Metallica: 72 Seasons
La expectación con un nuevo lanzamiento de la formación norteamericana siempre va a estar ahí. Saquen lo que saquen, desde su anuncio hasta su salida y las posteriores reacciones a su resultado, los mastodontes del metal internacional están en boca de todos ya sea de una manera positiva o negativa.
Metallica es la banda más importante del metal mundial. Y por mucho que ahora Iron Maiden haya llenado dos estadios consecutivos en España, el trabajo que ha supuesto eso es ínfimo en comparación a Lars Ulrich y compañía, que consiguen eso en cuestión de minutos una vez salen los tickets a la venta. Rammstein podría ser el único grupo de un corte metalero que se le ha acercado a ese fervor en vivo por su excelso espectáculo, pero, al final, nadie llega a las cotas de popularidad de Metallica.
En un ámbito más de rock duro, AC/DC o Guns N’ Roses serían dos artistas con un tirón muy alto al nivel de los de San Francisco (sobre todo los australianos, que probablemente sean el grupo más grande del género que verán nuestros ojos), pero vaya, que volviendo al tema que ocupa en este caso, todo lo que hace Metallica da que hablar hasta para la gente a la que no le importa un bledo la banda.
Contexto y análisis de ’72 Seasons’
Antes de centrarse en cada una de las canciones como tal, hay una serie de elementos comunes en el texto que se pueden destacar a modo de resumen general de lo que es este ’72 Seasons’. En cuanto a su producción, el sonido continúa la línea que marcó en 2016 ‘Hardwired… To Self-Destruct’ de manera clara, y bien por Metallica, ya que por muchas críticas que mucha gente le haya vertido desde entonces, es realmente bueno, equilibrado y muestra a la perfección lo que el grupo quiere enseñarle a la gente.
A su excelente sonido hay otro principal rasgo de este ’72 Seasons’ del que Metallica puede sentirse orgulloso, y más concretamente James Hetfield. El estado vocal es probablemente el mejor de toda la carrera de la formación, algo que se antoja complicado después de cuarenta años desde su debut, pero el rango de registros a la hora de cantar de James ofrece esperanza para el futuro no solo en estudio como en esta obra, sino en directo del grupo.
Hasta aquí, todo parece ideal. Pero no lo es, de hecho, si se analizan todos los álbumes que ha publicado Metallica a lo largo de los años, este se situaría, probablemente, entre los tres peores, y eso tiene un porqué, no es una afirmación al azar. De los cinco primeros discos de Metallica parece que no hay duda que son su cenit compositivo, por lo que ni entran en esta ecuación. ‘Load’ y ‘Reload’ fueron muy criticados por el enorme cambio estilístico, no obstante tenían una coherencia en su concepto y música en la nueva etapa que arrancó el grupo.
Los callejones más oscuros llevaron a Metallica a ‘St. Anger’ en 2003, un álbum donde ellos mismos, como se puede ver en el documental “Some Kind Of Monster” estaban perdidos y grabaron sin un bajista como tal (el productor Bob Rock era quién se echó dicho instrumento a la espalda -sin ser bajista de Metallica ni nada parecido-). Ese trabajo tuvo el peor sonido que ha publicado el grupo, ni un solo en sus temas… sin embargo, a pesar de ello, hasta en ese gran caos existía una coherencia intrínseca.
‘Death Magnetic’ parecía ser el retorno a sus raíces que les dieron su éxito primigenio, pero una producción llevada al extremo a nivel sonoro junto a canciones donde los riffs (que eran realmente buenos) parecían haber sido fruto de ctrl+c y ctrl+v dejaron una sensación agridulce, y, por último, ‘Hardwired… To Self-Destruct’ fue una mescolanza de todo lo que habían hecho hasta la fecha donde había canciones como “Spit Out The Bone” que probablemente era lo mejor que habían compuesto en veinticinco años pero demasiados temas que, a la larga, se han convertido en lo que se denomina banalmente “de relleno”.
Las obras de estudio de Metallica han desembocado en ’72 Seasons’, un trabajo donde sus miembros no tenían ninguna presión. No necesitan sacar nada nuevo con todos los grandes éxitos que han publicado en su carrera, pero una pandemia de por medio y un periodo de siete años donde no lanzaban nuevo material han derivado en que, cuando les ha apetecido -ya que no tienen que rendir cuentas con nadie-, Metallica haya sacado este nuevo disco.
Su composición recuerda al mencionado ‘Death Magnetic’ en cuanto a que hay grandes ideas en forma de riffs, pero su ejecución quince años después se ha producido de un modo diferente. En este caso han insistido en repetir por activa y por pasiva muchos de esos riffs dentro de sus canciones, lo que no ha hecho que enganchen más, sino todo lo contrario: se hacen demasiado cargantes.
