Desde la edición de “Psalms for the Dead” hace ya 7 años, los suecos y padres del Doom Metal de corte más épico Candlemass venían dando tumbos erráticos creando confusión y desinformación a su alrededor.

Robert Lowe, el que había sido vocalista (y salvador) de la banda desde que en el 2006 ocupara el puesto del fugado Messiah Marcolin, mostraba una apatía y desidia vocal considerable que no hicieron sino tumbar un disco ya de por sí cualitativamente discutible. No era de extrañar, pues, que la banda prescindiera de sus servicios pocos meses después de la edición del disco.

Los últimos años de Candlemasss

Desde entonces, Candlemass han vagado sin rumbo, con su capitán Leif Edling desaparecido en combate por motivos de salud (durante un tiempo se rumoreó que podía estar haciéndose cargo del bajo en Ghost) y con una formación que iba cambiando sus piezas sin ton ni son, exceptuando al portentoso vocalista Mats Leven, el único capaz de aportar un poco de sensatez y credibilidad en una banda donde las cosas no parecían ir bien. De hecho se llegó a hablar de poner fin a la carrera de Candlemass, algo que no pareció disparatado visto lo errático e indeciso de sus movimientos.

Durante 7 largos y angustiosos años, Candlemass dieron festivales y conciertos puntuales mientras lanzaban más y más directos, recopilatorios y las enésimas reediciones de sus viejos discos clásicos de los 80. Entre medias aún tuvieron tiempo de grabar un par de EP’s, el pasable e incluso entretenido “Death Thy Lover” y “House of Doom”, probablemente sus horas más bajas como banda desde que se reactivaron hace casi década y media.

Con Leif Edling ya recuperado de sus problemas de salud y de vuelta en el grupo, salta la noticia de que Candlemass reclutan a su primer vocalista, Johan Längquist, de cara a grabar un nuevo disco con miras de editarse en febrero del 2018. Y no solo eso sino que van a presentarlo por media Europa como teloneros de Ghost, un slot cotizadísimo a día de hoy (Más allá de la admiración de Tobias Forge por Candlemass, ya se vio a sendas partes juntas en los equivalentes suecos a los Grammy interpretando el celebérrimo “Enter Sandman” en presencia de los propios Metallica. Busquen el video, no tiene desperdicio).

“The Door to Doom”, que es como se apoda el duodécimo trabajo de los suecos, deja un sabor agridulce. Es uno de esos discos que quieres que te gusten a la fuerza, pero que no acaba de despegar. Está a punto, pero no lo hace en casi ningún momento. Por supuesto, tratándose de una banda con un legado sobresaliente, es difícil hablar de un disco malo, en absoluto es ese el caso.

Pero creo que es obvio que “The Door to Doom” no está a la altura de sus dos primeros discos de retorno (“Candlemass” y “King of the Grey Islands”) y mucho menos de sus viejos discos de los 80. Suena que atruena -de hecho creo que es la mejor producción que han tenido nunca-, Johan canta exquisitamente y hay ideas muy interesantes en varios puntos, pero en su conjunto, lo nuevo de Candlemass no logra prolongar el éxtasis más allá de momentos muy puntuales.

Un colaborador muy especial

“Splendor Demon Majesty”, corte que abre el disco, probablemente sea de lo mejor del trabajo, mostrando a unos Candlemass densos, pesados, épicos y cañeros, con cierto guiño a su clásico “Dark are the Veils of Death” en lo que a riff principal se refiere. Poseedora de unos teclados muy pegadizos, el corte pronostica un buen arranque que va diluyéndose poco a poco por desgracia. “Under the Ocean” suena sosa y predecible mientras que “Astorolus – The Great Octopus”, pese a ser el single (y contar con un punteo del mismísimo Tony Iommi), no pasa de un tema entretenido, poco más.

El solo se lo han encargado al jefazo de Black Sabbath, pero el riff y la atmósfera general se la han robado directamente, algo por otro lado muy recurrente en la carrera de los suecos y que no debería sorprender a nadie a estas alturas. “Bridge of the Blind”, la siguiente en discordia, pese a ser una balada, levanta el listón devolviéndonos a los Candlemass más épicos y menos heavies-per-se, que es lo que a veces da la sensación que la banda busca; pesadez a cualquier precio, aún renunciando a esa sutileza y delicadeza melódica y épica de antaño.

Lars Johansson, algo desaparecido a lo largo del disco, se marca un buen punteo, aunque lejos de aquellas obras maestras de “Bewitched” o “Samarithan” que valían ya de por sí medio tema. “Death’s Wheel” y “Black Trinity” pasan con más pena que gloria haciendo que el disco se hunda relativamente hasta la llegada de “House of Doom”, tema repescado de su EP previo (aunque con la voz regrabada por el propio Johan Langqvist) que sin ser nada del otro mundo, posee algunos momentos relevantes, solo de teclado incluido, como el estribillo, melódico y pegadizo a partes iguales. “The Door to Doom” se cierra con el segundo single “The Omega Circle”, uno de los mejores cortes del disco sin duda y que acaba dejando un buen sabor de boca pese a los altibajos ya comentados.

Al fan casual de Candlemass es más que probable que “The Door to Doom” le atraiga, guste y seguramente convenza, pero si eres de los que devora toda su discografía con cierta asiduidad, no creo que sitúes este trabajo en su top 5. Ahora bien, estamos hablando de una banda que ha estado años completamente desengrasada, con su líder Leif Edling prácticamente desaparecido y falta aparente de motivación. Si el retorno de Johan Langqvist y Leif Edling sirve para reflotar la nave y este Candlemass – The Door to Doom no es más que el inicio de una nueva etapa, bienvenido sea.

Javi Félez

Grupo:Candlemass

Discográfica:Napalm Records

Puntuación:7

Canciones:

  1. Splendor Demon Majesty
  2. Under the Ocean
  3. Astorolus – The Great Octopus
  4. Bridge of the Blind
  5. Death's Wheel
  6. Black Trinity
  7. House of Doom
  8. The Omega Circle

Año:2019-02-22

Votación de los lectores:5