Machine Head: Bloodstone & Diamonds

A una de las bandas más influyentes del metal en los últimos 20 años no se le pide necesariamente que innove, simplemente que haga buenas canciones. Y entendemos que no siempre la maquinaria puede trabajar al máximo nivel, pero lo totalmente inexplicable es que lo que podía haber sido un trabajo pasable se haya convertido en un enorme fardo de paja del que tan sólo rescatar alguna gema.

Cuando Machine Head publicaron “Unto the Locust” allá por 2011, una duda enorme asaltó mi cabeza: después de tres discos que se posicionaban fácilmente como el zénit creativo de su carrera, ¿iban a poder mantener el tipo con el siguiente? Está más que claro que “The Blackening” es la obra cumbre de los de Oakland, pero lo cierto es que tanto “Through the Ashes of Empires” como el primeramente mencionado, pese a estar un peldaño por debajo, constituyeron lanzamientos de enorme calidad, fundamentando la base de su discografía junto al inolvidable “Burn My Eyes”, ligeramente superior, que inauguró su trayectoria. Es bien sabido que los de Robb Flynn desde el inicio de siglo han sido dados a tomarse su tiempo para los nuevos trabajos de estudio (tres o cuatro años entre discos), y uno podía pensar que quizá esa era la clave para que la maquinaria funcionase perfectamente engrasada. Pero lamentamos decir que el momento en que las cosas se tambalean ha llegado. “Bloodstone & Diamonds” es, sin duda, una franca decepción.

Podría ser algo normal. Podríamos entender que la llama de la creatividad no arde siempre con la misma intensidad. Pero hay cosas en este álbum que son verdaderamente inexplicables. Como que el minutaje sea de setenta minutos. Como que haya ni más ni menos que doce temas, la mayor parte de ellos superando los cinco minutos de duración. ¿Qué necesidad hay de llenar un álbum de temas absolutamente irrelevantes cuando había buenos cortes que bastaban para hacer un disco decente de tres cuartos de hora? Y una vez decidido tal suicidio: ¿por qué colocar los temas más potentes al inicio del plástico, para ir a la total deriva a partir de la sexta canción? Porque no os equivoquéis, este trabajo tiene algunos grandes temas (“Now We Die” y “Night of the Long Knives”) y algunos otros bastante buenos (“Killers & Kings” o “Eyes of the Dead”), pero quedan absolutamente deslucidos por el poco esmero con el que han sido trazados el resto. Y ya no hablamos sólo de canciones que no tienen absolutamente ningún atractivo (“Take Me Through the Fire”), sino de otras que encima están alargadas hasta los más de seis minutos, como si algo realmente valiese la pena en ellas (“In Comes the Flood”, “Game Over”), por no hablar de auténticos fillers de manual que no pintan nada en un álbum de Machine Head (“Imaginal Cells”, “Damage Inside”).

Creedme cuando os digo que, tras las escuchas completas reglamentarias, lo único que recordaréis de “Bloodstone & Diamonds” son los primeros seis temas, que en efecto podrían haber constituído por sí mismos un trabajo que salvase la papeleta, pero sin excesivo brillo. “Now We Die” es un gran himno, por supuesto, pero el resto palidece a un nivel descarado. Incluso un tema con buenas ideas como “Sail Into the Black” acaba perdido en los cerros de Úbeda con un desarrollo muy poco acertado. En cuanto al desarrollo estilístico, es evidente que la banda decide cada vez más tirar de estribillos melosos y pegadizos, pero con mucho menos atino y buen gusto que en “Unto the Locust”. Y es que a una de las bandas más influyentes del metal en los últimos 20 años no se le pide necesariamente que innove, simplemente que haga buenas canciones. Y entendemos que no siempre la maquinaria puede trabajar al máximo nivel, pero lo totalmente inexplicable es que lo que podía haber sido un trabajo pasable se haya convertido en un enorme fardo de paja del que tan sólo rescatar alguna gema.