Monroe mantiene sus objetivos de conquistar el mercado americano, aunque sea poco menos que una labor imposible para una artista de su género. Lo que está claro es que el Monroe errático de 2000-2005 ha desaparecido para siempre y lo que tenemos ahora es a un artista que se ha despegado definitivamente del peso muerto que era trabajar con Andy McCoy en Hanoi Rocks.

Desde que Michael Monroe se reencontró a si mismo a principios de esta década, su carrera ha sido una constante retahíla de discos imposiblemente buenos de punk rock escandinavo y hard rock. En su momento fichó a Ginger, de los Wildhearts, como guitarrista de apoyo para los directos y compañero de composición, lo cual dio pie al impresionante “Sensory Overdrive”. Cuando Ginger abandonó la banda, fichó a Dregen de los Backyard Babies, seguramente el único tipo del mundo capaz de rellenar ese hueco al lado de un tio como Monroe. Y ahora que Dregen se ha marchado para ocuparse de su banda de toda la vida, Monroe vuelve a impactarnos con un disco que es puro rock n’ roll desde el minuto uno. En este caso, Monroe sigue rodeándose de su viejo compañero de Hanoi Rocks, Sami Yaffa, y del guitarrista Rich Jones (Black Halos, entre otros).

“Blackout States” es un disco repleto de actitud, como se puede intuir en temas como “The Bastard’s Bash”. Otros como “Good Old Bad Days”, el boogie es el protagonista, con muchos ecos a los viejos temas de Hanoi Rocks como “Motorvatin’”. Los estribillos de Monroe siempre son memorables y en este disco no se ha desviado de la ruta: deliciosos estribillos pop cantados con una voz rasgada y llena de personalidad sobre una base del punk-rock más sólido que te puedas echar a la cara.

La edad no existe para el vocalista y saxofonista finlandés. Escucha los dos minutos de “RLF” (“Rock Like Fuck”, uno de sus lemas míticos) e intenta pensar que el tio tiene 53 años. Luego obsérvale sobre el escenario haciendo splits con las piernas totalmente separadas y te darás cuenta de que ya no fabrican frontmen como este.

En el sentido más melódico de las cosas, el tema título y “Old King’s Road” se llevan la palma. Ambos son ejercicios de rock más melódico y de componente más melancólico, que no lento. La temática del pasado y los “viejos buenos tiempos” resuena habitualmente en la obra de Monroe, quien vivió los grandes momentos del rock y sirvió como inspiración para gente tan influyente como Axl Rose. Vio caer a Johnny Thunders, se ganó al respeto de Lemmy y se hizo amigo de los Hell’s Angels de New York. No está mal para un finlandés con pinta de travesti punk de lo más andrógino.

El rock clásico más americano vuelve a hacer acto de presencia en “Permanent Youth”. No en vano, hace un par de discos, colaboró ni más ni menos que con Lucinda Williams en el tema “Gone Baby Gone”. Monroe mantiene sus objetivos de conquistar el mercado americano, aunque sea poco menos que una labor imposible para una artista de su género. Lo que está claro es que el Monroe errático de 2000-2005 ha desaparecido para siempre y lo que tenemos ahora es a un artista que se ha despegado definitivamente del peso muerto que era trabajar con Andy McCoy en Hanoi Rocks y se ha empeñado en levantar su carrera en solitario hasta un lugar que haga justicia a sus 35 años de militancia en el rock.

Grupo:Michael Monroe

Discográfica:Spinefarm

Puntuación:9

Canciones:

  1. 01. This Ain't No Love Song
  2. 02. Old King's Road
  3. 03. Goin’ Down With The Ship
  4. 04. Keep Your Eye On You
  5. 05. The Bastard’s Bash
  6. 06. Good Old Bad Days
  7. 07. R.L.F.
  8. 08. Blackout States
  9. 09. Under The Northern Lights
  10. 10. Permanent Youth
  11. 11. Dead Hearts On Denmark Street
  12. 12. Six Feet In The Ground
  13. 13. Walk Away

Año:2015

Votación de los lectores:5