Spock´s Beard: Brief Nocturnes and Dreamless Sleep
Nick D’Virgilio está fuera de la banda. Por fin. Lo siento, pero alguien tenía que decirlo. No, no tengo nada en contra de Nick, al contrario, me parece un gran cantante y baterista. Pero como miembro de SPOCK’S BEARD, este señor no hacía más que poner trabas a su propia banda, básicamente porque a cualquier persona con su agenda le resultaría imposible concentrarse en ella teniendo tantísimas cosas que hacer. Es un gran artista, sí, pero este no era su sitio. Es más, dejando de lado un mero aspecto logístico como puede ser la organización de su tiempo por tal de dedicarse a la banda, encontramos un gran motivo para ver cómo la marcha de Nick beneficia a la agrupación. Vayámonos una década atrás en el tiempo. Hace un año que NEAL MORSE abandonó la barba y éstos se preparan para publicar su primer álbum sin ese querido líder que ahora se dedica de lleno a su fe y su carrera en solitario. Nick D’Virgilio toma las riendas compositivas (no totales, quede claro) y el primer producto de esto es “Feel Euphoria” (poca gente la siente con este disco, la verdad), un álbum claramente distinto a las directrices musicales marcadas por la banda cuando Neal estaba a bordo y, lo que es más, la mayoría del público se da cuenta de este drástico cambio y lo rechaza. Y no sólo se trata de un álbum transitorio, sino que le siguen dos más: “Octane” y “Spock’s Beard”, de mediocres resultados ambos. De repente llega un álbum en el que Nick prácticamente no participa compositivamente debido a su compromiso con el Cirque du Soleil, un álbum donde el resto de miembros originales de la barba se encargan de crear la música y… ¡sorpresa! de repente la banda no sólo ha recuperado su mágico sonido original sino que además, ha manufacturado un álbum a la altura de sus dorados y lejanos ancestros. Si esto no es suficiente prueba de que el lugar de Nick no estaba en el liderazgo de esta banda, que baje Dio y lo vea. No era su lugar. Quizá sí como baterista (rol que ejerció a la perfección en la era Neal), pero no como cerebro.
“Brief Nocturnes and Dreamless Sleep” es el segundo capítulo de la regeneración de SPOCK’S BEARD y su vuelta al cristalino y vivaz sonido que los caracterizó en sus comienzos. Esta senda redescubierta gracias a “X” y la toma del poder compositivo por parte de Alan, (también Ryo y Dave pero mayormente en “X”, en esta obra no tanto pese a ser los tres los verdaderos herederos del auténtico sonido de la banda) está haciendo que la banda viva un rejuvenecimiento acelerado, impulsado en última instancia por la entrada del genial Ted Leonard a las voces. Pero no me malinterpretéis, este álbum no es un manido revival de su época dorada como muchas otras bandas intentan hacer, sino una recuperación de lo mejor de sus inicios y una adaptación a los tiempos modernos. No es un calco de la época Morse, de ninguna manera, simplemente ha sabido captar la esencia, los detalles que hicieron que SPOCK’S BEARD fueran SPOCK’S BEARD, detalles mayormente perdidos durante aquel lapso de tres discos (“Feel Euphoria”, “Octane” y “Spock’s Beard”) a la deriva. Sigue habiendo elementos nuevos y más modernos, pero no conforman la base de la obra. Y esto lo podemos ver muy rápidamente si echamos un vistazo a los créditos. El principal compositor es Alan Morse, el hermanísimo, digamos que el mayor preservador de la esencia de la banda y un nexo entre lo más antiguo de la agrupación y sus nuevos horizontes. Por otro lado tenemos a Neal Morse como colaborador en la composición de algunos temas (lo que más que justifica lo dicho), pero por el otro nos encontramos con la grata sorpresa de que Ted Leonard es el segundo principal compositor (sin tener en cuenta a John Boegehold, co-compositor habitual de la banda), tratándose de la nueva incorporación, la representación de aquello nuevo. Y de alguna manera estos elementos han sabido cuadrar perfectamente para crear lo que debería haber sido la sucesión natural desde la marcha de Neal.
