feathers” un tema que no puede ser apreciado en toda su grandeza sin asociarlo al anterior, pensar en escucharlos en directo de otro modo que no sea como en este disco, uno tras otro, quita a ambos, gran parte de su importancia. Pueden parecer muy diferentes entre sí, pero son como los mellizos, solo aprecias su parecido cuando los observa unidos.

“Little Wonder” es mucho más que lo que su título parece anticipar. Es el sonido más estandarizado de Architects aderezado con los toques, mágicos toques, de Mike Kerr, quien casi podría convertirse en otro miembro más del grupo -al igual que hizo McCall- pero con su propio toque, insertando su ADN en el de la banda sin mutar su esencia, sino más bien reforzándola y potenciándola.

A estas alturas encontrarse aquí con “Animals” no debería resultar chocante, pues el oyente ya estará más que acostumbrado a este tema, quizá el que sirva más de nexo de unión con ‘Holy Hell’, si es que en algún momento la banda intentó tener algún nexo con su anterior disco. No estamos hablando ni de apostatar, ni de renegar, ni tampoco de evolucionar, pues nada de esto están haciendo Architects, ellos están construyendo su propio mundo.

Mostrando el futuro

El tercio final del disco arranca de forma arrolladora con “Libertine”, un tema llamado a formar parte del núcleo duro de los futuros conciertos del grupo, lo mismo que “Goliath”, en compañía de Simon Neill (tal vez la colaboración más sutil), y que en directo seguro que no va a necesitar de sampleados para funcionar.

Después llega, “Demi God”, uno de esos temas que quizá no se conviertan en favoritos de la mayoría, pero sí que serán de esos que se echen de menos si no suenan en su setlist, por su cotidiana rareza y por su conocida complejidad, un tema para degustar si se entiende el concepto de ‘For Those That Wish To Exist’.

Llega casi el final y “Meteor” supone ese subidón de adrenalina por volver a los caminos ya conocidos, por sonar a frases manidas pero que reconfortan, puede que no vaya a ser el hitazo de este disco, pero en modo alguno es un relleno innecesario, de sus semillas a buen seguro nacerán en el futuro temas más engranados. La intriga del desenlace vuelve a ser una mirada al futuro, “Dying Is Absolutely Safe” es el colofón perfecto para un disco absoluto. Contiene toda la tensión que un final redondo debe poseer.

Este nuevo disco de Architects debería convertirse en una nueva piedra de toque en su carrera, la tercera parte de la tríada absoluta que desde ya mismo conforma junto a ‘All Our Gods Have Abandoned Us’ y ‘Holy Hell’, tres discos que poseen diferentes virtudes, pero un mismo destino: situar a Architects como una banda que debe estar mucho más allá del mero reconocimiento masivo emergiendo como un grupo con estilo e identidad propios, sin doblegarse a etiquetas o encasillamientos.