Biff Byford: School Of Hard Knocks

Biff Byford tardó mucho, muchísimo, en decidirse a lanzar un disco bajo su propio nombre, pero cuando dio el paso al frente creó un puñado de canciones de las que puede sentirse orgulloso y pasear con la cabeza bien alta; todo un ejemplo de absoluto respeto por sus fans y por sí mismo.

Está claro que alguien con la experiencia musical y el conocimiento del negocio que tiene Biff, sabía que lanzar su primer disco en solitario iba a suponerle, por parte de los fans, una acogida cariñosa, cálida y afable, puesto que él es una leyenda viva del heavy metal, peina canas, acaba de superar circunstancias críticas y está ya en esa edad en la que pude hacer lo que le venga en gana sin preocuparse de la opinión de los demás.

Lecciones vitales, memorias sinceras

Gran parte de ‘School Of Hard Knocks’ puede ser apreciado desde una perspectiva vital, entendiendo la vida como esa escuela en la que aprender de los momentos duros, I’ve been waiting for this for ever and now we’re here / It’s gonna be great from the start, I can tell, así arranca “Welcome To The Show” primer trallazo de ‘School Of Hard Knocks’, que musicalmente es un divertido y sólido guiño a toda la Vieja Escuela, que tantas alegrías dio, da y dará al heavy metal.

Si alguien quiere conocer a Biff Byford, ‘School Of Hard Knocks’ puede ser la gran puerta de entrada a su biografía, explícita, clara y sincera en las letras y totalmente poderosa en la música, un come-back a los mejores momentos de Saxon en la segunda mitad de los ochenta con los riffs de Fredrik Akersson encajados como un guante de látex.

Las propias aficiones de Biff quedan reflejadas en “Inquisitor”, a primera vista algo descolocada, pero en la que hay que adentrarse en la letra para comprender cómo sirve de preámbulo a “The Pit And The Pendulum”, donde no sólo el título, sino la letra y hasta la atmósfera musical – nada que ver con la anterior, aquí fuerza y garra mandan – trae a la memoria, ¡ como no ! a Edgar Allan Poe.

Un pequeño salto hasta que aparece el cover “Scarborough Fair”, una balada tradicional de finales de la Edad Media – vía Simon and Garfunkel – con la que Biff pone la mirada hacia su infancia en Yorkshire, un tema tranquilo, sosegado, como todo recuerdo placentero.

Devoción por el pasado, pasión por el futuro

Uno de los pilares indispensables de este disco, es “Worlds Collide”, pesado y metálico, pero con la viveza de otras épocas, mezcla perfecta de lo que es ‘School Of Hard Knocks’ y su ansia por mezclar lo nuevo y el pasado, en la que la banda está pletórica: Fredrik Åkesson, Christian Lundqvist y Gus Macricostas acompañan a Biff en puro estado de gracia.

El segundo indispensable es “Pedal To The Metal”, es el nuevo Biff Byford aposentado sobre toda su tradición e historia en Saxon, ¿hace falta más?, verdaderamente no, sólo disfrutarla saltando sin parar, mientras se enlaza con “Hearts Of Steel”, tema que bien pudo haber dado título al disco de no existir el que de verdad lo hace, ojo aquí a Lundqvist, motor del tema.

Con “Throw Down The Sword”, que Biff coge de Wishbone Ash para darle una pátina actual, manteniendo ese ambiente casi de balada, ampliándola y haciéndola suya, llenándola de actualidad, de nuevo ese ímpetu del disco por aunar lo pasado con el futuro, después de los dos anteriores ramalazos de fuerza, un momento delicado de reposo que se agradece.

Llega el momento de ir hasta la playa, encender una hoguera y recordar batallitas o agradecer el amor imperecedero, “Me And You”,  una baladona con olor a salitre, que deja en bandeja un comienzo similar para “Black And White”, un cierre de disco tal vez demasiado tibio, pero que de nuevo no desentona con el resto de las composiciones propias y ajenas.

Predicar con el ejemplo

Biff Byford acaba de demostrar que no se trata de llegar primero sino llegar con todos y a tiempo, esta cita de León Felipe encaja con la filosofía de ‘School Of Hard Knocks’, un disco que tiene infinidad de tintes personales de su creador, que aúna sin fisuras su pasado, su legado, con todo lo que quiere para el futuro, rodeado de buenos amigos como Phil Campbell, Nick Baker, Alex Holzwart o Dave Kemp.

Él se puede considerar a sí mismo un tipo normal y corriente, pero con este disco demuestra que puede no tener el glamour de otros contemporáneos suyos, pero que sigue teniendo munición creativa para rato. Pueden faltarle un poco las fuerzas o notar el paso de la vida su voz, pero nunca el compromiso, las ganas, el ímpetu y la dedicación. En pie y saluden, llega Biff Byford.