Airbourne: Boneshaker

La brigada paracaidista más notable de Australia vuelve a descolgarse desde los cielos con la insana intención de presentar al mundo su sexto larga duración `Boneshaker´. Actitud y testosterona como perennes señas de identidad, dan soporte a este nuevo artefacto donde, con un nuevo ejercicio de estilo, vuelven a dejarnos su impronta hard rockera ante una población civil desarmada, la cual solo puede rendirse ante tamaño despliegue.

A nadie se le escapa que a los O´Keeffe bros.  la jugada les ha salido redonda. Por alguna razón, la comunidad rockera es mucho más condescendiente con émulos de determinados tótems que con otros. Mientras buscar descaradamente el timbre de las 6 cuerdas de Page o los agudos de Plant es punitivo, calzarse en los pantalones de Angus o el chaleco vaquero de Bon Scott es, por la misma parroquia, aplaudido y premiado. Conscientes de ello, Joel y Ryan se subieron al segundo carro.

Hard Rock de la vieja escuela

Pero, dicho esto, y entrando en materia, la verdad es que esta entrega es más que disfrutable. Sin variar un ápice sus coordenadas, conscientes y orgullosos  de su abolengo, decidieron dar una vuelta de tuerca y añadir un plus a su sonido: Grabar en analógico en los RCA Studio de Nashville, bajo la tutela de Dave Cobb, prócer de los controles.

“Boneshaker” da el pistoletazo de salida, sonidos oscuros en limpio pertrechados por el sempiterno bombo a modo de inefable metrónomo, segundos después…la explosión: Acordes cortados;  crunch guitarrero; la voz atiplada y cazallosa de Joel; bajo sin estridencias indicando el camino, sí, Airbourne han vuelto haciendo lo que mejor saben: Old School hard rock. Sirva este primer cañonazo como declaración de principios: Estamos aquí para mover tus huesos y hemos venido para quedarnos.

Continúan  a machamartillo con “Burnout The Nitro”, el pie pisando el acelerador 10 grados más, en un ejercicio de mala baba y densidad rockera propia de elegidos. Al margen de la definición puramente hormonal, creo que la palabra “testosterona” tendría representación y reflejo perfecto en estos 3:31 mins. Quiero pensar que este será uno de los “momentos” en la actual gira de presentación de este nuevo redondo. Recuerda: Este no es el momento de ir a la barra para pedir otra cerveza.  “This Is Our City” se encarga de diluir la velocidad y convertirla en contundencia, como moderna alquimia. Una base sencilla que tocada por los dedos de nigromantes, deviene en materia excelsa, apta para únicamente para rockeros paladares. “Sex To go”´es otra práctica de bendito continuismo, en el que reparamos en otra de las constantes del trabajo: los solos de guitarra estratosféricos. Entre tanto apellido y matiz del nuevo heavy metal, echábamos de menos uno de los mimbres que dio forma a nuestra música, ¡Ya era hora de que alguien los recuperara!.

“Backseat Boogie” invita desde el primer momento al optimismo, adrenalina disparada y ulteriores dolencias cervicales. Este tema solo puede acabar dibujando una sonrisa en la agradecida cara del oyente. Uno de los tracks definitivos del disco, sin duda. Alcanzamos el ecuador con “Blood In The Water”. Si no fuera porque no lo es, juraría que la línea melódica vocal de las primeras frases está interpretada por el mismísimo Dave Mustaine. ¿Casualidad?,¿Homenaje velado?, quizá solo un espejismo coyuntural disipado cuando el tema alcanza la de velocidad de crucero y se mueve en las habituales tesituras.

“She Gives Me Hell” vuelve a transportarnos a un mendaz reposo. Aparente en las formas pero mortífero en el fondo. Un medio tiempo que invita al deleite. Superado este rito de paso volvemos a poner cara de velocidad con “Switchblade Angel”. 02:06 mins. donde el estribillo se te clavará en el cerebro sin ninguna intención de salir como si de “El Ángel exterminador” de Buñuel se tratase.

No hay sitio para las baladas

Esto se acaba. Vemos 2 temas pendientes y se hace inexorable la reflexión: ¿Serán capaces de volverme a dejarme sin una balada?…Tiene todo el aspecto. “Weapon Of War” no relaja la saturación de los Marshall y las Gibson siguen rugiendo como si no hubiera mañana. Creo que el tema no está a la altura del resto de la colección, quedándose en un cómodo “resultón”. Finaliza la nueva invasión de estos aguerridos isleños con otro pelotazo: “Rock ‘n’ Roll For Life”.  Como Lutero clavando sus 95 tesis. Perfecto epítome para un trabajo redondo.