Desakato: La Miel De Las Flores Muertas

Cerrar la gira de 'Antártida' (2018) con dos Sold Out en una de las salas más grandes de conciertos del Estado, aparte de ser un sueño, está al alcance de unos pocos. Los de Llanera lo han conseguido y ahora quieren más.

Durante muchos años, Desakato lleva puliendo una de las armas fundamentales en el punk rock: la inmediatez en la pegada. Disco tras disco esa pegada es más contundente. Esa escalada hizo cumbre en ‘La Teoría del Fuego’ (2016), un trabajo perfecto, sin un segundo de desperdicio. Brillante, inmejorable y, precisamente por eso, terminal. Cuando alguien es capaz de grabar algo así no le queda otra que elegir entre repetir la fórmula, con el riesgo de aburrir, o arriesgarse y tras asomar la cabeza sobre el muro, intentar traspasarlo. Los asturianos se asomaron con ‘Antártida’ (2018), y saltaron con ‘La Miel De Las Flores Muertas’.

Con la cadencia de un metrónomo, cada marzo de año par, Desakato nos regala un nuevo trabajo

Esta miel requiere ser digerida sin prisa y dedicarle un par de escuchas. Contiene el genoma de Desakato: furia, punch, denuncia, rabia y más, mucho más.

Así, tras el arranque de “Apátridas”, que entra con una sublime introducción y se mete de lleno en el universo más esperado de Desakato con Pepo airado y furioso arropado por una música llena de capas, veloz y pegadiza, nos entregan “Hiponotizados”, primera demostración de que este disco no va a ser 100% lo esperado y que ni falta que hace pues no desentona, se les nota cómodos y encajados a la perfección, dejando respirar al tema en los momentos adecuados.

Líricamente más “ellos”, musicalmente más  “ahora”, es la reivindicativa “Nuestro Legado”, tema nacido para el directo, con una voz cruda al más puro estilo de la casa. Le sigue “Elegante Entierro” que vuelve a ahondar en la variedad que demuestran con ‘La Miel De Las Flores Muertas’. Los treinta primeros segundos parecen prestado de otra banda más popera, pero enseguida ruptura, punto y aparte y a subir otro escalón en esta escalera.

Los asturianos nunca se han puesto de perfil al hablar de su idioma natal y raro es el disco en el que no metan un tema en asturiano: “Fueu Y Solombres”, “Trompetes de Xericó” “L’Espantayu”… Pues a falta de uno, en este viaje, dos. “L’Estrueldu”, el primero de ellos, rezuma Desakato por los cuatro costados, equilibrando tramos cañeros con otros más melódicos y con una batería desbocada.

Mirando más allá del horizonte

Pasamos el equinoccio del disco con “La Tierra Prometida”, cristalina y directa, con Pablo cantando tal vez como nunca, con autenticidad, uno de los temas más interesantes y complejos de este gran disco, y que acaba como empieza y empieza como acaba.

Continua con “Nueva Religión”, un claro ejemplo de que estos Desakato de 2020 no son en absoluto ni una fiera enjaulada, ni un ejército vencido, que si cogen caminos menos acelerados es por voluntad propia. Pero claro que hay furia y mucha. “La Colmena” supone una bofetada a mano abierta, con continuos cambios de ritmo que le infiere un interesante vértigo, tanto como para convertirlo en unos de los mejores cortes del álbum.

De las letras sutiles, inspiradoras, llenas de mensaje, pasamos a la cruda realidad, al lenguaje más explícito de ‘Hijo De Puta’. Primer clip del disco, en dos minutos nos devuelve a los viejos principios del punk de los 80s.

De nuevo, giro para meternos en “Sombras”, tema de corte melódico con una inmejorable lírica y que nos arroja al último tema “Nin Dios Nin Rei”. Su objetivo: gritar alto y claro su proclama, a medio camino entre Soziedad Alkoholika y Def Con Dos, en medio de iracundas guitarras.

Su propuesta original y auténtica, que huye de clichés manidos para ofrecer temas contundentes, con buenas letras, llenos de fuerza, energía y credibilidad, les hace merecedores del estatus del que gozan. Puede que este disco no tenga tantas canciones con gancho como anteriores trabajos, pero rezuma libertad creativa que les abre nuevos horizontes que, a buen seguro, sabrán explorar.