Eluveitie lleva unos años bastante moviditos. Todo se remonta a ese 2016 cuando Anna Murphy, Ivo Henzi y Merlin Sutter cogieron la puerta y sus cuatro trapos (entre los que se incluían su participación como compositores en la banda), y se largaron a formar su propio grupo de rock progresivo esotérico-folk. A Chrigel Glanzmann no le preocupó mucho quedarse huérfano de voz femenina y hurdy-gurdy, guitarra y batería, y en menos que nada anunció la incorporación de 4 miembros nuevos -Jonas Wolf (guitarra), Alain Ackermann (batería), Michalina Malisz (hurdy-gurdy) y, la más anticipada, Fabienne Erni (voz y arpa)- además del retorno de Nicole Ansperger al violín.

Para añadir leña al asunto, Chrigel anunció que su siguiente álbum, y primero con un cambio de line-up de casi media formación, sería el tantísimamente anticipado “Evocation II: Pantheon”: un álbum 100% folk que, aunque completamente Eluveitie, dista mucho de lo que se puede escuchar en el resto de sus trabajos. Presentar a las sinergías del grupo de esta forma era algo arriesgado, pero funcionó – de hecho, demostraron que no había mejor forma de dar a conocer las habilidades de los nuevos miembros que mostrándolas desnudas en acústico.

Death brutal y pop folk

Sin embargo, para apaciguar las desinformadas lenguas que denunciaban que “Eluveitie se ha pasado al folk” (wot m8?), los europeos también lanzaron un avance avanzadísimo del que sería su siguiente álbum – álbum que hoy nos ocupa. Ése adelanto era “Rebirth”, donde sobre una estructura vertiginosa de batería y bajo que ya le gustaría a muchos de la primera fila del death, se intercalan estándares del folk celta y un intermezzo terroríficamente siniestro.

El single tiene una patente marca de la casa: además de la guitarra, las flautas y el hurdy-gurdy reciben solos principales, y la voz dulce de Fabienne se deja devorar por los growls agresivos de Chrigel. Aunque resultó un golpe sobre la mesa por su brutal explosividad (especialmente en contraposición al encanto de “Pantheon”), personalmente, “Rebirth” no se me antojó como algo que augurara un futuro disco especialmente destacable después de un fantástico “Helvetios” (2012) o un clásico como “Slania” (2008)

Más de un año después, acabada toda la promoción de “Pantheon” (al que, como con el antiguo “Evocation”, no hubiera estado mal ver en directo en versión 100% acústica), la banda volvía a poner el foco en sus parte más metal. Había llegado el momento de lanzar “Ategnatos”, single que compartía título con el proyecto, y que, a diferencia de “Rebirth”, me dejó inmediatamente con la piel de gallina con esa voz, reminiscencia de sus antiguos álbumes, narrando la letra del estribillo de Rebirth, que después se materializa en una melodía de flauta sobre unos evocadores tambores y una producción que te deja pegado al asiento.

Pero, ¿qué pasa con las canciones en sí? Algunos se llevaron las manos a la cabeza con el segundo single, “Ambiramus”. Que suena pop, dicen. Carai, pues sí, es bien cuqui poppy. Le metes otros arreglos y te suena en cualquier discoteca de la costa mediterránea. Pero estamos a 2019 y tendríamos que haber aprendido ya que “sonar pop” no es necesariamente algo malo. Gracias a su perfecto equilibrio entre las partes más agresivas y las más melódicas, la fantástica voz de Fabienne, unos build-ups súper bien colocados y una frenética flauta a manos de Matteo Sisti, el tema cumple a la perfección con su misión de ser pegadizo. Es difícil que, aunque de primeras frunzas el ceño con él, después no quieras dejar de escucharlo en repeat.

Fórmula conocida, con nuevos sabores

En un disco que se alarga a 16 temas, es difícil hablar de todos y cada uno de ellos. Especialmente, cuando se trata de más de decena y media de canciones tan diferentes entre sí: vamos desde la dulzura de la balada “Breathe” (¿he dicho ya que Fabienne es lo mejor que le ha pasado a Eluveitie?) a un “Mine is the fury” que hace todo el honor a la última parte de su nombre; de las texturas aquelárricas de “Worship” (mención especial merece ese “shredding” que hace Michalina con el hurdy-gurdy) a los espasmos y la tenebrosidad dignos de una pesadilla del increíble “Threefold Death”.

“Deathwalker” entra precedido por el corto narrativo “Ancus” – a lo largo del álbum, encontramos más intermezzos de corte folk, como “The Silvern Glow”, que da paso a “Ambiramus”, o “Trinoxtion”, que introduce “Threefold Death”. El tercer tema del álbum nos sorprende con unos sonidos más groovish, que ponen de manifiesto la nueva variedad de sonidos que Eluveitie ha encontrado en esta nueva etapa. Lejos de desvirtuar su marca, estas innovaciones permiten que el grupo se sacuda de un plumazo las acusaciones de que “siempre suenan igual”, y les asegura poder ir mucho más allá en futuros lanzamientos.

Sin embargo, para los fans del Eluveitie más clásico también hay tralla: “A Cry in the Wilderness” se desarrolla de una forma muy parecida a lo que nos habían entregado antiguamente, con unos colores death muy estridentes y, aún así, melódicamente atractivos. “The Raven Hill”, por otra parte, saca toda la artillería pesada de las melodías folk y ataca sin piedad con un inicio y cierre en acústico, un adictivo y coreable estribillo, unos solos de hurdy y violín luminosos y brillantes, y unos pre-chorus a ritmo de flauta que no te podrás sacar de la cabeza.

Tal como demuestra que “Black Water Dawn” y “The Slumber” estén en el mismo disco, en “Ategnatos” los ritmos y moods fluyen bien entre sí, de la misma forma que se combinan los riffs brutales y las arpegios de arpa, y los explosivos blast beats y las flautas, y los growls y los agudos líricos. El octavo disco de Eluveitie es un constante de mezclar extremos opuestos con el arte que sólo casi veinte años en el sector te pueden dar.

Una experiencia cíclica

Tal y como Eluveitie ha dicho por activa y por pasiva, “Ategnatos” es un disco sobre el renacimiento. Aunque intentamos pedirle a Chrigel que nos contara mejor de qué iba exactamente el álbum, el líder del grupo no quiso soltar prenda. Sin embargo, no es necesario que te lo cuenten para que tu mismo puedas ver como el trabajo enreda y desenreda temas, abre y cierra motivos, y, especialmente, hace que, con su final, quieras volver a empezarlo a escuchar desde el principio.

Aunque todos los temas sean muy distintos entre sí (aún y compartir un denominador común potente), todas las canciones encajan a la perfección entre ellas. El proyecto se siente entero y disfrutable como tal, y, aunque es posible escuchar muchas de las canciones como singles, lo más fácil es que te sorprendas a ti mismo volviéndole a dar al play cada vez que te des cuenta que has llegado a ese broche de oro que es “Eclipse”.

Laura Cano

Grupo:Eluveitie

Discográfica:Nucler Blast

Puntuación:9

Canciones:

  1. Ategnatos
  2. Ancus
  3. Deathwalker
  4. Black Water Down
  5. A Cry in the Wilderness
  6. The Raven Hill
  7. The Silvern Glow
  8. Ambiramus
  9. Mine Is the Fury
  10. The Slumber
  11. Worship
  12. Trinoxtion
  13. Threefold Death
  14. Breathe
  15. Rebirth
  16. Eclipse

Año:2019-04-05

Votación de los lectores:5