Como impío resultado de la unión entre el hombre y la máquina, Avatar, formación sueca con más de veinte años de carrera, se dispone a presentar su último trabajo de estudio ‘Dance Devil Dance’, estrenado el pasado 19 de febrero bajo el beneplácito de Black Waltz Records.

Con la potencia de una doble humbecker recién montada, una sacudida tectónica se prepara para azotar al oyente cual látigo de cuero.

Bautismo oscuro

La espeluznante formación, con Johannes Eckerstörm a la cabeza, Jonas Jarlsby y Tim Öhrstörm a la guitarra, Henrik Sandelin en el bajo y John Alfredsson a la batería, se prepara para dar un paseo a través de un bosque minado de hombres lobo, vampiros, hombres invisibles y mucho rock and roll.

Con un sonido crudo de cañón, el circo de los horrores abre sus puertas con la intención de hacer bailar al mismísimo diablo. Con el joker como comodín, en “Dance Devil Dance” el maestro de ceremonias desangra a sus oyentes con motivo de obtener sangre para un ritual que entona el susurro de aquello innombrable. Ojos bien abiertos.

Y el regreso al primate viene de la mano de “Chimp Mosh Pit”, con animales enjaulados en un sanatorio cuyo capataz lleva por nombre el desequilibrio mental. Con todo, la causa de la autopsia apunta a un Johannes maníaco que corre a través del “Valley Of Disease” para lanzarse al océano y afinar el canto de las sirenas en “On The Beach”. Desgarros guturales y malabares sobre la batería en su pleno apogeo.

Llegados a este punto del álbum, surgen dos interrogantes en el horizonte: ¿Estoy vivo o muerto? ¿Tengo el control real? En “Do You Feel In Control” el tema se construye en base a una forma abstracta surgida directamente de la sombra de lo que antaño fue un hombre. Tal antesala desemboca directamente en una zona de altos disturbios con “Gotta Wanna Riot” en una sociedad espejo materializada en el toque satírico del marco escrito y en un solo de guitarra digno de camisa de fuerza.

Danza macabra

En el ecuador del larga duración, se materializa el sencillo más comercial de la formación veterana. “The Dirt I’m Burried In” transmite una sensación de entierro en vida, con un loop de guitarra que se abre paso en una autovía con brechas a través del surco del track. Adentrándose en la iglesia de las luces de neón, como reminiscencia del repique de campanas que abre el álbum, el videoclip muestra un corpus de las más variopintas criaturas que a lo largo del metraje forman parte del culto de adeptos de la banda. Un tema confeccionado en base a voces limpias que se separa del rebaño cual oveja negra.

 

En el gatillo de la maquinaria, “Clouds Dipped In Chrome” establece una alianza impía que relega a los demonios que presiden el tribunal a la mera sala de invitados. Con un toque de cabaret construido en base a un fundamento de blues, el álbum deriva en un cierre por todo lo alto. “Violence No Matter What” constituye un tema crudo, dotado de guitarras electrizantes y amplios registros vocales. El featuring de Lzzy Hale, caracterizado por secciones melódicas y desgarradores pasajes guturales, presenta un dominio de las tesituras rockeras que dan un toque enérgico a la clausura final.

En definitiva, la dentadura sónica materializada en pesadas guitarras y guturales de asfalto roe la matriz como herramienta para la salvación del heavy metal: once candentes temas que materializan a Avatar en su máxima concentración. Damas y caballeros. Sed bienvenidos al Circo. Compren sus boletos.

Lorena Mendoza Castellanos

Grupo:Avatar

Discográfica:Black Waltz Records

Puntuación:5

Canciones:

  1. Dance Devil Dance
  2. Chimp Mosh Pit
  3. Valley of Disease
  4. On The Beach
  5. Do You Feel In Control?
  6. Gotta Wanna Riot
  7. The Dirt I’m Burried In
  8. Clouds Dipped In Chrome
  9. Hazmat Suit
  10. Train
  11. Violence No Matter What (feat Lizzy Hale)

Año:2023-02-19