El estilo de la música de Metallica en este ’72 Seasons’ recuerda mucho al anterior ‘Hardwired… To Self-Destruct’ por la propia dinámica que ha tenido el grupo, y tanto se parece que en distintos tramos del álbum parece que estés escuchando versiones modificadas de lo que fueron “Moth Into Flame” o “Atlas, Rise!” -por citar algunas de las que vienen a la mente-.
Por tanto, la originalidad no ha sido lo que ha predominado en este lanzamiento, aunque el hecho de que todo parezcan reminiscencias del anterior trabajo, una gran cantidad de riffs de guitarra e intros de batería son muy interesantes de este ’72 Seasons’, que complementados con la gran voz de James salvan la papeleta de este álbum. La sensación de que Kirk Hammett ha tenido una mayor libertad compositiva en los solos (incluso de improvisación en la toma final) también destaca respecto a trabajos anteriores, y todo ello da un regusto de que, a nivel personal, Metallica se encuentra en el momento más sano respecto a la relación de sus miembros entre sí.
Y es importante, justo ahora que se menciona la salud, que no solo ha habido una pandemia en el proceso que ha desembocado en ’72 Seasons’, sino también la dura recaída de James Hetfield que le obligó a ingresar en un centro de rehabilitación después de muchos años sobrio que, en su momento, pudieron hacer peligrar no solo un futuro disco como este, sino la continuidad de Metallica como banda. Finalmente, Hetfield ha sido quien ha salido más en forma de este proceso de cambios vitales que ha sufrido la banda (y el mundo), y una vez se ha encargado de perder peso, arreglar su apariencia cortándose el pelo y demás, la “puesta a punto” que ha hecho James ha sido completamente efectiva y esencial en que su nueva obra tenga una serie de elementos muy positivos que no se habían vislumbrado hasta ahora en una dilatada carrera que se prolonga hasta las cuatro décadas.
’72 Seasons’ canción a canción
Para aplicar este análisis a lo que es el disco en sí, cada canción tiene sus características particulares importantes para entender el porqué de esta reflexión y de que, en un hipotético examen, su nota sea de un aprobado raspado. La homónima “72 Seasons” pone el punto inicial con un ritmo frenético que se ve diluido en la continua repetición de sus estructuras. Si en lugar de hacerlo durar más de siete minutos hubieran cortado este tema en tres (menos de la mitad, que no es poco, lo que permite ver la cantidad de “relleno” que tiene), la contundencia y lo pegadizo de este corte se hubiera incrementado de manera exponencial.
“Shadows Follow”, la primera “nueva” que se puede escuchar de este ’72 Seasons’ si se reproduce en orden (puesto que la que arranca el álbum se adelantó unos días antes de que el disco al completo fuera sacado a la luz), empieza de manera prometedora con la intro de Lars, pero una vez empieza la estrofa se hunde por sí misma con uno de esos ritmos y riffs tan típicos de ‘Hardwired… To Self-Destruct’ que ya rememoraban al estilo de ‘Load’ y ‘Reload’.
“Screaming Suicide” tiene un arranque donde la guitarra de Hammett toma el protagonismo y que, después de darle paso a James da paso al tema, que insiste en repetir estructuras demasiado y que no aporta nada nuevo que no diese la sensación de ser escuchado siete años atrás. “Sleepwalk My Life Away” tiene un toque que, dentro del estilo que practica Metallica, se podría considerar más stoner por lo pesados de sus riffs, y como sucede en la mayoría del álbum, se hace demasiado larga y de esas que se consideran claramente “de bulto”.
El riff principal de “You Must Burn!” te hace pensar: “¿estoy escuchando ‘Sad But True’ en su versión 2.0?”. La cadencia es similar, y el resto del tema tiene un aire pesado que, al igual que su estructura global, genera que sus siete minutos de duración se hagan pesados de escuchar. El puente con Robert Trujillo a coros no mejora (una pena que esta inclusión novedosa no ha servido para abrir caminos precisamente interesantes a explorar), y su demasiado extenso solo con la misma cadencia del principio tampoco ayuda mucho.
El ecuador del álbum se materializa con el primer corte se pudo escuchar cuando Metallica decidió desvelar su nuevo trabajo y la gira que vendría por delante de dos noches en cada ciudad durante 2023 y 2024. “Lux Æterna” es, probablemente, el mayor acierto a nivel de coherencia en cuanto a la hora de componer una canción de este ’72 Seasons’. Todo está bien colocado, no da la sensación de metido con calzador y, además engancha gracias a su frenético ritmo y la variedad de rangos vocales de James. Fue un inicio más que prometedor que, por sus “compañeras” ha quedado como lo mejor que se puede rescatar del álbum. Qué casualidad, la única que dura menos de cuatro minutos…
La segunda mitad de ’72 Seasons’ es aún menos alentadora que la primera, que tampoco es un alarde de emociones para el fan de Metallica. “Crown Of Barbed Wire” te deja igual, y más allá de que la voz de Hetfield sea impecable su lentitud no engancha absolutamente nada (ni en la parte del puente donde trata de hacer un cambio de dinámica).
