Amon Amarth: Berserker

Amon Amarth se encuentran hoy en día en una de las posiciones más aventajadas para ocupar la vanguardia de los carteles cuando las viejas glorias se retiren – de hecho, así lo indica su espacio en la gira de despedida de un gigante del Big 4. A primera vista resulta curioso que este honor recaiga en los suecos, con su melodeath mono-temático y su estética vikinga, pero, disco tras disco, Johan Hegg y su ejército han conseguido encontrar la fórmula exacta entre brutalidad intensa, simplicidad comercial y espectacularidad en el directo.

El anterior álbum del grupo sueco, “Jomsviking” (2016) fue un celebradísimo disco conceptual que narraba una trama casi digna de película. Hecha la prueba, el nuevo proyecto de Amon Amarth se distancia de esa forma de trabajar y, tal y como deja entrever Johan Hegg (vocalista), se trata de un álbum de singles: doce canciones que podrían ir directas a la cima de las listas.

Melódico: adictivo y bailable

El primer tema, “Fafner’s Gold”, abre con una guitarra acústica: algo que, a priori, parece fuera de lugar en Amon Amarth, pero que los suecos saben hacer encajar con acierto. El tema no tarda mucho en entrar a trallar. Los vikingos no arriesgan, desarrollando la canción con una estructura sencilla que, sin embargo, funciona: “Fafner’s Gold” es un single automático, cuyo estribillo se te queda en la cabeza tras la primera escucha.

Ésta será la tónica del resto del álbum: piezas bien escritas y trabajadas, donde la melodía y el brillo de los ganchos se llevan todo el protagonismo frente otras decisiones compositivas. Los suecos recorren a acordes que ya hemos escuchado antes (“Crack in the Sky” tiene una línea que no se aleja mucho de “The Pursuit of Vikings”), evidenciando que la originalidad técnica no es el factor determinante de Amon Amarth. Aún así, no les hace falta: conocen su proyecto, su visión y su sonido, y lo han sabido desarrollar con carisma.

A la vista está el resultado de su trabajo: apariciones en prensa, portadas y podcasts, huecos en festivales en prometedoras filas ya muy cerca del cabeza de cartel (incluyendo el Download Festival Madrid), un doble disco directo nacido de una doble actuación en el festival Summer Breeze Open Air, un documental que narra la historia y hazañas de la banda, un videojuego para móvil, y un hueco como telonero en la gira de despedida del gigante de Slayer.

Tiempo atrás, durante la promoción de “Jomsviking”, Olavi Mikkonen (guitarra) nos contaba que para ese disco habían decidido apostar por hacer brillar más la melodía. Es un punto a destacar también en este “Berserker”, hasta en temas tan rápidos como “Mjolner, Hammer of Thor”. Aunque no pierda el espíritu de la banda, este tercer tema se diferencia un poco de lo que los vikingos nos habían mostrado hasta la fecha y se permite dar un par de giros de intensidad curiosos, hecho que la hace aún más interesante.

Death: intenso y brutal

Interesante es, también, “Shield Wall”, por sus texturas sorprendentemente oscuras y agresivas, que rallan el black en el bridge y contrastan de manera fantástica con los pasajes más lentos. El tema no decae, yendo directo a la yugular. Es fácil imaginárselo invocando moshs en directo pero, la verdad, esto puede ser dicho de casi todos los temas de este álbum debido a la pasión y fuerza que transmiten.

Esta refrescante intensidad que Johan Hegg y los suyos nos regalan es posible que sea debido a su nuevo enfoque a la hora de componer el álbum. Como nos comentaba el mismo vocalista, para este lanzamiento se han dado espacio para explorar su identidad como banda a través de nuevos sonidos y formas de entender la música, cosa que les ha llevado a sobrepasar sus límites y lanzarse a la exploración. Para muestra, un botón: en “Valkyria” no tienen miedo a cerrar con un piano o intercalar notas de color a golpe del bajo de Ted Lundström.

