Helevorn: Compassion Forlorn

Helevorn, sexteto mallorquín, nos presentaron su tercer álbum, “Compassion Forlorn”, en 2014 después de cinco años desde su anterior trabajo. Como el precedente, se trata de una combinación perfecta, de manual, del doom y el gothic, un excelente trabajo “de género” que toca todas y cada una de las teclas del estilo que ya hemos oído ser tocadas previamente. Pero no me lo entendáis como algo negativo – hacer un proyecto artístico respetando las convenciones de un género concreto no es fácil; combinar dos estilos, y con la exactitud de un relojero, es todavía más complicado; pero encima que el género principal sea el doom, algo nada fácil de imitar con solvencia, es un digno ejercicio de estilo.

Helevorn, sexteto mallorquín, nos presentaron su tercer álbum, “Compassion Forlorn”, en 2014 después de cinco años desde su anterior trabajo. Como el precedente, se trata de una combinación perfecta, de manual, del doom y el gothic, un excelente trabajo “de género” que toca todas y cada una de las teclas del estilo que ya hemos oído ser tocadas previamente. Pero no me lo entendáis como algo negativo – hacer un proyecto artístico respetando las convenciones de un género concreto no es fácil; combinar dos estilos, y con la exactitud de un relojero, es todavía más complicado; pero encima que el género principal sea el doom, algo nada fácil de imitar con solvencia, es un digno ejercicio de estilo.

“Compassion Forlorn” se construye a través de las melodías, teñidas de lamentos, melancolías, y atmósferas densas, pesadas y ahogantes. Combina el growl apenado, heredero del pathos griego, con voces más claras, limpias – y, siempre, masculinas (salvo una excepción en la última canción) – para evocar la pena a través de líricas de temática natural: la lluvia, la niebla, el paisaje,…

El álbum abre con “The inner crumble”, desgarradora e impactante, que narra la experiencia de alguien que, tras años de sentirse solo entre la multitud, acaba por derrumbarse. Como los trozos de su alma que se desmoronan, la percusión lleva el ritmo calculador, marcando. “Burden me” sorprende con un fantástico cambio de ritmo, que explota como si se tratara de una frustración contenida demasiado tiempo, haciendo rebotar la intensidad por la partitura. “Looters”, por su parte, da el protagonismo a fragmentos instrumentales de piano de una belleza exquisita, reforzados, eso sí, por una guitarra con más presencia. De hecho, en general, y en comparación con su pasado álbum, se podría decir que han aumentado notablemente los teclados en detrimento de las guitarras. El último tema, “Els dies tranquils”, es también interesante de destacar, pues no sólo se trata de la única canción que contiene voz femenina (la magnífica colaboración de la irlandesa Lisa Cuthbert), si no que, además, abre con unos preciosos versos en balear. Resulta interesante la apuesta de la banda por las voces masculinas, en un panorama normalmente dominado por una fuerte presencia femenina, pero aún así se agradecen estos acentos aquí y allí – especialmente, si se implementan con tan buen gusto.

Helevorn mantiene el listón alto en este trabajo, pues se trata de un álbum muy profesional en todos los aspectos, des de la composición a la producción – aunque, personalmente, quizá habría dado una presencia distinta a las voces limpias en la mezcla, pues depende de con qué cascos se escuche el trabajo pueden sonar un poco procesadas. Se puede colocar en la misma línea que Draconian o Katatonia, pero, especialmente, se puede comparar con “Forthcoming Displeasures”, el anterior álbum del grupo mallorquín, del que sigue la estela sin grandes evoluciones, pero, claramente, tampoco sin ningún traspié. España está sobradamente demostrando la calidad de los grupos doom que nacen entre sus fronteras, exportando un altísimo nivel hacia el resto de Europa.