Cada banda es un mundo, y cada artista basa su carrera en lo que ellos creen. Algunos lo hacen en sus shows, que más que conciertos al uso se convierten en una experiencia audiovisual, otros se ciñen meramente a la música, y también los hay que se apoyan en una imagen, del tipo que sea, con la que consiguen llamar la atención. MARILYN MANSON perteneció a este último grupo durante unos cuantos años, y por eso se quedó con el apodo de Reverendo hasta el fin de los días. Después de un debut correcto (e infravalorado) pegó el pelotazo con ‘Antichrist Superstar’ con una estética y un discurso transgresor que daba a algunos donde más dolía. Después del anticristo supo reinventarse creando dos personajes más, Omega para un atmosférico ‘Mechanical Animals’ y Mercury en ‘Holy Wood’ (tampoco valorado en su justa medida, una mezcla ideal de sus dos discos anteriores).

Desde ese momento, la importancia que tuvo esa trilogía ha sido una losa en su carrera, sólo comparable a la caricatura en la que se ha ido convirtiendo de sí mismo. Ese es uno de los riesgos de vender una imagen, que hay momentos que es tarde para quitarte la etiqueta y resta credibilidad a tu trabajo; y con Manson ocurrió. ‘The Golden Age of Grotesque’ ya supuso un bajón en la calidad de su discografía, continuado con ‘Eat Me, Drink Me’ y ‘The High End of Low’; no es que fueran discos malos, pero no era lo esperado para una figura como la suya. Está claro que los grupos evolucionan, pero sin ser un vocalista extraordinario, al simplificar sus composiciones a un rock para intentar enganchar con un puñado de canciones, perdió la magia… y seguramente el norte. Algunos lo achacaron a los cambios de formación, y puede que no les falte razón, ya que el baile ha sido considerable los últimos tiempos, hasta tal punto que el quinteto pasó hace poco a cuarteto, prescindiendo del puesto de teclista; no solo cambian los músicos, sino que eran los encargados de componer. Sin ir más lejos, Chris Vrenna participó tanto en la creación como la grabación de este disco, abandonando la banda el verano pasado.

Con tales precedentes, el que simplificó su pensamiento fui yo mismo, esperando poco para una nueva obra, y exigiendo aún menos. Quizá por eso es que ‘Born Villian’ ha sido una agradable sorpresa; sin llegar a sus obras cumbre (sería de locos pensar así), sí que se encuentran aquí elementos de distintas épocas que hacen recordar al Manson de hace años. Pero sobre todo, o al menos conmigo, van a conseguir algo que no hicieron sus dos discos anteriores: que recuerde más de un título de sus canciones.

‘Hey, Cruel World…’ con su inicio oscuro bien puede recordar a alguna canción de ‘Holy Wood’ como ‘Count to Six and Die’, si bien después rompe en un tema algo más desquiciante aunque sin complicaciones; aunque si alguna recuera a la citada, es precisamente ‘Breaking the Same Old Ground’, que se encarga de cerrar el álbum sin llegar a esa manera tan tétrica por el registro de la voz. La atmósfera inicial está muy presente en cortes como ‘Children of Cain’ y la que da título al álbum, pero no sólo eso. ‘Lay Down Your Goddamn Arms’ recupera las partes melódicas y atmosféricas de ‘Mechanical Animals’, igual que ‘Slo-Mo-Tion’, donde recupera ese punto teatral que tuvo en su música. También se advierte en los ritmos de ‘Pistol Whipped’, un tema extraño (y con una intro excesivamente larga) pero con un ritmo atrapante.

Incluso en ‘Murderers Are Getting Prettier Every Day’ recuerda al anticristo con el tema más acelerado y con más mala leche que le recuerdo en mucho tiempo. De haber metido otra dosis así en la primera mitad del disco hubiera subido la energía del mismo. Y ya por rematar, el comienzo de ‘Overneath the Path of Misery’ parece sacado de su primera obra, esperando que en cualquier momento cantara el mítico “… I am the god of fuck…”. Lo que sorprende es que después del espejismo la canción raya a gran altura; de nuevo simple, pero aquí de una manera mucho más efectiva. Su última etapa también está bastante presente en ‘Disengaged’, ‘The Gardener’ y ‘The Flowers of Evil’, donde la voz es el elemento más importante y derivan en temas que pasan a un segundo plano frente a los demás. Incluso el single ‘No Reflection’ parecía hacernos ver que el disco iba a seguir por esa vertiente cuando no ha dado una idea real por lo variado que ha resultado ser.

Puede que adolezca un poco en lo que siempre se le ha echado en cara: es largo, y trece canciones suyas sean demasiado a estas alturas. Catorce si es la edición especial con ‘You»re So Vain’, versión de Carly Simon en la lo más destacable es que que colabora Johnny Depp; precisamente el actor apareció hace poco junto a la banda en una entrega de premios donde el grupo no mostró su mejor cara, aunque sí mejor que años anteriores. Y es que a pesar de esta buena obra de estudio, MARILYN MANSON parece que sigue teniendo que mejorar sus directos más recientes, ya sea por su line-up actual, por su estado de forma o la razón que sea. Por eso repito lo que decía al principio: no se le puede pedir que haga los conciertos llenos de rabia de hace quince años (igual que a tantos grupos), pero si te apoyaste entonces en algo que ahora no puedes ofrecer, a la larga termina restándote puntos. Por lo demás, parece que ha vuelto a una buena senda. No es una vuelta a las raíces como muchos grupos podrían venderlo, pero sí hay cosas que recuerdan a etapas mejores.

 

Varo ( varo@themetalcircus.com )

Grupo:Marilyn Manson

Discográfica:Cooking Vinyl Records

Puntuación:7.3

Canciones:

  1. Hey Cruel World…
  2. No Reflection
  3. Pistol Whipped
  4. Overneath The Path Of Misery
  5. Slo Mo Tion
  6. The Gardener
  7. The Flowers Of Evil
  8. Children Of Cain
  9. Disengaged
  10. Lay Down Your Goddamn Arms
  11. Murders Are Getting Prettier Every Day
  12. Born Villain
  13. Breaking The Same Old Ground
  14. You’re so Vain

Año:2012