Burning Witches: The Witch Of The North

‘The Witch Of The North’ es el cuarto trabajo de Burning Witches, con el que buscan seguir consolidándose como una de las mejores bandas femeninas del momento. Este trabajo llega tan solo un año después de su último ‘Dance With The Devil’.

Apenas un año después de su último disco de estudio, ‘Dance With The Devil’, las suizas Burning Witches lanzan ‘The Witch Of The North’, su cuarto trabajo con el que buscan afianzar la progresión ascendente que llevan desde que comenzaron su andadura discográfica en 2017. El nuevo álbum nos presenta 13 temas y una versión a modo de bonus track, en el que la banda saca a relucir todo su potencial, sin dejarse nada en el tintero.

Aroma clásico, sonido contemporáneo

El álbum comienza con una introducción acústica que incluye algunas voces operísticas, titulada “Winter’s Wrath”, la cual da paso al tema título, “The Witch Of The North”. Desde el primer momento quedan claro los derroteros por los que va a ir el disco. Riffs potentes acompañados de melodías pegadizas, con un estilo ochentero muy marcado, pero con ese toque moderno de las producciones actuales. La combinación en varias partes del tema de voces limpias con guturales le termina de dar ese toque de potencia que lleva a la banda a otro nivel.

Con un ritmo de doble bombo que recuerda a Judas Priest, “Tainted Ritual” sube las revoluciones en un corte que, de nuevo, hace gala de unas acertadas melodías de guitarra, especialmente en los solos, recordando a las mejores etapas de Iron Maiden. En “We Stand As One”, destaca la labor de la vocalista Laura Guldemond, que recuerda en ocasiones a Marta Gabriel de Crystal Viper, aunque con unos agudos rasgados que bien podría firmar “Ripper” Owens.

“Flight Of The Valkyries” comienza con una guitarra en limpio y unos arreglos de guitarra con mucho gusto, para pasar a dar caña con un riff potente y uno de los ritmos más rápidos del trabajo. Esta canción cuenta con uno de los estribillos más reconocibles. El trabajo a las guitarras solistas por parte de Romana Kalkuhl y la recién incorporada Larissa Ernst, es excelente, aportando al tema justo lo que necesita.

En “The Circle Of Five”, destaca la línea de voces, con un estilo nasal que recuerda rápidamente al teutón Udo Dirkschneider durante las estrofas. La banda vuelve a firmar otro gran estribillo y otro gran pasaje solista, en el que sobresale la parte armónica al final del mismo.

“Lady Of The Woods” pone una necesaria pausa en el trabajo, con un tema construido perfectamente y que derrocha actitud. La exhibición a las voces de Laura Guldemond es impresionante. Con “Thrall” vuelve la caña, las trabajadas armonías de guitarra y el doble bombo. Llama la atención el detalle de las guitarras acompañando con melodías las partes vocales en el estribillo. En esta ocasión, la línea vocal es más agresiva, con tonos más graves, que hacen destacar todavía más los agudos más altos.

“Omen” sirve como breve introducción para “Nine Worlds”. El tema cuenta con un ritmo muy en la onda de “Painkiller”, con voces graves y guturales de fondo, aunque como en anteriores ocasiones, la banda va jugando con voces de este tipo combinadas con agudos, lo cual aporta contrastes y matices a la canción. “For Eternity” comienza con un punteo de guitarra que recuerda al “One Shot At Glory” de Judas Priest, y cuenta con un riff pesado en las estrofas, que desemboca en un pre-estribillo pegadizo con el punteo inicial de fondo. Otro tema que mantiene el listón bien alto.

Con potencia hasta el final

Casi sin darte cuenta, llega la parte final del disco, con “Dragon’s Dream”. Otra exhibición de la banda, especialmente las guitarristas. Un tema cañero que desemboca en “Eternal Frost”, una última pieza instrumental de poco más de un minuto que cierra el disco. Como bonus track, encontramos una versión del “Hall Of The Mountain King” de Savatage, que, como siempre, depende del lector juzgar si hace justicia a la original.

Burning Witches no han perdido el tiempo durante la pandemia y han sacado un disco al que pocas pegas se le pueden poner. Quedan claras las influencias de bandas como Iron Maiden y, sobre todo, de Judas Priest, llevándolas a su terreno y presentando un trabajo sobresaliente.