Buckcherry: Confessions

Con “Black Butterfly” y “All Night Long” , BUCKCHERRY han vivido lo que se conoce como un estado meseta. Ni arriba ni abajo. Ni fu ni fa. Sin ser malos discos, y con alguna que otra canción de gran calibre, la popularidad acompañada de grandes temas de sus tres primeros trabajos (“Buckcherry”, “Time Bomb” y sobre todo “15”) parecía desvanecerse. Ya sabemos que la calidad no tiene por qué estar en comunión con la popularidad, pero los californianos, por su naturaleza musical, necesitan ese empuje para permanecer vivos sin tener que recurrir a soluciones milagrosas en búsqueda de una resurrección. Pero miren por dónde, parecen que han encontrado un equilibrio más que válido con este “Confessions”. No pierden sus dotes compositivas a la hora de fabricar temas pegadizos, y al mismo tiempo, nos muestran distintas aristas de un mismo rostro.

Empiezan fuerte. Demuestran con los tres primeros temas – “Gluttony” (¡qué gran forma de dar inicio a la fiesta!, ¡directo a la yugular!), “Wrath” y “Nothing Left Bur Tears” – que lo suyo el hacer rock con mayúsculas. Sin demasiados aspavientos. No falta dinamismo en sus melodías, y esa distorsión comedida de guitarras que los dota de ese gamberrismo innato que siempre ha gustado de BUCKCHERRY. Y a lo largo de este trabajo, nos encontraremos con más canciones de estos caracteres, como “Air”, con unas guitarras intensas y variantes en sonidos. Esa orientación punk que siempre ha acompañado a sus canciones, siguen vigentes en cortes como “Water” o “Lust”.  

Pero como decía, Josh Todd, Keith Nelson y compañía no se esconden siempre detrás de la misma máscara. Con “The Truth” reafirman su solvente capacidad para crear temas de tintes melódicos de altura, al igual que con “Sloth”, donde Todd ofrece su garganta a un desgarramiento sentimental en su interpretación de bandera. Un gran medio tiempo de mucho peso en el resultado final de este trabajo. Aunque la relajación en ritmos para acompañar letras dulces, la reservan para el final con “Dreamin’ Of You”. Y es que son varias las gemas escondidas en “Confessions”, como “Pride”, donde demuestran que en lo aparentemente resultón, se pueden incluir detalles que revisten una canción que comenzaba prácticamente  desnuda.

Espero que con “Confessions”, BUCKCHERRY vuelvan a recuperar el status que consiguieron con sus tres primeros discos. Al menos, no se les podrá echar en cara que han buscado el camino fácil para colocar un par de singles en listas, y que el resto sea un compuesto pastoso de fritos y refritos. Con este álbum salen muy bien parados sin intentar rescatar la fórmula de su éxito en el pasado.