Este álbum nos ofrece un sonido suave, dulce al paladar de unos oyentes de progresivo que, colmados con la tendencia dramática y fatalista que toma la ambientación del género últimamente, viene a hacer las delicias de muchos gracias a una pequeña tendencia pop que, mezclada en el gran receptáculo prog-rock, crea un brebaje paradisíaco al paladar, despojado de dureza y recreado como una copa de vino afrutado perfectamente temperada. La comunión establecida entre portada, título y música está extremadamente trabajada y crea una conexión nada casual, destinada a arrastrar al oyente a un mar que tiene momentos para todo. Porque es un disco que tiene momentos relajados, momentos intensos, momentos de evidente complejidad, momentos de educada sencillez e incluso, pese a la tónica alegre que predomina el disco, pequeños momentos de oscura inquietud cautelosamente añadidos. Es la recreación de calma y oleaje por ambos lados, pero bajo un tremendo control que inspira confianza. Me aventuraré a decir incluso que, pese que a la primera escucha me aburrió y me dio la sensación de ser un disco bastante mediocre, es un álbum con mucho gancho a posteriori. Cuesta cogerlo, pero una vez lo tienes no puedes parar de disfrutarlo.
Si vamos tema a tema, nos encontramos un opener titulado “Hiding Out” de carácter emotivo, memorable. El segundo corte nos trae un genial pasaje inicial basado en uno de los recursos de esta banda que más de gustan: un compás de amalgama que suena tan natural que no caes en la cuenta de que es un 7/4 (en este caso en concreto) hasta que te pones a pensar en ello. Tras el inicio, toma el poder un sonido más dinámico, más rockero bajo el liderazgo de una intensa línea de Dave Meros que llega a recordar al sonido contundente de aquella rocosa “Surfing Down the Avalanche” del ya superado “Octane”. Cabe decir que en este caso está mucho mejor aliñada, tanto por los detalles de Alan como por el colosal hammond que luce Ryo en el estribillo. “A Treasure Abandoned” nos recuerda en su inicio a la intro de “The Emperor’s Clothes” por seguir con el juego de reminiscencias a temas anteriores, pero rápidamente se adentra en una distinta tónica bella y particular. Llegamos al ecuador de la obra con un tema verdaderamente desconcertante como es “Submerged”, ya que suena más a ALTER BRIDGE y a el estereotipo de rock de radio americano que a cualquier cosa remotamente cercana a SPOCK’S BEARD. El tema no está mal, es una buena balada, pero no pinta demasiado entre el resto.
El zénit del álbum llega con el tridente final, tres joyas que tienen madera de perdurar como temas imperdibles de la banda. En primer lugar, una estelar “Afterthoughts”: alocada, afilada, directa. Con “Something Very Strange” nos adentramos en un ambiente algo más oscuro, con el aliciente de un exquisito trabajo de Ryo a los teclados. Para finalizar, “Waiting For Me” constituye un heroico colofón al plástico, una canción que perdurará seguramente como buque insignia del disco. Enorme el trabajo vocal de Ted Leonard a lo largo de los 55 minutos (duración más que acertada, no se hace nada pesado) y impresionante el nivel impuesto por la banda con este trabajo que, tras una época incierta, confirma la recolocación de la banda en unas magistrales líneas de las cuales nunca debió descarrilar. Larga vida a estos SPOCK’S BEARD.
Esteban Portero
Grupo:Spock´s Beard
Discográfica:InsideOut Music
Puntuación:8.7
Canciones:
- Hiding Out
- I Know Your Secret
- A Treasure Abandoned
- Submerged
- Afterthoughts
- Something Very Strange
- Waiting for Me
Año:2013
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