Atlas: Contra Viento y Marea

Pocas bandas españolas han sabido revivir de manera creíble la gloria de tiempos pasados. Ese toque ochentero, esa magia de épocas pasadas, de cuando en el rock aún no estaba todo visto… puede que esté equivocado, pero estoy prácticamente seguro de que la mayoría de gente que escucha a ATLAS lo hace porque les evoca una época concreta de sus vidas. Igual que estoy seguro de que no sería posible haber hecho un disco con los temazos de “Contra Viento y Marea” o su debut de hace un año sin tener en las filas de la banda a perros viejos como los hermanos Arias o Jose Martos. Y no es que desmerezca en absoluto la labor del vocalista Ignacio Prieto, pues sus credenciales hasta la fecha son más que excelentes. Pero hay algo en los cimientos de esta banda que echa chispas, una química entre la sección Arias y Martos que hacen de ATLAS una locomotora que va a todo vapor contra lo que se le ponga delante.

Si hace poco más de un año su disco debut sorprendió y gustó a partes iguales (algo bueno tenía que tener la salida de Jose Antonio Martos y Ángel Arias de Barón Rojo dos años atrás), “Contra Viento y Marea” es la confirmación de que la unión de estos cuatro músicos es lo mejor que le podría haber pasado al hard rock nacional desde la aparición de Saratoga con una fórmula similar a principios de los 90.

Las bases de ATLAS están claras: un buen montón de AC/DC y un buen de hard americano ochentero, mezclado con una voz rasposa-pero-melódica como la de Prieto y una sección rítmica tan compenetrada como la de Arias y Martos. Completa la ecuación el impresionante trabajo de guitarra de Manolo, cuya química con su hermano es también muy notable. Los solos de Manolo en la fiestera “Parte de Ti, Parte de Mi”, sus riffs en el tema título (con un genial solo también, que envidia de tono!), su cadencia provocativa en “O Tu O Yo”, su toque a lo “Slide It In” de Whitesnake en “Oveja Negra”… se nota que este tipo respira rock por todos los poros de su piel.

Lo más interesante de todo es la cantidad de ideas que atesora esta banda. En apenas 18 meses han hecho dos discos como dos soles, de los que puedes escuchar sin saltarte ni un solo tema. No hay tiempo para los experimentos grandilocuentes ni para la épica fuera de lugar. Son temas directos, concisos, pensados para sonar en conciertos ante unos cuantos cientos o miles de rockeros, nuevos y viejos. Si no te entran ganas de ponerte el chaleco tejano de parches y largarte de juerga como si estuviéramos en 1987, es que has puesto el CD al revés. La cara que refleja va hacia abajo, pardillo. Voy a por mi chaqueta de parches…