Cadaver: Edder & Bile
Nos encontramos con un disco con desequilibrio en su sonido. La frescura de algunos temas se ve enturbiado por un panorama sonoro confuso.
Un trabajo en el que ni las colaboraciones son capaces de hacerlo brillar. Dieciséis años dedicados a otros grupos, formaciones y tareas, hacen que el cadáver tenga los días contados de nuevo.
Revivir el cadáver para morir de nuevo
El sonido de ‘Edder & Bile’ es bueno en los tres primeros temas del disco. Se sabe mezclar la suciedad del sonido de finales de los ’80 con mejoras tecnológicas y técnicas aplicables a día de hoy, que permiten escuchar todos los instrumentos. Y sí, eso es un aliciente para mantener actualizado un estilo sin perder demasiada esencia en su producción. Descartar mejoras aplicables al sonido siempre es fácil.
Lo complejo y sensato es probar todo lo que nos ofrezcan los productores y técnicos de sonido, aunque esto requiera más tiempo y mayor dedicación. En los graves podemos apreciar una actualización de los avances tecnológicos al servicio del músico y productores, sin llegar a dramatismos ni abusos. Pero no lo es todo el sonido, ni la técnica, ni tan siquiera el propio estilo. El público quiere escuchar algo más allá, algo que haga crecer las expectativas, aunque sea para criticar el riesgo asumido.
Muchas veces los cambios más aparentemente bruscos en un principio son los que con los años abren vía para expandir el estilo, crear otro nuevo, o crear escuela entorno a él. Cadaver nos muestra como sonar mejor en unas composiciones más ancladas que en los temas más frescos y novedosos que nos presentan.
Las típicas colaboraciones
El disco abre con «Morgue Ritual», canción basada en «Morgue Rifling», tema de la primera demo de Cadaver ‘Into The Outside’ de 1988. Siempre es bueno encontrar hueco para actualizar y grabar temas antiguos, y darles visualización en una producción actual. El tema, que tiene influencias thrash metal intrínsecas de la banda, empieza con sonidos emitidos por diferentes voces que parecen estar poseídas por el maligno, o eso parece.
Esto muestra un anticipo de lo que le espera al oyente en la canción. Empieza la música con una batería machacando el bombo y la caja. Se oye un riff de lo más demoníaco y perturbador. Entre cortes se une otra melodía de guitarra algo más amplia. El bajo parece literalmente que está tocado a manotazos, y en cada golpe de nota la cuerda parece que vaya a romperse. La voz tiene todas las características de los inicios del estilo: rabia nasal y un tono tenebroso, en los que los agudos y medios golpean en la boca del cantante como si quisieran escapar por cualquier hueco.
El tema administra tempos thrashers con otros más death bien unidos por la composición metálica, y separados por las diferentes partes de la canción. Los graves nos ofrecen un recital de contundencia entre el bajo, el bombo y las frecuencias más altas de las guitarras. El estribillo es denso, ya que las cuerdas así lo tejen, sorprendiendo por sus melodías de otras épocas y otras décadas. El sonido recuerda al de las primeras bandas pioneras del estilo.
El solo de guitarra, de carácter arabesco en su inicio, crece en una espiral que se eleva como un tornado para rematar el tema. La letra de esta canción nos habla de los sacrificios humanos y de su deshumanizada ritualística que se han ejecutado desde tiempos inmemoriales para tener contentos a los dioses y para que sus promesas se cumplan.
¿Con las colaboraciones está todo hecho?
«Circle Of Morbidity» comienza con unos ritmos muy marcados y unos platos acentuados. Las notas parecen burlarse de cualquier posibilidad de fuga de un círculo tractor. Se abre una batería que vuelve a intimidar con su caja y bombo de forma repetida a toda velocidad. Se alternan cortes de guitarra con ritmos trepidantes.
No nos ofrecen nada nuevo en este tema que el estilo no recoja, salvo un momento en el que juegan con el sonido de la guitarra en un solo de lo más hipnótico, recordando su sonido al del famoso theremín; también destacable la primera colaboración de voces en el disco por parte del cantante Jeff Becerra (Possessed), que como veremos también en el siguiente tema esta mezcla de voces endulza la escucha y a la vez le otorga poder al combinar una voz grave y poderosa (cercana a la gutural), con una aguda y nasal.
Sube el power intensivo en «Feed The Pigs». Es destacable la colaboración de Kam Lee, el vocalista estadounidense de Massacre, icono del death metal. Este cameo aporta contundencia a las letras de esta canción y crean una apropiada mezcla con la voz del noruego Anders Odden, quien parece sisear. Canción de carácter más actual y con cambios trepidantes, separados en cortes.
Típico tema para hacer enloquecer a las seguidoras y seguidores en directo. Las voces se van repartiendo la canción hasta que confluyen en un estribillo de lo más marcado por la batería y un sencillo riff de guitarra acolchona la armonía. Sonidos de lo más death metal abrazan las melodías y letras de la voz, efectos que junto al sonido que es capaz de generar una guitarra eléctrica crean momentos de magia. Parte machacona para acabar el tema y resolución en un corto clímax. Apertura muy thrash metal, aunque corta, en «Final Fight».
