Estos japoneses han sabido ganarse el corazón de sus fans a base de esfuerzo sobre las tablas. Y allá donde van: triunfan. Como si de invertir la ecuación se tratase, son sus arrolladores directos los que despiertan pasión por sus discos.

Y desde entonces al revés, pues naturalmente tras haber contemplado el despliegue de energía que ofrecen sus shows, uno no puede mas que esperar nuevo material que esté a la altura a la hora de aporrear al público con la potencia de lo anterior. Fue su antológico concierto en el Ressurrection Fest 2018, el que los puso en el punto de mira en nuestro país. Sin embargo, los hay muchos que ya les tenían fichados, sea ya por sus trabajos propios o por su archiconocida cover de “Rollin’” de Limp Bizkit. Una de las mejores reinterpretaciones que ha dado el metalcore, bastante por encima del nivel de los míticos “punk goes” pop y derivados.

La insignia de Crystal Lake es la energía, la cual es habitual en esta clase de grupos, y más especialmente los nipones. Ahí están por ejemplo “Crossfaith”, que son también un vendaval importante en directo. Sin embargo, el cariño que su público les destila está por encima de la media. De hecho, repiten de nuevo en el Resurrection Fest y a nadie parece importarle que el grupo venga dos años seguidos. Es más, acercaros pronto si queréis verlos, pues tiene pinta de que aquello se va a poner a reventar. Literalmente, además.

Directo y estudio conviven

En cuanto a sus trabajos de estudio, dicha energía se transcribe muy bien a la hora de grabar. Pese a tratarse de discos ultra producidos y con altas dosis de efectismo y electrónica, los temas se sienten orgánicos, lo cual juega un papel importante a la hora de empapar al oyente de ganas incontrolables de moverse.

Sin embargo, para un servidor, su principal lacra siempre ha sido una incapacidad de crear temas memorables. No por que no exista un rabioso intento de hacerlo, pues el grupo se sale constantemente de los cánones favoritos del metalcore de actualidad en búsqueda de nuevas formas de sorprender sin perder su identidad de género. Tal vez debido a una sobresaturación de grupos del estilo, o tal vez simplemente a una falta de capacidad de crear melodías pegadizas para las que no existe una fórmula matemática a usar, nos impide que sus temas se nos queden en la cabeza contra nuestra voluntad. Sin embargo, en el momento de la escucha la funcionalidad si es excelente, lo cual juega a favor del discurso enérgico y de la intensidad.

De lo que con mas seguridad puede hacer gala este “Helix” es de su variedad. Y recordemos que hablamos de metalcore. Uno de los géneros que con más facilidad cae en el tedio por repetición, y más en estos últimos años, en los que los grupos más jóvenes creen más en la búsqueda del breakdown más intenso que en la composición con carácter. Este ímpetu por no sonar repetitivos tema tras tema y conseguir un trabajo ecléctico les honra, y merece que estemos atentos a los matices que han intentado aportar a la hora de componer.

Algo que bajo mi punto de vista les hace especial bien es el esporádico, pero ya característico uso del doble bombo en muchos temas. Es más, se trata del rasgo más característico de “Aeon”. Que mas allá de ser el tema encargado de abrir el disco, es también el single de presentación del disco. Uno de los temas más brutos del álbum es el encargado de venderlo.

Tratándose de un grupo con un estatus de este nivel, es agradable ver como Crystal Lake confían en su buque insignia a la hora de darse a conocer, en vez de tirar por la creación de un single más radiofónico. Mismamente “Lost In Forever”, tema que podría pertenecer tranquilamente al “Returners” de “The Ghost Inside”, podría haber jugado ese papel al ser mas melódica en su conjunto. (no por ello ni mejor ni peor, ojo) Imagino las diferencias con la industria japonesa influyen en este tipo de decisiones.

En la variedad está el gusto

De hecho, es esta búsqueda de nuevos caminos la que nos lleva al que es, por lo menos, el tema mas sorprendente del disco y favorito de un servidor. Tras la puesta a tono con la entradilla Ritual, “Hail To The Fire” desata una tribalidad totalmente ajena al concepto moderno y aséptico del resto del disco. Melodías de guitarra rebotonas y un gutural devastador a base de canticos obvian un gusto por grupos como “KoRn” o Tool por parte del grupo. No es el único momento en el que queda patente la nostalgia compartida con la mayoría de grupos del género por el un metal. Los rapeos están presentes en varios momentos del disco. Sin ir mas lejos, en los versos de las siguientes: “Devilcry” (otro potencial single para los cánones de nuestra industria y otra de las grandes destacadas del álbum) o “Just Confusing”. Tiñendo el tramo final del disco con un halo de nostalgia que gustará a los que lo echen de menos.

El problema viene cuando llegan los temas que, al lado de los que buscan identidad propia, suenan mas a core genérico. Si bien es cierto que en todos ellos hay un intento de sonar bajo una identidad, también lo es que temas como: “+81” o la encargada de cerrar el disco “sanctuary” terminan sonando mas generalistas pese a las salpicaduras de ingenio. Esto se da a partir de una estructura mas que conocida cortada por un patrón casi siempre unitario. Por suerte estos casos suelen ser adornados por melodías que, si bien como he dicho al principio no son memorables, si que funcionan muy bien a la hora de mantener la atención. Esto ayuda a que el disco quede moldeado con una mínima uniformidad y no funcione en base a continuos picos de intensidad e interés, lo cual desmerecería mucho el resultado final.

Desde luego no se trata de un disco perfecto ni mucho menos. Crystal Lake – Helix no llega para ser la renovación de un metalcore en un momento muy disperso. Sin embargo, si que está por encima de la media que comparte con sus compañeros de género, y desde luego cumple su función mucho mejor de lo que la mayoría suelen hacerlo a día de hoy. Pese a tratarse de un grupo bastante continuista con el momento musical que les ha tocado vivir, se agradecen las salpicaduras diferenciales que forman su personalidad como banda.

Esperemos que la experiencia les brinde la capacidad de crear melodías más únicas para formarse una personalidad lo suficientemente fuerte como para sobresalir de verdad por encima del resto. Desde luego ambición no les falta, y si sigue plasmándose de esta forma en sus trabajos pueden terminar dando un golpe sobre la mesa, ya que, apoyados por sus directos, su nombre cada vez se escribe más en mayúsculas. Hasta ese momento: la cosa va bien encaminada y este disco les augura un momento bastante dulce.

Titus Ferrer

Grupo:Crystal Lake

Discográfica:SharpTone Records

Puntuación:7

Canciones:

  1. Helix
  2. Aeon
  3. Agony
  4. +81
  5. Lost In forever
  6. Outgrow
  7. Ritual
  8. Hail To The Fire
  9. Devilcry
  10. Just Confusing
  11. Apollo
  12. Sanctuary

Año:2019-02-15

Votación de los lectores:5