Como un amigo me dijo una vez: tienes todo el tiempo del mundo para sacar un álbum debut. Una vez la maquinaria empieza a rodar, el tiempo juega en tu contra, y múltiples factores hasta entonces ocultos podrán condicionar que tengas más o menos éxito. Consigue dinero pronto para un segundo trabajo, organiza conciertos para mantener viva la actividad de la banda, no dejes demasiado espacio entre ambos o será más fácil que la gente te olvide junto a otras tantas bandas que publicaron un debut y no llegaron a dar el siguiente paso… Pero para tu obra prima, puedes tomarte todas las licencias que quieras. Al fin y al cabo, de cara al público no hay expectativas (salvando los círculos cercanos, evidentemente), esencialmente porque todavía poca gente te conoce. Cheeto’s Magazine llevan bastante tiempo en activo y, no exentos de problemas, tardaron la friolera de un año en grabar este «Boiling Fowls». Pero la problemática en el estudio queda reducida a una nimiedad comparada con el éxito que está teniendo una vez publicado: apenas lleva unas semanas a la venta y en el círculo prog son la revelación del momento.

Recién desprecintado el disco, lo segundo que llama la atención del oyente (lo primero es el nombre de la banda, evidentemente) es la estética presentada en el artwork. Una serie de dibujos entre lo infantil y lo grotesco, con colores vistosos y figuras caricaturizadas es lo que encontramos acompañando a unas letras en las que, a falta de saber a ciencia cierta si esconden algún mayor significado oculto, son puro surrealismo. El caso es que si conocemos al líder de la banda, esto no debería extrañarnos. De hecho, es exactamente lo que esperaríamos de alguien que ha tenido tanto éxito como cómico en el dúo Venga Monjas (junto a Xavi Daura), formando parte, junto a figuras cercanas a sí mismos como el propio Miguel Noguera, de los propulsores del llamado por muchos «post-humor»: la comedia vista a través de un prisma totalmente innovador, a través de unos gags y cortos tan desconcertantes como extravagantes (se habla de ello en este interesante artículo). Definitivamente se trata de algo que amas u odias. Pero al fin y al cabo, ¿no trata el progresivo de romper moldes? Así pues, el vínculo establecido no podría ser más certero.

De todos modos, en ningún caso hay que ver esta banda exclusivamente como una extensión musical de Venga Monjas. Que en su música y directo haya un componente importante relacionado con esta visión y manera de hacer las cosas no quiere decir que sea lo único a tener en cuenta. Escuchando el disco, nos podemos dar cuenta de esto rápidamente: hay ganas de ser innovador y desarrollar un estilo con una personalidad intensa (esos cortes electrónicos como «The Driver and the Cat» o la sección dubstep de «Octopus Soup» confieren cierto eclecticismo y denotan unas miras abiertas que siempre son de agradecer), pero también de rendir tributo al prog clásico. Un perfecto ejemplo de lo segundo es la canción que abre el álbum, la magnífica suite «Nova America», que a lo largo de sus deliciosos 25 minutos recuerda a los primeros Genesis, Yes, o bandas más actuales pero de estilo similar como Transatlantic o The Flower Kings. Aquí tenemos prácticamente de todo: partes emotivas, estupendos solos, pasajes alocados… y, siendo este uno de los mejores momentos del álbum, un fantástico juego de voces alrededor del minuto 7:30 en la vena de Gentle Giant o, de nuevo yendo algo más reciente, Spock’s Beard.

Uno de los puntos fuertes de este «Boiling Fowls» es, como ya venía anunciando, el enorme partido que se le saca a las voces. Cómo se combinan las distintas líneas en el apartado vocal es una seña más (por si lo instrumental fuera poco) de que nos encontramos ante unos músicos con mucha mano a la hora de escribir, que realmente saben lo que hacen. Si bien es cierto que en algunos puntos la estructuración de ciertos temas puede resultar caótica, estoy convencido de que se trata de algo puramente intencional: saben dejar aire para que un pasaje se pueda desarrollar debidamete y a la vez saben cuándo incluir cambios alocados y desconcertantes. Si vamos tema a tema es difícil nombrar «highlights», puesto que, aunque a primera escucha se pueda hacer algo largo, todos los cortes de este álbum son imprescindibles. Las instrumentales «Four Guitars», «Volcano Burger» y «Fat Frosties» son perfectas muestras de que, aunque las voces puedan brillar en Cheeto’s Magazine («Octopus Soup» vuelve a dar cuenta de ello), este terreno tampoco se les resiste. Dinamismo y melodías memorables es lo que ofrecen estos temas, y si hablamos de algo memorable, tampoco podemos pasar por alto cosas como los endemoniadamente pegadizos estribillos de «Teddy Bears» o los versos de «The Driver and the Cat» y «Naughty Boy» (además de esa sección jazzera que es mermelada pura). En definitiva, es difícil no quedar verdaderamente enamorado de esta banda si te gusta el progresivo, el humor y tienes las miras abiertas a varios estilos. Después de apreciar la genialidad de Venga Monjas, escuchar estas magníficas composiciones y saber que los dibujos del libreto también los ha hecho él, sólo queda preguntarse: ¿Hay algo que Esteban Navarro no pueda hacer? Habrá que pedirle que se chupe el codo en alguno de sus conciertos.

Grupo:Cheeto's Magazine

Discográfica:Indepentiente

Puntuación:9

Canciones:

  1. Nova America
  2. The Driver and the Cat
  3. Volcano Burger
  4. Teddy Bears
  5. Four Guitars
  6. Octopus Soup
  7. Fat Frosties
  8. Naughty Boy
  9. Driver French

Año:2014-04-20

Votación de los lectores:5