“Raven’s Flight” es el tema que Amon Amarth ha escogido como primer single, un éxito demoledor con un bridge terriblemente resultón. La canción se desarrolla con una potencia arrolladora gracias a los riffs a cuatro manos de Olavi Mikkonen y Johan Södberg, reafirmándose en el melodeath que Amon Amarth ha hecho marca de la casa desde “With Oden in Our Side” (2006). Toda una arenga para la batalla y oda a la unidad, el tema narra el viaje de los hijos de Ragnar y su Heathen Horde hacia Inglaterra, para matar al Rey Aella y vengar a su padre.

Conceptual: épico y coreable

La mitología alrededor de los hijos de Ragnar se recupera en “Ironside”, ésta vez referente a su hijo mayor, Björn. La intro hace uso de sonidos que le dan un cierto aire a folk americano, pero tras eso se abre el death melódico épico que bien conocemos en los vikingos, respaldados por un Jocke Wallgren a la batería que trona con precisión bajo el coro de voces masculinas, sin poder evitar las referencias a “First Kill”.

A continuación, llega el turno del tema que ilustra la portada: “The Berserker at Stamford Bridge”. También, según Hegg, es el primer tema que escribió, y el que le dio la idea de basar el álbum en las tácticas de guerra de sus ancestros. Según cuenta la historia que Hegg narra en esta canción, en el transcurso de una invasión los nórdicos se vieron sorprendidos por los ingleses, que habían aprendido a copiarles las tácticas de guerrilla. Los vikingos no tuvieron más remedio que retirarse, hasta que lo único que separaba los dos ejércitos era el puente de Stamford. Aprovechando el cuello de botella de manera estratégica, los nórdicos enviaron a un sólo hombre, armado con una destral, que consiguió, él sólo, contener al batallón de más de 12.000 ingleses.

Ésta y muchas otras muestras de valentía y ferocidad más o menos históricas han inspirado a Hegg en su día a día, y de sus vivencias destila las letras de los temas de “Berserker”. “When once again we can set our sails” se tiñe de un tono melancólico, siendo, sin dejar de usar todo el armamento brutal típico del melodeath, lo más parecido a un lento que encontramos en el álbum.

La intensidad y el frenetismo vuelve en “Skoll and Hati”, un rompe-dedos de influencia power con un tono más oscuro y tenebroso. Hegg se desgañita para narrar la historia de los lobos que devorarán el sol y la luna durante el Ragnarok: por suerte para Amon Amarth, aún hay muchas historias de la mitología e historia nórdicas que esperan ser contados.

Triunfal: divertido y emocional

Aún más intensa y “divertida” (y, por divertida, queremos decir que invita a saltar y hacer headbanging como si no hubiera mañana) es “Wings of Eagles”, que cuenta con un pop-íssimo estribillo power y unos riffs de lo más dinámicos. El tema brilla tanto que, si le quitaras las texturas death, le añadieras alguna flauta o gaita aquí y allí, te podría colar como tema folk. Algo terriblemente bueno porque, hasta la fecha, si me hubieran pedido definir la música (ojo, la música, que no los directos) de Amon, difícilmente se me habrá ocurrido la palabra “divertida”. Temazo indiscutible del álbum, y muy refrescante que se hayan guardado esta sorpresa para casi el final.

Para el final también se han guardado el tema más largo del disco, aunque Amon Amarth ya han demostrado veces no tener problemas en rebasar los 4 minutos de duración cuando les es necesario. Con cerca de 7 minutos, “Into the Dark” es una epopeya narrativa que se inicia con una pacífica apertura a piano y cuerdas antes de romperse en un emotivo pasaje de melodeath clásico.

El tema va a más a medida que las estrofas se suceden y las harmonías se elevan. Los suecos juegan con una estrofa y unos solos que se convierte en todo el máximo honor a la parte “melódica” de su género, mientras las partes intermedias aportan toda la brutalidad de la parte “death”. Pero, lo más interesante de este tema y, en resumen, del álbum en general, es que entre los acordes previsibles y el disfraz performático, Amon Amarth ha sabido encontrar una voz que transmite y emociona.