Casualties of Cool: Casualties of Cool

Amigos, no hay verdades universales. Pero si hay algo en lo que creo que casi todos estaremos de acuerdo es el hecho que Devin Townsend es, probablemente, el músico más polifacético de la escena metal. Lo hemos visto haciendo extremo, acercándose al pop, tirando de vanguardia con discos ambientales, centrándose en su aspecto humorístico, siendo más melancólico, más alocado, de arriba, boca abajo, hacia los lados y al revés. Y pese a haber probado tantas cosas, nunca deja de sorprendernos con salidas inesperadas. Su música te podrá gustar más o menos (aunque visto su catálogo, seguro que hay algo que te pueda llamar la atención), pero nunca podrás negar que es un artista extremadamente creativo, que nunca cierra una puerta y que está decidido a expresarse de tantas maneras como su tiempo le permita.

2014 se planteaba como un año muy ocupado para Devy, puesto que hace tiempo ya nos adelantó que este año verían la luz dos discos nuevos de su estampa: el indiscutiblemente esperadísimo «Z2» (la segunda parte del álbum conceptual «Ziltoid the Omniscient») y una colaboración con la cantante Ché Aimee Dorval, quien ya había aparecido en su álbum «Ki» de 2009, bajo el nombre de Casualties of Cool. Desafortunadamente, no podremos disfrutar de «Z2» hasta finales de año dado que su grabación se inició a principios de mayo, pero lo que sí tenemos entre nuestras manos es el fruto de la colaboración que mencionábamos. El primer trabajo de Casualties of Cool, de título homónimo, presenta un estilo que se podría definir como «country atmosférico». Suena raro, ¿verdad? Pasemos a observarlo con más detalle.

Al que no haya oído ni un mísero adelanto de este trabajo es probable que le cueste hacerse una idea de cómo puede sonar algo así, pero verdaderamente el concepto no es tan complicado: el disco consiste, esencialmente, de ritmos típicamente countries con voces extremadamente suaves y muchas capas ambientales adornando los pasajes. Si estabas pensando que esto iba a ser un trabajo de country alegre con el que pudieras bailar, estabas muy equivocado. Digamos que, más bien, es algo que podrías escuchar reclinado en el sillón, muy sereno y relajado, pero sin prescindir de marcar el ritmo suavemente con el pie. De hecho, la sensación general que ofrece el disco es muy similar a la de «Ghost», pero con ritmos distintos. A nivel vocal, Ché y Devin se turnan el protagonismo y en ocasiones lo comparten, como en la pegadiza «Ether». Townsend nos ofrece sus voces más leves, como un dulce susurro, mientras que Ché es quien tiene más oportunidad de dar cuenta de sus habilidades en canciones como «Forgive Me», donde ofrece más colores que en la tónica general del álbum

Una colaboración más que destacable es la de Jorgen Munkeby en «Moon», demostrando su talento al saxo en un entorno muchísimo más calmado y melódico que a lo que nos tiene acostumbrados en Shining. «The Code» ofrece un ritmo interesante y algunas progresiones de acordes que saltan de la línea que siguen la mayoría de temas, y la cosa se pone interesante con «Pier»: juegos minimalistas, primer plano para los sonidos ambientales y polirritmos trabajados en una percusión desnuda. «Ether» suena facilona y angelical, mientras que «Deathscope» ofrece un aura más cirquense e inquietante, «The Bridge» aporta algo más con su duración y desarrollo y «Bones» es indudablemente un highlight por la emotividad de Ché a la voz. El álbum cierra con toques orientales en «Pure», y dejando al oyente la certera sensación de que la segunda mitad del álbum es notablemente más disfrutable que la primera pese a que haya un par de joyas en esta.

En Casualties of Cool nos encontramos con un álbum que peca del mismo error que «Ghost»: no deja mal sabor de boca, pero tampoco incita a escucharlo mucho más. Ofrece algunas ideas bastante interesantes (el mezclar los animados ritmos country con el minimalismo musical y la suavidad vocal), pero por lo general, salvando joyas muy concretas, es un disco bastante poco relevante y fácilmente olvidable. Como añadido, a lo largo de su reproducción es habitual sentir que se está haciendo demasiado largo, y que un minutaje inferior habría beneficiado a la obra (por si fuera poco, la edición especial trae un segundo CD)… pero no es un mal trabajo, tan sólo se hace insulso en demasiados puntos. Después de ofrecerle varias escuchas, mi veredicto final es que es un disco que me pondría para tumbarme en la cama y relajarme, pero poco más. Buena iniciativa, interesante intento, pero creo que Casualties of Cool se quedará en un par de canciones que recuerde.