Anvil: Legal At Last
Después de 42 años y 17 discos llega 'Legal At Last', un disco más de Anvil. Los canadienses Steve Kudlow y su hermano metalero Robb Reiner continúan con su pasión imparable y poco rentable en el mundo del metal.
Hacer lo mismo siempre sin preocuparse de nada más
Con ver la portada ya nos podemos hacer a la idea de lo que contiene este nuevo trabajo de Anvil. Más de lo mismo con mayor o menor acierto. Seguir e insistir sin que te tiemble el pulso es una cualidad necesaria pero no suficiente para lograr el éxito o el reconocimiento. El mundo del rock y el metal nos ha dejado siempre una visión distorsionada de todo esto, con una apariencia poco realista del éxito y del triunfo. Una imagen que no se corresponde con la realidad, y tiene que ver más con un mundo en el que la cultura y el espectáculo son sobreexplotados. El beneficio es un factor clave y convertirse en un producto (guste o no guste) es lo que te hace destacar. Si no hay interés por tu música para poderla rentabilizarla tu recorrido será más corto. Anvil nos ha enseñado a luchar por un sueño, conscientes de que aún siendo conocidos no han llegado a donde querían.
El timón mantiene el mismo rumbo de siempre
Abre el disco el audio de una larga calada a una pipa de agua, en clara referencia a la portada. Y la guitarra aparece con un ritmo punk metal. La letra comienza y el ritmo empieza a cortarse. Se aprecian coros escalonados previos al estribillo de «Legal At Last«. Sonido Anvil 100% que incorpora un solo de lo más rockero. Este tema que lleva el nombre del disco es utilizado para abrir el trabajo, pero no se puede considerar el mejor tema del conjunto. Más bien es utilizado como una anilla en una lata, cumpliendo la función de apertura, sin más. El bajo está en un tercer plano, y las guitarras toman el protagonismo. El final es muy rock sin llegar a dar sensación de mareo. Las letras reivindican la legalización de la marihuana, haciendo hincapié en su uso medicinal y lúdico. También apreciamos rimas facilonas que ayudan a digerir el mensaje y a procesar las melodías vocales.
«En Nabbed In Nebraska» abre el tema un riff de guitarra y una campana de cencerro que nos hace recordar de forma involuntaria a Skid Row, grupo que utilizaba este tipo de sonido y recursos musicales. Se incorpora una guitarra solista para destacar un punteo melódico que nos deja saborear el movimiento de tonos que tendrá el tema. Cuando entra la voz, las guitarras se ponen en modo estrofa y cortan el compas para que esta brille en una melodía ya indicada. La batería camina correctamente, pero los platos ni brillan ni nos ofrecen esos agudos tensos con los que ayudan a marcar y diferenciar los patrones. Eso sí, el doble bombo entra como un bálsamo disciplinado y contundente. Las partes de los temas quedan divididos y en modo de clara dependencia de la voz y de la guitarra.
La guitarra solista lejos de complicarse o quererse lucir en demasía trabaja a un nivel muy práctico, sin acaparar escena ni crear pasajes largos. Junto a la voz principal aparecen unos coros muy bien metidos que nos hacen distraernos de la voz de Steve. Las voces se nos pueden hacer monótonas, sobre todo cuando disponemos de pocos recursos y unos coros bien puestos pueden hacer más agradable la escucha. El bajo sigue demasiado arropado por la sonoridad general, como en décadas posteriores del metal. La letra de este segundo tema sigue con el tema de la legalización, ahora visto desde el prisma del control policial sobre el tema. Claramente nos están hablando de alguna experiencia personal no muy satisfactoria con las autoridades y las leyes vigentes.
Algo remarcable en Anvil es su militancia reivindicativa. En «Chemtrails» llegan a cruzar la delgada línea que separa la cordura de la conspiranoia. Tocar un tema así puede afectar de forma directa a tu reputación, y a este grupo (que podemos hablar de dueto) siempre les ha dado igual. Las ganas no dan de comer, y la famosa «actitud» musical tampoco cuando no existe una imagen, opinión o un alto (o reconocido) nivel musical apreciable. Trepidante comienzo a lo Motörhead. Es curioso y triste apreciar como un grupo que había influenciado a diferentes bandas en su comienzo ahora dependa de comparativas inversas con otros grupos que tienen mayor reconocimiento, con la finalidad de poder identificar su sonido de forma más clara.
Se repiten en la fórmula quemada de guitarras cortadas y estrofas muy similares. Las estructuras de los temas son muy parecidas. Los estribillos breves y concisos también producen indigestión y aburrimiento. «Gasoline» nos transporta al sonido Black Sabbath convirtiéndose en uno de los mejores temas del disco. Las letras nos hablan del capitalismo feroz que va unido al oro líquido y las posibles alternativas de utilizar energía limpia y renovable. Anvil demuestra estar en un presente actualizado en referencia a las letras y el mensaje, y por lo contrario musicalmente hablando viven en otras décadas.
