Lástima que Broseta haya tenido esta idea en una época poco propensa al exceso en materia presupuestaria. Llega a aparecer en pleno segundo advenimiento del power metal y “Celestia” lo habría escuchado muchas más gente.

En pleno 2016, el concepto de opera metal está bastante devaluado. Fue hace quince años cuando Tobias Sammet y Arjen Anthony Lucassen lo pusieron de moda con la saga de Avantasia. Discos conceptuales repletos de vocalistas invitados, con infinidad de colaboraciones y una pegatina en la portada que decía “con la colaboración de…”, lo cual contribuía a que se vendiesen como churros. En España ha habido loables intentos de replicar el concepto (discos como “Poe” de Opera Magna o “Legado de una Tragedia” en sus dos partes, ideada por Joaquín Padilla de Iguana Tango) y lo cierto es que tanto fans como prensa han pasado de puntillas por ellos -en ocasiones por culpa de discográficas que no han sabido qué hacer exactamente con esos productos o a qué público orientarlos. Lo que es innegable es la calidad musical que se ha llegado a derrochar en estos trabajos y lo poco que se ha absorbido por parte del público.

Así pues, en medio de esta travesía en el desierto llega Fernando Broseta, vocalista de Prometheos, quien ha creado un disco doble titulado “Celestia” donde colabora la flor y la nata de la desconocida escena de este país. Ahí están máquinas como Victor de Andrés de Zenobia, aportando el solo en “Un Nuevo Anochecer” o Fran Soler tocando en “La Huída”. Seguramente el músico más popular en participar es Pablo Garcia de Warcry, quien contribuye con “El Pozo del Saber”, así que aquí hay poco de pegatina y postureo y mucho de contribución basada en la mera calidad de los participantes.

Grabado en los valencianos Fireworks Studios con Fernand Asensi y Enrique Mompó, dos grandes pero discretas ratas de estudio, lo primero que sorprende de “Celestia” es lo bien que suena y lo bien que entra. Coros gigantescos se funden con voces entrelazadas y con densas y complejas instrumentaciones (La Huída” es un ejemplo) sin que en ningún momento se eche de menos ningún instrumento.

Si bien es casi algo a esperar, el disco es excesivamente largo, pero la historia hay que explicarla. Posiblemente algo condensado habría sido más fácil de escuchar en una sola sentada, especialmente teniendo en cuenta la densidad de las instrumentaciones y la cantidad de información a asumir. En algunos como “Pozo del Saber” les pierde la épica y el exceso de capas, haciendo algo difícil seguir la canción. En otros, como “La Tregua”, las melodías y ritmos son más asequibles. Abunda el metal sinfónico al uso (“Un Nuevo Anochecer”) pero también espacio para épicas baladas (“Donde Todo Nace”). Las colaboraciones pasan a ser una anécdota en el contexto de un disco bien compuesto y bien ejecutado donde quizá lo único que falta es un poco de autocrítica y auto-censura para hacerlo más ameno. Lástima que Broseta haya tenido esta idea en una época poco propensa al exceso en materia presupuestaria. Llega a aparecer en pleno segundo advenimiento del power metal y “Celestia” lo habría escuchado muchas más gente.

Grupo:Fernando Broseta

Discográfica:Rockest Records

Puntuación:8

Canciones:

  1. Obertura
  2. Hijos de la Tierra
  3. Canción de Godda
  4. Al Otro Lado
  5. Cumbre de Esperanza
  6. Ritos y Liturgias
  7. Bajo la Cúpula
  8. Crisis de Fe
  9. La Huida
  10. Canto Fileo
  11. El Sacrificio
  12. La Senda del Destino
  13. Un Nuevo Anochecer
  14. Pozo del Saber
  15. Donde Todo Nace
  16. La Tregua
  17. Última Visión
  18. El Fin de una Era
  19. Rebelión

Año:2016-07-31

Votación de los lectores:5