Richie Kotzen: Cannibals
El virtuoso estadounidense, siempre a la sombra de nombres más notorios, vive una madurez renacida, una segunda juventud. Apenas el pasado verano lanzó el recopilatorio ‘The Essential’ en forma doble CD + DVD, una revisión de su carrera donde rememora tanto los escarceos folk y acústicos como los estallidos de rock de manual, abandona ahora el espejo retrospectivo para entregar una obra perfectamente actual, su disco en solitario número 21. Para la ocasión, vuelve a los derroterios blues, poperos incluso y hasta ejercicios de motown callejero directo a la espalda como en el tema ‘Come on Free’.
Desde que publicara ‘The Winery Dogs’ junto a su banda homónima, era evidente que las ganas de componer y hacerse ver estaban ahí, debajo de aquellos temazos frescos y diseñados para funcionar. Y vaya si lo hicieron, y mejor de lo esperado, subiendo a los puestos más altos de los charts americanos. En este trabajo, Kotzen recoge todo lo aprendido con Mr. Big, Poison o la superbanda fusionera Vertú, para rehacerlo y retornar a sus raíces espirituales o, cuanto menos, las más físicas.
El álbum empieza con el pelotazo que da nombre al CD, quizá la canción más rápida y enfurecida del conjunto. ‘Is An Instant’ se postula como single, más mesurado y con fraseos llenos de groove, siendo capaz de subvertir un sentimiento propiamente pop con una batería más lógica del funk. En el tercer corte, ‘The Enemy’, el tono se vuelve sobrio, con un uso eficaz del pedal steel, retornando a los comienzos premonitorios de su obra. En ‘Shake It Off’ las percusiones latinas se adueñan del conjunto, secuestrando los riffs hacia un terreno más festivo, de jazzy organs, fuzz distorts y todas esas etiquetas que pretenden emular el pulso y el sentido de un tema físico, muscular. Y así, cada corte contiene un matiz, un arreglo lúcido y único. En ‘I’m All In’, tenemos la colaboración de dUg Pinnick (de King X) en la sección vocal, cerrando el círculo de referencias –pues el guitarrista Ty Tabor es legítimo heredero de la escuela de Kotzen–. ‘Stand Tall’ es quizá el corte más rudimentario, donde Billy Sheehan contribuye a armonizar vocalmente una escala por debajo. Aunque el conjunto es heterogéneo, podría encuadrarse dentro de un cajón de inspiraciones setenteras. Bajos con distorsiones punk, punteos y barridos de acústica dignos de Al Di Meola, técnicas de producción herederas del RnB y texturas de theremin; todo cabe bajo su batuta.
‘Up (You Turn Me)’ contiene todos los elementos que hacen al músico reconocido: un estribillo coreable, puro gospel, un contrapunto sostenido y esos grititos propios de Michael Jackson bailando bajo el Fender Rhodes de Lenny Kravitz. La guitarra es una mera herramienta al servicio del cómputo generar, apenas deja oír un wah-wah aquí o allá. El salto a You, escrita por su hija cuando tenía apenas trece años, una balada para piano que sirve como ruptura espacial, asombrosamente lírica, sentencia lo que ya se dejaba intuir: este Cannibals es un disco mucho más inteligente de lo que podría suponerse. Y Kotzen tiene un talento fuera de serie. Realmente no hace nada nuevo ni sale de su zona de confort, pero logra arrebatar la atención y llevarse al oyente a su territorio. Quizá el único error sea que peca de poca ambición: con apenas cuarenta minutos, en un disco nacido para gustarse a sí mismo, uno de los más descargados ahora mismo tanto en Amazon como iTunes por cierto, pero sin aspiraciones de dejar un poso tanto en su carrera discográfica como en el oyente tradicional. No obstante, sólo el tiempo lo dirá.
Grupo:Richie Kotzen
Discográfica:Headroom-inc
Puntuación:8
Canciones:
- Cannibals
- In an Instant
- The Enemy
- Shake It Off
- Come On Free
- I’m All In
- Stand Tall
- Up (You Turn Me)
- You
- Time for the Payment
Año:2015-01-08
Votación de los lectores:5
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