El amor por los grandes sonidos de rock, inyectados de soul, de blues y de otros aromas, son el motor que rige el nuevo trabajo de Blues Pills, un disco que hará las delicias de sus enamorados de siempre y atraerá a un puñado de nuevos seguidores, aficionados al rock ejecutado desde la potencia y el poderío y amantes de la música hecha desde el corazón y las vísceras.

Blues Pills están a punto de editar el nuevo disco para este 2020, largo tiempo esperado y que llevaba unos meses parado, un trabajo que deberá ser el refrendo absoluto del saber hacer de esta banda que, sin innovar, es capaz de establecer una frontera personal que es preciso cruzar para apreciar por qué son diferentes a otras bandas que nadan en ese mismo océano.

El mimo en los detalles

Dicen que no hay mal que por bien no venga, y en el caso que nos ocupa ahora es una demostración empírica. El parón, el obligado parón que tuvo que sufrir la banda, les sirvió a Elin Larsson, Zack Anderson y André Kvarnström para centrarse en la composición de sus nuevos temas de una forma mucho más decidida, sincera y personal, además aprovecharon para crear su propio estudio de grabación, al que llamaron Lindbacka Sounds, donde grabaron y auto produjeron esta nueva entrega.

Las mezclas  del disco corrieron a cargo de Andrew Scheps, conocido por haber trabajado para Iggy Pop, Black Sabbath o Rival Sons, total garantía de que el sonido va a surgir fuerte, desde el fondo el estómago y enroscándose en el corazón. La calidad de la grabación es una de las improntas más firmes que esta entrega trae bajo el brazo.

Destaca sobre todo la portada, obra de Daria Hlazatova: llena de reminiscencias góticas decimonónicas, con un aroma total a Aubrey Beardsley, y que no hace presagiar la descarga visceral que encierran los surcos de ‘Holy Moly!’, en un bonito juego que obliga a exclamar el título mientras se mira la portada cuando suena el disco.

Todo lo nuestro, os lo entregamos

De nuevo el sonido de Blues Pills descansa sobre la poderosísima voz de Elin, que aporta personalidad y distinción a los temas a la hora de ser ejecutados. “Low Road” y “Song From A Mourning Dove” son claros ejemplos de cómo su voz dirige las canciones, aunque puedan parecer un tanto antagónicas como estas dos.

Se diferencian de muchas otras bandas que siguen la misma línea, en su particular forma de acercarse a las canciones. Son pocos quienes pueden defender con la cabeza alta, la fuerza de “Dreaming My Life Away”, la tensa tranquilidad apestando a tugurio de cruce de caminos de “California” y la casi nana que cierra el disco (tal vez de forma poco acertada, deberían haber terminado con más fuerza) de “Longest Lasting Friend”.

Elin se aleja de una forma lineal de cantar basándose en el mero alarde del poderío vocal, adaptando su imponente chorro a cada tema en función de por dónde circule este. Así hay temas que son puro rocanrol musculado y  poderoso como “Rhythm In The Blood”, otros se acercan al lado más puramente soul, en el que ella demuestra por qué es una vocalista diferente: en la inicial “Proud Woman” casi escuchamos a una reactualizada Aretha Franklin.

 

Así todo, ella es capaz de aportar su propia personalidad a los temas, dejando que esas reminiscencias sean pasajeras, que desaparezcan a los pocos segundos de escuchar cada uno de los temas: “Wish I’d Known” o “Dust”, como temas más tranquilos sirven de vehículo para que la voz arrastre las sensaciones hacia los terrenos de Blues Pills.

Tanto la base rítmica como sobre todo la fuerza de las guitarras, hacen de este nuevo trabajo un digno candidato a reventar escenarios tanto en salas cómo en festivales, en cuanto todo esto sea posible, que esperemos sea muy pronto. Al acecho está “Bye Bye Birdie” un tema realmente excepcional, que tiene que ganarse a cualquier oído avezado por su calidad y falsa sencillez.

Los temas están pensados para ser tocados en directo, no para convertirse en un single de plataforma digital o de emisoras de radio. Intentar quedarse quieto cuando se escuchan estos picotazos es un ejercicio que no podrá ser llevado a cabo cuando la banda esté sobre un escenario y el público esté preparado para recibir su descarga…Y “Kiss My Past Goodbye” es el resumen  perfecto de todo lo que Blues Pills pueden ofrecer a día de hoy, ya que siguen en continua evolución.

Esperando un directo

‘Holy Moly!’ es quizá el trabajo que venga a confirmar a la banda como una de las mejores apuestas en directo. Puede alegarse que la banda no aporta ninguna novedad a los sonidos que homenajea, y que ya están más que establecidos, pero tampoco es necesario que lo haga. Su camino va en otra dirección y es la de establecerse como una banda totémica a la hora de hablar de rocanrol inyectado de soul y blues, rociado de psicodelia, adrenalina y sudor sobre un escenario.

Toni de Lola

Grupo:Blues Pills

Discográfica:Nuclear Blast Records

Puntuación:8

Canciones:

  1. Proud Woman
  2. Low Road
  3. Dreaming My Life Away
  4. California
  5. Rhythm In The Blood
  6. Dust
  7. Kiss My Past Goodbye
  8. Wish I'd Known
  9. Bye Bye Birdie
  10. Song From A Mourning Dove
  11. Longest Lasting Friend

Año:2020-08-21