Crazy Lixx: Crazy Lixx

Simplemente una gran banda con un enorme disco bajo el brazo. Si esto hubiese pasado en 1988, ahora estaríamos hablando de leyendas. Y en los tiempos que corren tendrán suerte si llenan un Rocksound en Barcelona. No les quites el ojo de encima ni un momento.

Si bandas como H.E.A.T. representan la vertiente más europea del hard, CRAZY LIXX ofrecen una visión más americanizada del género, con influencias propias de Kiss, Aerosmith y Guns N’ Roses por encima de Europe, Whitesnake o Journey. El cuarto trabajo de los suecos no hace sino confirmar que se han hecho un hueco dentro de una escena lejos del brillo y purpurina de los glamourosos 80 pero aún muy capaz de ofrecer grandes canciones con las que hacer cantar a una sala llena de sudor contenido en el ambiente. Y es que ¿no es esa la belleza de la música a la que nos dedicamos todos los que estamos en esto tanto en un lado como en otro? Ese momento en el que un escalofrío te recorre la espina dorsal y dices “si, esta banda es MI banda”. Canciones con momentos como ese hay una buena selección en este disco homónimo de la banda, que ha encontrado una madurez en su sonido, menos sleaze y con más vocación de arena rock de toda la vida.

No hay desperdicio en ninguna de las canciones del disco. La muy influenciada por los Kiss de los 80 “Sound of the Loud Minority” es una de las joyas de la corona, pero es que es complicado escoger un solo tema. “Outlaw” tiene una actitud tremenda, “Girls of the 80’s” tiene un trabajo melódico de guitarras (grande el duo de Andy Dawson y Edd Liam) imposible de ignorar, “I Missed the Mark” es puro buen rollo, el típico tema que te pones al salir a la calle y te cambia el paso hasta ir a su ritmo…y así podríamos ir enumerando cada una de las canciones. La producción también es excelente, un sonido claro y definido, sin excesos de dulzura, con unas guitarras sucias en su justa medida que cortan en la frecuencia justa por debajo de la voz de Danny Rexon. Simplemente una gran banda con un enorme disco bajo el brazo. Si esto hubiese pasado en 1988, ahora estaríamos hablando de leyendas. Y en los tiempos que corren tendrán suerte si llenan un Rocksound en Barcelona. No les quites el ojo de encima ni un momento.