Con 'Feral Roots' los californianos Rival Sons nos regalan el que posiblemente será uno de los grandes discos de rock del año 2019. Su sexto trabajo de estudio en sus 10 años de carrera es fresco, directo y efectivo. Una muestra clara de que el rock and roll todavía tiene para largo.

Mucha gente afirma y asimila que el rock tiene los días contados con la incursión de nuevos subgéneros, mezclas y el boom de la llamada música urbana, pero estas conclusiones están muy lejos de la realidad. Las guitarras todavía rugen, quizás más que nunca gracias a las nuevas tecnologías y las facilidades que brinda Internet para la promoción musical. El momento de que demos por muertas a las seis cuerdas todavía no ha llegado, al margen de opiniones, gustos y falsas realidades.

Rival Sons son una de esas formaciones que en la última década están dejando su huella haciendo un revival de la música que se hacía en los años 70’s, igual que otros grupos contemporáneos como podrían ser The Answer, Blues Pills, The Brew, The Vintage Caravan o los más recientes, populares y polémicos Greta Van Fleet.

Todas las bandas comentadas tienen un punto en común en el que se encuentran caminando entre el blues, hard rock, country e incluso coqueteando con el folk y la psicodelia. La influencia de Led Zeppelin, Black Sabbath, Blue Cheer, Cream o Crosby, Stills, Nash & Young son fácilmente percepibles, casi en igual medida que las de The Black Crowes o Gov’t Mule si hablamos de formaciones más actuales.

Más vivos que nunca

A finales de los años 70 Neil Young coreaba ese «rock and roll can never die» en su éxito «Hey Hey, My My», haciendo creer y presuponer a la prensa y malas lenguas que esta música estaba en las últimas. Estas cábalas no son novedad, ya hace 40 años se conspiraba sobre su fin. En pleno 2019, podemos decir con total seguridad que no se prevé una muerte anunciada. Al contrario. ‘Feral Roots’ es un gran ejemplo para respaldar estos argumentos.

Con temas como «Do Your Worst», pistoletazo de salida, nos revolcamos totalmente en los primeros Black Crowes. Tanto vocal como instrumentalmente el parecido con ellos es más que evidente y lo será en todo el LP (sin ser un copia y pega, tranquilos). Los ritmos con pegada y «flow», los coros de Kristen Rogers y Whitney Coleman, y los teclados de Todd Ögren resultan ya familiares. No es suerte ni casualidad que este tema haya copado las listas del Billboard, porque es inmenso.

Así como hay sonidos nostálgicos en todo el álbum, también hay cabida para otros más modernos y frescos. Se aprecia en «Sugar On The Bone» y «Back In The Woods, esta última con una intro de batería bestial que bien podría haber sido compuesta por John Bonham. El trabajo de la percusión es muy atractivo y currado en todas las canciones. «Look Away» baja un poco las marchas en cuanto a intensidad rockera y nos enseña la parte más tranquila del grupo con ese inicio psicodélico y folk para unirse a un riff eléctrico potente que recuerda tanto a las melodías que ejecutaba Jimmy Page a las seis cuerdas como al himno titulado «War Pigs» de Black Sabbath en sus minutos finales.

Buena retrospectiva

Los experimentos que conllevan resucitar con desfibrilador lo que ya otras personas hicieron no siempre salen bien y en muchos casos derivan en una copia barata. Este caso es todo lo contrario. Es verdad que este disco no nos va a volar la cabeza en lo que a innovación se refuere, pero sí que nos va a evocar al pasado de manera muy positiva sin hacer un calco excesivo ni amañado de los grandes grupos de rock.

Como pasó con «Look Away», la autotitulada «Feral Roots» también tiene un corte acústico que quiebra por partes con melodías eléctricas y un pequeño solo. Nos encontramos una vez más con una cercanía a Led Zeppelin, esta vez en su forma más acústica y melódica.

En «Too Bad» no hay ningún giro importante, aunque al llegar a «Stood By Me» sí que se renuevan y combinan sonidos propios tanto del blues como del bluegrass (ya visitado con anterioridad) y la música africana con un ritmo que evoca vagamente al funky con ese groove respaldado por unos coros geniales presentes en todo el álbum y que brillan también en «Imperial Joy» junto a la magnífica voz de Jay Buchanan.

Cierre sin pérdidas

Los pasajes acústicos se reactivan en «All Directions», repleta de coros gospelianos y que ciertamente no sobresale mucho quitando esa calidad vocal ya conocida y los dos primeros minutos. Las dos últimas canciones son la al principio desconcertante «End Of Forever», en la que podemos escuchar como el slide se desliza por el mástil de la guitarra con versatilidad y se une a todos los detalles del disco como son también -por supuesto- las líneas de bajo (se nota especialmente su presencia aquí) y «Shooting Stars», otra semiacústica y cuidada canción con voces adicionales grandiosas ofrecidas por el Nashville Urban Choir.

‘Feral Roots’ desprende personalidad, carácter y lozanía creando una fusión estupenda y rica en matices. No es un álbum de una ni dos escuchas, se deja comer del tirón varias veces y va descubriendo en cada una más elementos que quizás hayas podido pasar por alto con anterioridad. El trabajo vocal de Jay, las coristas, las pequeñas y sutiles tonalidades que llegan a tontear con sonidos electrónicos muy bien camuflados, los teclados, guitarras y la incansable y lúcida percusión llegan a parecer características tan peculiares que hacen de Rival Sons un sello de distintivo identidad. Todos los elementos son diferenciables y ninguno sobra ni es menos que el anterior.

Jaime Tomé

Grupo:Rival Sons

Discográfica:Low Country Sound/Elektra Records

Puntuación:9

Canciones:

  1. Do Your Worst
  2. Sugar On The Bone
  3. Back In The Woods
  4. Look Away
  5. Feral Roots
  6. Too Bad
  7. Stood By Me
  8. Imperial Joy
  9. All Directions
  10. End Of Forever
  11. Shooting Stars

Año:2019-01-25

Votación de los lectores:5