“Chasing Light” tiene un comienzo que hace pensar que es una mezcla del arranque de “Harvester Of Sorrow”, “Sad But True” y “Here Comes Revenge” para, después de la intro, presentar una velocidad mayor en su ritmo que se ve frenada en seco al llegar a la estrofa. James va al extremo en el estribillo forzando su voz con buen resultado, y eso es lo mejor que tiene esta canción, que después de todo lo anterior parece ser un mix de todo lo que ya ha sonado previamente, de ahí que el álbum como tal no de lugar a pensar que hay un esfuerzo por alcanzar algo original.
Otro de los adelantos sucede a la anterior, y no fue uno de los que cuando salió se valoraron precisamente de una manera muy positiva. “If Darkness Had A Son” es otro track de una duración excesiva sin que ese minutaje sea diferencial para hacer de dicha canción un tema mejor. A pesar de ello, tiene cosas interesantes como su intro cual marcha militar y, de nuevo, la voz.
“Too Far Gone?” es el segundo corte más breve de ’72 Seasons’, algo que se agradece. No obstante, al contrario que en el single “Lux Æterna”, no engancha de esa manera. Tiene riffs buenos (la estrofa recuerda mucho a “Moth Into Flame”) y el del estribillo, que se ve nublado por el resto de elementos pero es de los más agresivos que tiene todo el trabajo. Los registros vocales que alcanza en los coros de esta canción sorprenden, y, con todas las veces que se ha mencionado este elemento a lo largo de esta crítica de ’72 Seasons’, es más que reseñable que se destaque este elemento como uno de los mejores que ha parido el álbum.
“Room Of Mirrors” es un halo de esperanza pese a que su modo de empezar no es el más prometedor del mundo. Una vez pasa a la estrofa con el toque thrasher que Metallica está desarrollando en los últimos años tan particular que recuerda al que empezaron a aplicar desde “Lords Of Summer” hace que cabalgue en un ambiente más agradable a lo largo de toda su extensión, no obstante vuelve a parecer que han juntado estructuras que tenían por ahí compuestas sin ton ni son para una sola canción (en esta en concreto ha salido mejor, pero no han logrado un resultado a la altura del nombre de Metallica en esta obra al completo). “Room Of Mirrors” tiene un aire a “Halo On Fire”, “Spit Out The Bone” y “Moth Into Flame” en partes selectas que la hacen de lo más apetecible dentro del nivel del álbum.
El broche final lo pone la canción más larga de ’72 Seasons’. “Inamorata” supera los once minutos y se convierte, con diferencia, en el tema de mayor duración que ha lanzado a la luz Metallica en toda su carrera (qué sorpresa que justo sea en este disco donde más del 80% sobrepasan los cinco minutos). Hay tramos donde recuerda a “My Friend Of Misery” incluso con la repetición de “misery” de manera destacada y todavía más en la parte en la que todo se queda tranquilo con el hi-hat de Lars y el bajo como línea conductora junto a la suave voz de James. El solo de después de guitarra va en esa línea también, ergo se podría considerar la versión extendida de dicha canción del ‘Black Album’.
Como conclusión de esta amplia review de ’72 Seasons’, solo los propios miembros de Metallica sabrán si se han conformado y han “sacado por sacar” este trabajo, pero al escuchar a cualquier banda del panorama lo que plantea es que su capacidad para componer se centra en no complicarse la vida para darle una vuelta de tuerca a su música, sino en plasmar lo que hacen tal y como les sale. Un ejercicio de honestidad en realidad de que lanzan las creaciones que sienten hoy por hoy; ahora bien, el público es soberano y decidirá si esta fase de Metallica le gusta. La ventaja que tienen Lars, James, Kirk y Robert es que no tienen por qué hacerlo, y en el momento en el que lo llevan a la práctica solo queda el disfrutar de su material al máximo posible. Nunca se sabe si puede ser el último.
Metallijam
Grupo:Metallica
Discográfica:Blackened Recordings Inc.
Puntuación:5
Canciones:
- 72 Seasons
- Shadows Follow
- Screaming Suicide
- Sleepwalk My Life Away
- You Must Burn
- Lux Æterna
- Crown Of Barbed Wire
- Chasing Light
- If Darkness Had A Son
- Too Far Gone?
- Room Of Mirrors
- Inamorata
Año:2023-04-14
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