In This Moment: Blood

Tenía cierto recelo a la hora de escuchar el nuevo álbum de IN THIS MOMENT. En esta web hemos seguido al grupo desde su debut, ‘Beautiful Tragedy’, y parecía que con ‘A Star-Crossed Wasteland’ dejaban de convertirse en “un grupo más” para empezar a destacar, sobre todo cuando su vocalista Maria Brink usaba su registro melódico. Ese era el toque que marcaba un salto de calidad en la banda… y con el single de adelanto de ‘Blood’, que además daba título al álbum, parecían haberlo perdido. De hecho, mostraba un lado más sucio de la banda, acercándolo a influencias industriales.

No era sólo el aspecto meramente musical. El hecho de que su vocalista se mostrara de una manera distinta (y que da la sensación de superioridad) sobre sus compañeros, transformados en una especie de zombies apocalípticos, no transmitía buenas sensaciones. Esa diferencia se acrecentó en el videoclip de presentación, sensual y llamativo. A estas alturas no hace falta recurrir a topicazos así, que a la larga terminan siendo contraproducentes. Aún con todo, tratándose de un tema muy simple, tenía un punto de gancho que lo hacía atractivo. ¿Qué tenemos en el disco completo? Pues ni tan malo como se podría esperar, pero con algo de falta de personalidad con su predecesor. O al menos, falta de continuidad.

La intro ‘Rise With Me’ es más parte del tema final, ‘11:11’, para cerrar el círculo del álbum que una introducción al uso. Tras la conocida ‘Blood’, contundencia musical en ‘Adrenalize’, pero aparición de ese registro donde mejor se mueve Maria, dulce y cálido. Cuando rompe su voz en el tramo final no destaca tanto, pero parece olvidarse pronto de ese registro para ‘Whore’, con amagos de rapeo, y volver a él en una desquiciante y agresiva ‘You're Gonna' Listen’. ¡Vaya que si nos hacen escuchar! El título hace justicia a lo que encontramos en ella. En ‘Burn’ vuelven a jugar con el contraste que mejor les funciona (música potente con registro vocal melódico), y para ‘Scarlet’ se olvidan de la caña para crear lo que podría denominarse balada del álbum, también muy conseguida.

‘From The Ashes’ se alza como una de las canciones donde mejor ensamblan los dos lados del grupo, destacando de nuevo la voz, y aunque el listó lo bajan con ‘Beast Within’, lo recuperan en ‘Comanche’, una especie de tributo a los NIN desfasados de los 90. ‘The Blood Legion’ marca una pausa poco antes de llegar al final donde de nuevo muestran un lado más cercano a sonidos industriales en algunas partes instrumentales antes de ceder el protagonismo a la voz, y cierran con la joya de la corona, la citada ’11:11’, una pieza atmosférica donde dejan a Maria en solitario y sin adornos, y nos muestra su lado más sincero y emotivo. Quizá se han desmarcado bastante de lo que nos tenían acostumbrados, pero los malos presagios iniciales se olvidan con el paso de las canciones.