Demons & Wizards: III

Quince años ha tardado Demons & Wizards en publicar un nuevo álbum, quince años en los que las bandas de Hansi Kürsch y Jon Schaffer han seguido evolucionando y explorando nuevos sonidos, pero en los que parecían haber dejado su proyecto conjunto en stand by para arrancar donde lo dejaron.

En el año 2000 Demons & Wizards, el proyecto paralelo creado por el cantante de Blind Guardian Hansi Kürsch y el guitarrista y compositor de Iced Earth Jon Schaffer, publicó su primer trabajo, ‘Demons & Wizards’, un discazo de power metal que contó con una gran acogida y en el que había un montón de buenas canciones.

Todo pintaba genial para la banda, dos grandes compositores trabajando juntos y un disco de presentación espectacular, pero entonces ocurrió lo inevitable, quisieron darle una vuelta de tuerca más y crear un disco más oscuro y complejo, un disco conceptual basado en La Torre Oscura de Stephen King. La idea sonaba genial, pero el resultado no terminó de cuajar y dejó a mucha gente insatisfecha. A pesar de eso, la semilla estaba plantada y el sonido característico de la banda había sido creado.

Quince años después, pero con las mismas ganas.

Al escuchar este nuevo álbum el primer pensamiento que viene a la mente es “esto suena a Demons & Wizards”. La banda ha logrado un sonido propio, un equilibrio entre la dureza de Iced Earth y el sonido progresivo y grandilocuente de los últimos trabajos de Blind Guardian.

El disco está lleno de matices que llaman nuestra atención; partes acústicas, coros y voces dobladas, diferentes estilos musicales y cambios de ritmo en cada canción e incluso dentro de una misma canción. Una amalgama musical que hace que el disco se pueda escuchar una y otra vez sin hacerse pesado.

Los temas que componen el disco son bastante largos, siendo la mayoría de unos cuatro o cinco minutos, llegando hasta los diez de “Children Of Cain”. Salvo en un par de excepciones, no se hacen pesados y no sobra ni una sola nota, pero hay algún tema que se ha alargado más de lo necesario.

Por ejemplo el tema que abre el disco, “Diabolic” es un temazo brutal, muy cañero y oscuro, pero que la banda ha alargado innecesariamente. El tema tiene una intro de casi dos minutos, y está bien, no se hace pesada y nos prepara para la canción en sí, que son unos cuatro minutos geniales y llenos de puro metal, pero el problema está que en vez de terminar la canción en ese punto se le ha añadido una outro de otros dos minutos, que aporta poco al tema y hace que se pierda toda la energía de la parte anterior.

Algo parecido ocurre con “Children Of Cain”, que termina con unos dos minutos de una guitarra en acústico interpretando una estrofa en bucle que además ya sonó en mitad de la canción, donde también se hacía un poco larga, por lo que tenemos que de los diez minutos unos tres son de esa melodía repetitiva.

Variedad, caña y sobre todo epicidad

Y pocas pegas más se le pueden poner al disco. A pesar de su hora y cinco minutos de duración y de sus once temas es un disco de los que se escuchan en bucle, al que le das vuelta tras vuelta sin darte cuenta, un disco que por momentos se deja escuchar como música de fondo como en otros te arranca un headbanging involuntario.

Musicalmente es una maravilla, Jon Schaffer está inspiradísimo a la guitarra, siendo un disco en el que no hay muchos solos (no es su fuerte) pero en el que los riffs son geniales. El resto de instrumentos están interpretados por miembros de Iced Earth o amigos de Schaffer, notándose que están acostumbrados a trabajar juntos y encajando todo de maravilla.

Por su parte Hansi mantiene un tono muy agudo en la mayoría de las canciones, deleitándose en coros y florituras para acompañar su voz que, si bien ha perdido profundidad respecto a su juventud, se mantiene a un nivel que muchos ya quisieran.

En cuanto a las canciones que componen el disco, “Diabolic” es un temazo desmejorado por esos minutos finales, “Invincible” es de corte más lento, un tema donde la voz de Hansi destaca por encima frente a la música. “Wolves In Winter” tiene el sonido machacón característico de la banda, sobre todo de su segundo trabajo. Un tema muy metalero.

“Final Warning” es un tema que se va acelerando a medida que avanza la canción, empezando casi como una balada y llegando a un estribillo introducido a golpe de batería muy interesante. “Timeless Spirit” es la primera balada del disco. Un tema flojo en general, en el que a pesar de ganar dureza a mitad de la canción no termina de enganchar. Lo más destacable son las partes vocales de Hansi, muy correcto y con algunos gritos muy agudos.

Muchos temas buenos, pero pocos geniales

“Dark Side Of Majesty” recupera el sonido clásico de la banda, un sonido duro y al galope combinado con líneas vocales agudas. “Midas Disease” es un homenaje por parte de Schaffer a Malcolm Young de AC/DC, lo que se nota en el toque hardrockero de la canción.

“New Dawn” es un tema muy completo, cañero, con unos coros y líneas vocales muy trabajadas y un estribillo genial. “Universal Truth” es una canción que va evolucionando a medida que avanza, añadiendo nuevos sonidos y elementos que hacen que termine siendo un tema muy interesante.

“Split” es el tema más duro del disco, recuperando de nuevo el sonido característico de su segundo álbum ‘Touched By The Crimson King’, con guitarras enrevesadas, estrofas rápidas y agudas y unos coros demenciales. Y para terminar el disco, “Children Of Cain”, una grandísima canción a la que la única pega que se le puede poner es esa guitarra que se hace pesada.

Quince años son muchos años, pero sin duda la espera ha merecido la pena, un gran disco con un montón de buenos temas y que deja a los fans de la banda con ganas de más. Esperemos que no tengan que pasar otros quince años antes de que lancen nuevo material al mercado.