Darkthrone: Eternal Hails​.​.​.​.​.​.

Darkthrone son, todavía hoy en día, una de las bandas más importantes, legendarias y activas del black metal europeo junto a Mayhem, Gorgoroth o Satyricon. Su 19º disco de estudio, 'Eternal Hails......' (lanzado por su casi inseparable sello Peaceville Records), ya está aquí para relevar a 'Old Star', lanzado en 2019. Esta nueva referencia es cruda y densa, disfrutable hasta cierto punto, pero muy olvidable, como gran parte de la discografía de Darkthrone de los últimos años (pese a quien le pese).

Darkthrone comenzaron su carrera en 1986, hace ya 35 años. En aquel entonces todavía eran unos adolescentes de poco más de 14 años. Se hacían llamar Black Death, y su estilo estaba más cerca del death metal que del black metal crudo, sucio y punk que los llevó alcanzar relevancia entre el underground europeo de metal extremo de los 90’s.

Black Death se convirtió en Darkthrone en 1987, ya con Fenriz (batería) y Nocturno Culto (voz, guitarra y bajo) en sus filas. Aunque inicialmente no eran un dúo y contaban con Zephyrous como guitarrista, en 1996 se consolidaron como tal hasta nuestros días. 25 años después -los mismos que llevan sin dar conciertos en directo- siguen al pie del cañón como un referente mundial del metal extremo, subgénero al que fueron quitando y poniendo cosas a su gusto para abarcar un sonido a veces más punk o crust y otras veces más épico y heavy. Todo ello sin dejar de lado la rudeza del black metal.

Baja fidelidad (y alta vagancia)

‘Eternal Hails​.​.​.​.​.​.’ viene para dejar otra huella en el largo camino de Fenriz y Nocturno Culto. Gustará a sus fans más fieles, seguramente más a esos que no hayan abandonado el crujido y la baja fidelidad de soportes como los cassettes, y probablemente también será un buen aperitivo para los amantes tanto del crust punk como del doom.

«His Masters Voice» suena contundente en sus primeras notas, acompañadas de un sintetizador Moog que regala más ambiente y atmósfera a su sonido. Una mezcla de riffs propios del black primitivo se homogenizan con la epicidad del metal de bandas como Hellhammer, Celtic Frost, Bathory o Candlemass, influencias obvias que no pillan a nadie por sorpresa. La sobresaturación orgánica y natural de casi todo ‘Eternal Hails​.​.​.​.​.​.’ tiene su punto, pero se puede llegar a echar de menos un poco más de brillo en algunas tonalidades.

Con unos acordes melódicos y de nuevo el Moog de fondo “His Masters Voice” se disipa para que la ya conocida “Hate Cloak” tome las riendas. Esta última mencionada guarda un “easter egg” con Fenriz entonando con voz épica el título del disco (en el minuto 7:25, aproximadamente).

A medida que transcurren los minutos se sigue manteniendo la calidad y pureza, que aunque se agradezca en un grupo tan fiel a sus principios, acaba produciendo un poco de pesadumbre tras varias escuchas. Un poco más de cafeína y rapidez no estaría de más entre tanta espesura. Aunque se entienda la manera de obrar de Darkthrone tras tantos años y nadie los vaya a hacer salir de esa cueva de la que parece que afloran sus resonancias y ecos, no estaría de más sacar un poco más de jugo. Seguro que el melómano empedernido de Fenriz, fan también de bandas que no tienen nada que ver con el metal (su apariencia de metalero melenudo y rudo es todo fachada, bien es sabido que tiene un gran sentido del humor además de un conocimiento musical superextenso), podría tirar más de la cuerda de la creatividad.

Sin desentonar demasiado con lo anterior, «Wake Of The Awakened» sigue los esquemas citados con algunos elementos atmosféricos interesantes y riffs sustanciosos acompañados de la dura pegada de esa batería con un bombo exagerado que hace retumbar y latir tu cerebro. Sus más de 8 minutos van desvaneciéndose poco a poco, dejando un final abierto que deja claro que podría haber durado tanto 8 como 20 minutos si se pusiesen remolones. Por suerte no es el caso, pero la sensación de estar escuchando una especie de ensayo medio desganado del grupo es inevitable.

Eterno, como su nombre indica

Un disco de cinco canciones de más de 7 minutos y un total de más de 40 no debería ser un problema, pero en este caso particular sí que lo es. La muestra más clara de lo dicho es “Voyage To A Northpole Adrift”, con 10 minutos que se hacen eternos al pasar de los 5 primeros. Se siguen presentando buenos momentos y esas voces frías y desganadas te meten de lleno en la atmósfera gélida deseada, pero sin más.

Lo bueno de ‘Eternal Hails​.​.​.​.​.​.’ se hace esperar. Demasiado. “Lost Arcane City Of Uppakra” es, con diferencia, lo mejor de este álbum. A sabiendas de que reduciendo su minutaje a 4 o 5 minutos tendría más sentido, ya que el corte que pega en el minuto 3:15 es absurdo y rompe la estructura totalmente pareciendo estar escuchando dos temas diferentes, el sintetizador Moog que ya se nos presentó previamente vuelve a hacer aparición para crear una atmósfera sobrecogedora, oscura e increíblemente atrapante que recuerda vagamente al darkwave e incluso a la música gótica de los 80’s dando algo de riqueza a un disco que no despierta muchas emociones.

Decir que ‘Eternal Hails​.​.​.​.​.​.’ es malo no es justo, y más si conoces a Darkthrone un mínimo y sabes que gran parte de su atractivo es hacer lo que les sale de las gónadas. Suenan como quieren, tienen actitud, son constantes y se han labrado un futuro siendo unos músicos apasionados que nunca han pretendido nada más allá de la autocomplacencia creativa y el amor por la música. Lo que sí es cierto y consecuente también es decir que este es su peor trabajo hasta la fecha, difícilmente disfrutable del tirón más de dos o tres veces.

Al fin y al cabo, lo criticable y mejorable de este LP acaba siendo a su vez algo a valorar. El estilo, sonido y ambientación que llevan Darkthrone a sus discos te hacen sentir que estás en un búnker con ellos mientras aporrean sus instrumentos y amplis antiguos y polvorientos. Pura y gélida vieja escuela traída a nuestros días.