Ad Infinitum: Chapter III: Downfall

Para una banda que técnicamente sigue en un proceso de ser novatos y hasta de seguir en un estado de formación y adaptación en las ligas mayores, Ad Infinitum definitivamente se está labrando un lugar considerable en la escena actual del metal sinfónico, y no sería exagerado verlos trascender a alturas aún mayores en los próximos años.

La banda con menos de seis años (oficiales) trae material sugestivo y garantizado, tomando en cuenta sus producciones anteriores, la cual es una modesta discografía ya prolífica y de calidad. Esta entrega es quizás un poco menos extravagante, pero interesante.

‘Chapter III: Downfall’ no se siente tan sutil y prescindible como sucedió con el disco anterior. Se puede esperar de este disco y de Ad Infinitum que se logren encontrar en un buen equilibrio entre las fortalezas de ese disco debut que sorprendió en su momento y en el rumbo hacia dónde la banda, aparentemente, quiere ir en la actualidad, porque es indudable que Melissa Bonny es una gran vocalista y que hay suficiente calidad en la música de sus compañeros hasta ahora para pensar que así será.

Después de este trabajo, y para entrar en las odiosas comparaciones, ya se puede sugerir que podrían ir, de alguna manera, peleando y tratando de llenar el vacío que algunas de las bandas legendarias y artistas veteranos están dejando lentamente en el metal sinfónico, y sobre todo, con las bandas con vocales del sexo femenino.

Equilibrio perfecto

Construyendo y explorando conceptos de historia y mitología del Antiguo Egipto bajo un esquema similar de simetría estructural y esplendor melódico, Ad Infinitum combina y consigue un equilibrio perfecto de narración y composición de canciones técnicamente sofisticadas, extendiendo sus alas en ambas áreas de producción y lirismo. Logrando un embotellado en canciones individuales y concisas al trabajo o concepto final.

Los instrumentos van perfectamente cargados de talento, los tambores son lo suficientemente resonantes, los riffs gruesos y rítmicos, hay solos alucinantes y orquestaciones encantadoras que construyen el mundo de sonido único de la banda como complemento perfecto para los gruñidos nítidos, conmovedores e inquietantes de Melissa Bonny que muestra su increíble rango vocal todo el tiempo.

Melissa Bonny va dejando boquiabiertos a los oyentes con cada línea y con cada canción conforme va avanzando el álbum. La canción de apertura, «Eternal Rains», prontamente deja sin aliento con un coro cautivador, seguido por el ecléctico «Upside Down», que desafía todas las reglas al combinar melodías épicas y bufidos demoníacos con una mágica elegancia y destreza.

Si el oyente es muy exigente, con «Seth» se convence a cualquiera con un sonido más moderno y rotundo, en un ambiente espeluznante que hará que los nuevos fanáticos se vuelvan locos, mientras que «Architect Of Paradise» impresiona con reminiscencias y evocaciones a todas las almas perdidas; algo similar a lo que sucede con “Ravenous”.

Es notable que en varios de los coros que emergen, definitivamente, apuntan a una influencia de power metal ligeramente mayor que es paralela a la era media de unos Nightwish, aunque el trabajo vocal más limpio de Melissa Bonny tiene menos de una tendencia operística abiertamente dramática y se inclina más cerca de ser una Simone Simons más suave que de lo que se encuentra con una Sharon Den Adel.

A veces, en esta entrega de la banda se siente un poco más una tendencia oscura en relación con sus últimos discos, aunque también se encuentra en un lugar algo más épico y tenebroso durante algunos de los momentos más vertiginosos y triunfantes de este capítulo tercero, pero se mantiene en gran medida en el mismo tono y sensación general para no alejar a sus seguidores de sus primeras épocas.

Afinidad por pulir

‘Chapter III: Downfall’ es quizás un poco más paradójico que el disco debut o el trabajo previo de la agrupación, pero los tres están tan equilibrados y comparten una continuidad tan clara que no hace falta decir que su base de fans existente estará más que compensada, mientras que aquellos que son nuevos en estos rumbos todavía tienen una afinidad por pulir.

Esta banda es el paquete completo para los que buscan algo nuevo pero con influencias valiosas y con sus raíces bien claras, y aquellos que disfrutaban de los arreglos complicados en los que Nightwish incursionó en algún momento mientras escribía canciones adecuadas a la época por mediados de la década de los “dos miles” y también el llamativo trabajo de guitarra de Jeff Loomis y Michael Amott también debería de sentirse satisfecha con este trabajo.