Tema de reafirmación con «I’m Alive» en el que hacen patente su camino en el rock and roll y en el metal. Comienzo marchoso con un buen riff de guitarra y melodías rockeras en las seis cuerdas que nos dejan un regusto muy hard rock. Lástima que no se aprecien las figuras que realiza el bajo. Los platos de la batería siguen en un plano inaudible cuando no suenan por separado. Lo mejor del tema es la guitarra que ofrece unas melodías muy buenas, tanto a nivel rítmico como solista. En «Talking To The Wall» nos hablan otra vez de un mundo corrupto dirigido por líderes criminales. Los riffs en este tema ofrecen una sonoridad juvenil y monótona. Destacable el trabajo que realiza Robb con el doble bombo que denota un control y un saber hacer digno de los maestros de la batería. La voz abusa de las rimas y repeticiones de coros simplones. El disco empieza a crear indigestión aguda.
Pasando el ecuador de ‘Legal At Last’ nos topamos con una crítica a la pérdida de privacidad en «Glass House». Tema muy actual en las que las nuevas tecnologías nos ofrecen seguridad y servicio a un coste que ni conocemos totalmente de momento. Eso sí, la privacidad queda disuelta en el aire cuando perdemos el control del contenido personal e íntimo. Sonido muy ochentero y una agradable melodía de voz que sorprenden y deja buen sabor de boca. Sin duda el mejor tema del disco, si obviamos tan clara referencia a épocas pasadas, por su originalidad y fuerza melódica.
«Plastic In Paradise» sigue el camino reivindicativo ahora centrándose en el problema generado por el uso descontrolado y devastador del plástico. Parece mentira que de un tema a otro el cambio de nivel creativo sea tan grande. Vuelven a un sonido cercano a Black Sabbath y más metido en tonalidades melódicas de Ozzy Osbourne en el estribillo. Hasta el sonido de la voz nos recuerda al príncipe de la oscuridad, y las rimas se vuelven a apoderar del ritmo con mayor sutileza. Guitarras solistas muy trabajadas en el estilo. Vuelta al mundo hard rock con «Bottom Line» en un tema que habla de situaciones existenciales de la vida. Sonido muy Anvil para aportar poco. Destacable el sonido de la guitarra solista y su combinación con la rítmica.
En «Food For The Vulture» se realiza una crítica a la humanidad y a su hambre carnívora. Tema más intenso y potente. La batería nos muestra su dominio sobre el tempo y su poderoso doble bombo. Ahora sí que podemos apreciar algún plato de forma clara. Es imposible no recordar a Lemmy Kilmister escuchando las estrofas. Estribillo pegadizo y final curioso para un tema destacable. El tema acaba con un punteo muy bueno y con un fade out clásico pero eficaz. Nos acercamos al final del disco con «Said And Done» y se repite el mensaje de Anvil de seguir adelante sin preocuparse por nada más que no sea el estar a gusto con lo que haces. Tener claro el camino es lo único que importa y cumplir los sueños es la meta final.
Acaban el trabajo con un bonus track titulado «No Time» en el que nos describen su ansiedad y precipitación ante una vida que se les escapa de las manos (como a todo el mundo) y en el que solo importa el presente y el rock. Existencialismo en estado puro. Una vez más se acercan al sonido de Motörhead en un tema de heavy metal poderoso y con los típicos estribillos facilones. Voces desesperadas que nos acercan a una realidad muy evidente: la vida pasa en un abrir y cerrar de ojos.
Hasta la muerte y más allá
Un par de amigos desde bien jovencitos son unidos para siempre por la música. Esta es la historia resumida de Anvil. Con la idea de encontrar el éxito y el reconocimiento que algunas pocas bandas consiguen, han persistido como un yunque, inamovible y estático por un camino que les ha dejado y les dejará etapas de todos los colores, miles de recuerdos y experiencias, amistades y mucha vida social. Pero de éxito nada. Pensar que para triunfar solo hay que insistir con lo mismo es un error muy grande, ya que la fórmula del éxito depende de factores muy diversos, externos e internos, situaciones que se escapan de todo control y que no están en las manos de los músicos.
Julián Guisado
Grupo:Anvil
Discográfica:AFM Records
Puntuación:6
Canciones:
- Legal At Last
- Nabbed In Nebraska
- Chemtrails
- Gasoline
- I'm Alive
- Talking To The Wall
- Glass House
- Plastic In Paradise
- Bottom Line
- Food For The Vulture
- Said and Done
- No Time (Bonus Track)
Año:2020-02-14
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