Canción en la que al parecer el sonido no ha recibido el mismo trato que en los primeros cortes. La voz parece difuminarse más y haber bajado su nivel mostrado. Las guitarras han perdido definición. Y los graves están a un nivel de calidad que conducen a la difuminación de los sonidos de cuerdas. Se aprecia una descompensación entre el bombo, el bajo y los graves de las guitarras: puede ser por un tema de la composición, de ejecución o en último caso de la misma producción.
Estos detalles en las grabaciones producen una pérdida de interés por el contenido y distraen la atención del oyente. Por lo demás no hay nada destacable en esta canción típica del estilo que no recojan los anteriores y primeros tres temas.
El sonido no para de enturbiarse cada vez más, y para los amantes del género de los ’80 y ’90 no está nada mal, pero cuando te abren el disco con tres temas mejor producidos te empiezas a preguntar cosas: ¿Dedicaron más dinero a producir mejor los tres primeros temas? ¿Se les acabó la pasta? ¿Lo hicieron con conocimiento? «Deathmachine» nos ofrece un sonido más retro, por llamarlo de alguna forma, y se convierte en una creación de época, con poco que ofrecer de nuevo.
En «Reborn» parece que se puede atisbar algo de mejoría, pero si escuchamos con atención hay una especie de rebote en los graves que nos hacen degustar el producto con cierta distancia. Los riffs de guitarra son los mejores escuchados hasta ahora en todo el disco. Su velocidad, determinación y composición alegran la escucha. Incluso la estrofa se aprecia más fresca y diferenciada.
Lástima que se escuchen los graves en una densidad poco adecuada en algunas partes del tema. Destacable el papel de la batería. Los platos no se acaban de diferenciar en algunas partes y esto impide saborear su brillantez. Componen el tema algunas partes muy clásicas y thrasheras, pero que en conjunto quedan bien. El nombre del tema hace honor a su composición fresca y actualizada.
«The Pestilence» nos atufa con su mal sonido, y la voz sufre las consecuencias de una producción de sonido nasal en su conjunto. Los graves hacen que las demás frecuencias queden desfiguradas, aunque no se aprecia ningún intento por corregirlas en su producción. Un tema pestilente que no aporta nada, y sí que resta al conjunto.
Es una verdadera lástima el cambio de sonido constante en este disco, si se le puede llamar así, ya que parece que se han grabado los temas por separado, en diferentes bloques y con recursos y materiales muy distintos. No escuchar con gusto las melodías de las guitarras en el estribillo, en las estrofas y otras estructuras del tema es un delito.
Entrada caótica y atropellada en «Edder & Bile» que nos hacen olvidar por momentos el mal sonido de buena parte del disco. Aunque da la impresión que la fluctuación del sonido continua con diferentes niveles en cada canción. Una estrofa más atrevida ayuda a digerir el mal gusto sonoro. Parece imposible atender a tanto despropósito: sube la frescura de la composición y baja el nivel de la sonoridad. Es una lástima con mayúsculas lo que ocurre en esta obra.
Hay partes de la canción que parecen que sufren un palm mute de guitarra aplicado a la totalidad del sonido. Parece taponarse el audio en una compresión de sonido feroz y loca, descuidada. Siguen las sensaciones malas al escuchar «Years Of Nothing» y no tienen nada que ver con la composición, que continúa con su frescura. Destacables algunos ritmos de batería en los que los golpes se atropellan unos a otros, composiciones rítmicas y solistas que incluyen elementos diferenciales.
El tema más largo del disco es el último. En «Let Me Burn» se exige ser incinerado ante la muerte. En este tema encontramos una influencia thrash metal muy pronunciada y reconducida a pinceladas y pasajes más death con suma excelencia. Lástima que los problemas de sonido sigan existiendo, en algunas partes del tema son más pronunciados. Nos encontramos con un disco que será fácilmente olvidado por el público en general.
Cadaver parece ser más un punto de encuentro momentáneo que un proyecto serio y de dedicación plena. Más en un momento en el que el directo está en jaque. Muchas veces componentes consagrados en la música ocupan su tiempo libre en proyectos que les llene la agenda para estar activos, o tener asegurada una programación activa con conciertos en diferentes formaciones.
Cumplir expectativas en proyectos diferenciados no se le puede negar a ningún músico, otra cosa es que parezca que es para pasar el rato. Y hay proyectos con mucho sentimiento, y realizados desde el respeto a las trayectorias musicales, a los estilos y a los gustos personales de sus integrantes. Una producción inadecuada del disco hacen que Cadaver esté sentenciado a morir de nuevo.
Julián Guisado
Grupo:Cadaver
Discográfica:Nuclear Blast Records
Puntuación:6
Canciones:
- Morgue Ritual
- Circle Of Morbidity
- Feed The Pigs
- Final Fight
- Deathmachine
- Reborn
- The Pestilence
- Edder & Bile
- Years Of Nothing
- Let Me Burn
Año:2020-11-27
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