Cult Of Luna: A Dawn to Fear

Vuelven los suecos después de unos años de inactividad, ejerciendo en este nuevo disco otra muestra de épica y poderío. Estamos ante, sin duda, ante uno de los mejores álbumes del 2019.

En el 2016 los titanes del avantgarde, sludge, o como se quiera llamar a Cult Of Luna, con la colaboración de la conocida insignia del noise underground, Julie Christmas, regalaron uno de los álbumes más sorprendentes, emotivos y asombrosos de ese año, un viaje musical sin fronteras, que se expandía a toda clase de sensaciones sonoras,  produciendo no solo uno de los mejores discos de ese año, sino de toda la década. Todo esto ha llevado a Cult Of Luna a consolidarse como una de las principales fuerzas creativas en la música, colocándose sin ningún sonrojo al lado de bandas como Neurosis o Tool. Por cierto, con los primeros fueron muy comparados en sus inicios, aunque hoy en día ya la banda de Johannes Persson se ha labrado su propio camino y vuela ya con propias alas.

‘Mariner’ fue construido bajo las sombras de un catálogo de mucha calidad y profundo, que había dejado muestras de la capacidad de esta banda, discos como ‘Somewhere Along The Highway’ y ‘Salvation’ son trabajos colosales, que han dejado una huella imborrable en su momento, y que les hicieron merecedores de tomarse un largo descanso, para volver con más fuerza que nunca este año, intentando con este nuevo trabajo crear algo a la altura de sus anteriores obras.

Podríamos decir con rotunda claridad que ‘A Dawn to Fear’ mantiene el tipo en todos los niveles, y es por méritos propios serio candidato a mejor disco del año. Cult Of Luna ha ido evolucionando discretamente su sonido a una vertiente más postmetalera, un género que este año nos dejó dos abre bocas, con los trabajos de Russian Circles y Pelican, indudablemente el que nos ocupa viene a ser el plato fuerte de la carta.

Regreso por todo lo alto

Este ha sido su primer trabajo para el sello Metal Blade, setenta y nueve minutos es la duración de este épico viaje postapocaliptico, que está dividido en ocho piezas, variadas e intrigantes cada una de ellas, que nos llevaran por distintos paisajes sonoros, emociones, así como ofrecer todo un reto para nuestros oídos, un disco que puede rivalizar perfectamente con cualquier obra anterior en su discografía, la excelencia se mantiene, y no es necesaria una gran revolución en el sonido, que quitando algún detalle no es el caso, este trabajo te va pedir más y más con cada escucha, y es meritorio, ya que teniendo en cuenta su duración, la complejidad, y todo lo que abarca la música aquí presentada, resulta bastante adictivo , y claro, para abarcar y saborear en su totalidad esta bestia musical, hacen falta varias escuchas, para poder descifrar todos los matices que no se captan en los primeros momentos,  y que florecen de repente cuando menos se espera.

El peso y el poder en “The Silent Man” , de diez minutos de duración, con el rugido gutural y áspero de Johannes Persson a su máxima expresión, es ya una declaración de intenciones por parte de la banda, riffs que van conduciendo poco a poco y sentando las bases por las que va ir transcurriendo la canción, que va acompañada de un trabajo de guitarra que roza lo cinemático, llegando a momentos vertiginosos y suaves, que es solo una pausa necesaria para que al final la base rítmica vuelva para aplastarte.

Esta dinámica continua de manera fluida en “Lay Your Head To Rest”, donde golpes de batería en plan marcha militar marcan el terreno, donde las guitarras generan un espacio frío como el hielo, pero a su vez hermosamente etéreo. Cult of luna se han convertido con el paso del tiempo, en unos auténticos maestros en crear atmósferas musicales, llenas de una tensión cautivadora que explotan en arrebatos de euforia catártica.

Epicidad a granel

El tema título es épico a mas no poder, como casi todo este trabajo, un viaje de diez minutos, con algo parecido a música de cámara, con voces que cantan susurrando y te van llevando, hasta que estalla de manera hermosa, con una melodía poderosa que te eleva, te transporta y te da aliento para lo que viene a continuación, que es “Nighstalkers”. En comparación a la anterior es una pieza directa del sludge más tradicional, donde nos llevan de vuelta al lodo, con riffs simples pero muy contundentes, y que es un espacio necesario para respirar , antes que la banda se embarque en la pieza central de este trabajo.

Esta es una maravilla de poco más de quince minutos de duración llamada “Lights On The Hill”, un mastodóntico tema que está entre los mejores que han compuesto jamás, el trabajo vocal crudo le crea un marco de tensión, le da poder y a la vez una belleza que es difícil de explicar con palabras. Mientras eso sucede, la música te va llevando por distintos pasajes, donde todo va conectando al final, donde se consume todo en un derroche del mejor y más épico post-metal, que seguirá resonando en la mente así la pieza haya terminado.

Para digerir todo esto , nos encontramos con otra pausa en “We Feel The End”, más relajada, minimalista, silenciosa, lúgubre y llena de melancolía, donde realmente podemos ir presagiando que se acerca el final del trayecto, no sin antes pasar por el shoegaze de “Inland Rain”, con un sonido que te cubre por completo, donde las voces construyen la tensión necesaria y que sirven de puente para el apoteósico final en “The Fall”.

Este es otro tema largo en plan titánico, una colosal pista de casi 15 minutos que logra destilar todo lo sucedido en un solo pasaje de música, un tema ambicioso en su alcance y visión, lleno de matices y detalles, que son imposibles de captarlos con un par de escuchas, este es un disco para repetir una y otra vez, descubrir sus secretos vale muchísimo la pena, y es todo un reto, pero una satisfacción al mismo tiempo , sin duda uno de los mejores trabajos del año.