Bleed From Within: Fracture

Bleed From Whitin regresan por la puerta grande, después del controvertido ‘Era’, con la formación consolidada ya tres años y con un disco macizo, sólido, con total ausencia de fisuras y en el que, cumpliendo la máxima de que no hay quinto malo, sientan una vez más las bases de su propio crecimiento, esta vez se antoja firme e imparable.

Ya a primera vista, con esa portada llena de falsa sencillez, ‘Fracture’ es mucho más que el  impresionante éxito en Spotify del single “The End Of All We Know”, que además es la puerta de entrada, un demoledor puñetazo directo a los oídos con el que la banda perfecciona sus juegos de voces, las roncas cavernosas y rudas, las claras cada vez más exquisitas y mejoran los cambios de ritmo hasta lograr que suenen donde y como deben.

Moderno, actual, contundente.

A partir del arranque del disco aparece una cascada imparable de excepcionales composiciones que ponen de manifiesto que el planteamiento de Bleed From Within – y por ende otras bandas de sonidos similares – sigue siendo interesante y aportando soplos de frescura y calidad, ahí queda “Pathfinder”, que toma el testigo para seguir manteniendo esa actitud de modernidad, pero sin resultar impostada, mientras la rabia y la furia se balancean por todo el tema.

Imprescindibles temas van a ser “Fall Away”, con esa batería que no para de percutir el pecho quien se enfrente a ella con el volumen a tope, porque de otra manera se perderá gran parte de su encanto, “Utopia”, que pese a tener un formato más clásico y estándar, dentro del universo de la banda, aporta unos sutiles cambios de ritmo ideales para conseguir mover al público en directo.

Y por encima de ellas, “Ascend” que puede optar con la cabeza bien alta al título de “temazo del disco”: velocidad, fuerza, furia, rabia, solidez… un ejemplo claro de hasta donde pueden llegar Bleed From Within tanto en la composición como en la ejecución, permanecer quieto o impasible resulta imposible, su vaivén, su sube-y-baja engancha desde la primera nota y debería generar legiones de adictos a este maravilloso ritmo que nos entregan los escoceses.

Sin fisuras, no hay rellenos

‘Fracture’ carece de tiempos muertos y mantiene un nivel muy alto, eso le convierte en un disco de los que se hacen desear, no es necesario saltar ningún tema para poder disfrutar sin torcer el gesto. “Into Nothing” está llamada a destrozar cuellos y a crear moshpits por sí sola, “Fracture”  además de dar título al disco, huele a tema de apertura de setlists con su ascenso sonoro desde el susurro hasta la furia indomable, ideal para un mano a mano con “Ascend” en el que habrá que ver cómo banda y fans reparten sus amores.

Deberían tener, sin duda, su oportunidad de sonar en directo escondidas joyitas como “Night Crossing” (con Matt Heafy), todo un ejemplo de manual de cómo crear un tema que enganche con su velocidad casi sin descanso, sin lugar a coger aire, incansable y rabiosa, hasta ese detalle en el último tercio en el que parecen cambiar hasta de década. También “For All To See”, continuación de la anterior en el orden del disco y que puede, a poco que los fans dirijan su atención hacia ella, en uno de esos himnos, que si bien casi nadie citaría como su canción favorita de la banda, sí que la inmensa mayoría la echaría de menos si faltase en un setlist, ese tipo de canciones que permiten coger aire sin dejar de descansar durante un concierto. Hasta el cierre del disco “A Depth That No One Dares” deja al oyente en un estado de energía total, como todo ‘Fracture’, un acelerado ejercicio de clasicismo estilístico, poblado de frenazos y sacudidas laterales en el que las voces tienen un especial toque mientras que una vez más es la batería quien dirige, con brillantes toques de bajo, el tema por encima de las guitarras y las voces.

‘Fracture’ presenta todas las virtudes para que un disco aparezca a final de año en las listas de los imprescindibles de 2020, tanto para seguidores como para ajenos, no sólo aplicando los parámetros propios de groove, melodic o core, sino yendo más allá y dejando a un lado la añeja costumbre de etiquetarlo todo. Es hora de disfrutar sin complejos…