Thunder: All The Right Noises

Los británicos Thunder nunca fallan y con este nuevo trabajo siguen demostrando que lo suyo es el rock and roll. Un auténtico regalo para los oídos.

Siempre resulta una buena noticia la llegada de un nuevo trabajo discográfico de una de esas bandas que nunca, o muy rara vez, fallan, y este es el caso de los británicos Thunder. Una apuesta segura. Y no, ‘All The Right Noises’ no es precisamente una excepción a esta norma, y es que al quinteto les sobra tanto experiencia como talento. No cabe duda.

Si ‘Wonder Days’ fue un regreso fantástico, digno de celebración rockera, y ‘Rip It Up’ fue una más que notable página que añadir a su intachable historia, este nuevo compacto nos trae de vuelta a su mejor versión. Que se dice pronto. 11 cortes de puro rock and roll, con sus diferencias y peculiaridades, pero con una sobriedad estilística digna de unos pocos privilegiados.

El último en salir que apague la luz

El comienzo lo marca una composición marca de la casa como «Last One Out Turn Off The Lights». Un tema ideal para abrir unos conciertos que esperamos ansiosos que lleguen lo antes posible con un riff de guitarra principal que se te impregna en cada poro de la piel y del que resulta imposible despegarse. Gracias Luke Morley y Ben Matthews. Ah, y el último en salir que apague la luz, por favor.

Curiosamente son capaces de sorprender con el siguiente corte, «Destruction», mucho más oscuro de lo que nos tienen acostumbrados al más puro estilo ‘Start From The Dark’ de Europe, por citar un ejemplo. Un halo en lo musical que le viene como anillo al dedo para que Danny Bowes nos hable (y nos cante, obviamente) de un tema tan delicado como lo es cualquier tipo de enfermedad mental. Intensa, monótona e indudablemente potente.

Los pasajes acústicos hacen acto de presencia en «The Smoking Gun», una canción que lentamente, prácticamente a fuego lento, va ganando emoción e intensidad, sin llegar a explotar de forma eléctrica pero que entra con una facilidad envidiable.

Recuperan los ritmos más festivos con uno de los cortes que no pueden faltar en su próxima gira, sea cuando sea esta, «Going To Sin City». Unas guitarras que destilan puro rock and roll, una base rítmica que te hace mover el esqueleto y unos arreglos instrumentales que arropan a la voz de un Danny que nunca falla. Nunca. ¡Llegó la hora de bailar!

En «Don’t Forget To Live Before You Die» arrancan con Chris Childs y Gary «Harry» James llevando la batuta al compás que marcan su bajo y batería, respectivamente, para más adelante dar rienda suelta al juego de armonías y pinceladas sonoras que añaden las guitarras a una infalible receta. Y, por cierto, tomando por bandera un lema que, en estos tiempos todavía más que nunca, deberíamos tener en cuenta.

No podía faltar la típica balada tan característica de estos trabajos y con «I’ll Be The One» cumplen ese objetivo. Una bonita línea de piano a la que Danny se encarga de poner voz que, si bien probablemente no pasará a la historia de su discografía, nos permite un melódico y pausado respiro a mitad del camino.

Las guitarras a golpe de rock and roll se apoderan de una melódica a la par que potente «Young Man». Un estribillo de lo más pegadizo, unos coros que añaden fuerza a la composición y un eléctrico solo de seis cuerdas que deja paso a unos efímeros arreglos de viento bastan para dejarnos más que satisfechos.

El buen rollo del rock más festivo y esa esencia tan propia del blues que destila «You’re Gonna Be My Girl» son suficientes para dejarse llevar por su ritmo al compás de nuestros pies. Una de esas composiciones que se le dan de miedo a los británicos y que, por méritos propios, tampoco puede faltar en un nuevo disco de los mismos que se precie.

Con un tempo más relajado envuelto de un manto melódico decididamente más suave llega el turno de una efectiva «St. George’s Day», con el indudable sello de la banda y que trata otro de los temas tan característicos en ellos como lo es el social. No todo van a ser fuegos artificiales, ¿no?

Arranca de forma acústica pero directa «Force Of Nature» para posteriormente explotar en toda una declaración de puro rock and roll con las melodías de guitarra y sus riffs realizando travesuras sonoras siempre con la complicidad de Danny Bowes a la voz. ¡Cómo se entienden estos «chicos»! Y es que canciones como esta son todo un regalo para los oídos.

Un trueno de puro rock and roll

Y como guinda del pastel aterriza la movida «She’s A Millionairess», como si de un compendio de todos los ingredientes que han hecho, hacen y harán grande al quinteto británico se tratara. Y es que es fácil reconocer en ella todo su estilo y sello más personal. Digno final de fiesta para un trabajo de este calibre.

Y no hay mucho más que añadir, Thunder son historia del rock and roll y lo seguirán siendo mientras ellos quieran serlo. Una obra que ofrece lo mejor de lo que son capaces y que, cuando acabe todo esto o mejore, ojalá les sirva de excusa (¡bendita sea!) para seguir haciendo lo que llevan más de tres décadas haciendo, subirse de nuevo encima de un escenario para regalarnos su música.