Battle Beast: Circus Of Doom

El sexto disco de los finlandeses Battle Beast es una nueva demostración de cómo mezclar heavy metal sinfónico con melodías pegadizas, pasajes teatrales y un sonido que intenta cada vez más alejarse de la otra banda con la que muchos seguidores todavía les confunden, Beast In Black.

Si tú eres de los que todavía no conoce la relación entre Battle Beast y Beast In Black, comentar que Anton Kabanen, guitarrista de los primeros fue expulsado por diferencias musicales de la que hasta ese momento era su banda, por lo que formó un nuevo grupo, Beast In Black, de sobra conocido y que tanto éxito ha conseguido con sus tres lanzamientos. Musicalmente ambas tienen sus puntos de semejanza, pero el hecho de que en Battle Beast cante una chica y ciertos toques más metálicos y sinfónicos las hacen lo suficientemente distintas para que no haya lugar a confusión. 

Comentaba el teclista Janne Björkroth que decidieron titular al nuevo disco después de terminar la canción de apertura, “Circus of Doom”, buen ejemplo del sonido que se puede encontrar en el disco sin llegar a ser un disco conceptual acerca del mundo circense.  La producción y mezcla ha sido realizada por el propio Janne Björkroth en los JKB Studios de Helsinki. 

Carrusel de emociones

No se puede negar que aunque sigue una línea continuista -los cinco discos anteriores tienen material suficiente para consolidar un estilo- el disco contiene un conjunto de canciones que, por su mezcla de estilos, entran muy bien. El papel de su vocalista Noora es fundamental, ya que además de encargarse de las letras, ejerce un papel muy relevante a la hora de elegir la tesitura vocal en cada momento: voz desgarrada por aquí, melódica por allá, lírica en otro lado… sin ser una cantante que destaque plenamente en uno de los géneros concretos –las hay mejores en cada especialidad- en conjunto su labor es consistente y acorde a lo que requiere la pomposidad de la música de Battle Beast. 

La apertura con “Circus Of Doom” es fantástica, ya que mezcla la épica coral de bandas como Therion con una intro a modo de banda sonora y el estribillo repetitivo y machacón que es algo requerido para que el oyente pueda identificarla de manera rápida. Se trata de un álbum versátil, no excesivamente enrevesado pero que consigue un resultado bastante inmediato, como pasa con la sinfónica “Wings Of Light” que, pese a sonar conocida, tiene un buen enganche entre los teclados del bridge y el primer estribillo que redondean con un amplio solo de guitarra a cargo de Joona Björkroth. 

Uno de los singles escogidos y que recuerda a bandas como Amaranthe por ese inicio tan contundente de teclado y guitarra es “Master Of Illusion”. Una vez escuchada, se puede entender su elección ya que el estribillo es altamente adictivo, con una letra que cuenta la historia de un ser humano codicioso y egocéntrico que siembra la destrucción a su alrededor y eventualmente se dirige a un callejón sin salida. Quién es ese ser humano es algo que el grupo deja a la interpretación de cada seguidor, por cierto.

Montaña rusa de sensaciones

La teatral “Where Angels Fear To Fly” nos trae a la Noora más agresiva (por momentos), con unos pasajes cercanos a sonidos más propios del black metal que contrastan con la dulzura del estribillo, en una de esas canciones de contrastes que tan bien hacen a la escucha global. Hasta el momento no ha salido a la palestra una banda como Nightwish, que también puede servir para situar al grupo en canciones como “Eye Of The Storm”, y si se busca lo más parecido a los Battle Beast de los inicios tenemos “Roussian Roulette”, con un ritmo pop electrónico donde de nuevo las teclas se llevan todo el protagonismo. Sin duda, uno de los mayores aciertos del álbum. 

El heavy clásico más puro viene representado por “Freedom”, una canción que para los fans de Iron Maiden será sin duda de sus favoritas –esa cabalgada de la base rítmica no engaña a nadie- y además es de las que más peso de las guitarras contiene. 

“The Road To Avalon” retoma los toques ochenteros, “Armageddon” destaca por su contundencia y dejan para el final otra de las mejores, la power metalera “Place That We Call Come”. Sus coros a lo Rhapsody y la melodía del estribillo cierran ‘Circus Of Doom’ por todo lo alto, . 

Se trata de un disco que no se anda por las ramas, muy directo y efectivo que resume perfectamente en 40 minutos qué tipo de grupo son y qué pueden ofrecer en este 2022. ¿Es su mejor disco? Tal vez sí, o tal vez no. ¿Se repiten demasiado? No especialmente. ¿Es muy meloso? Tampoco. Es pegadizo pero con toques cañeros que gustarán a los más metaleros. En definitiva, un disco para (casi) todos los públicos