Rainbow: Black Masquerade

Es posible que algún día Blackmore decida volver a hacer algo especial y encabezar todos los festivales de heavy metal habidos y por haber. Aunque tenga que ser Candince la vocalista creo que sería excepcional. Soñar es gratis…

Para muchos de nosotros Blackmore sigue siendo un semidiós, y su legado inmortal será siempre legendario. Pasarán los siglos, pero la humanidad seguirá escuchando Deep Purple, Rainbow y hasta Blackmore’s Night. Que no os quepa la menor duda de ello. Ve la luz ahora un directo al que supongo que muchos de sus fans ya habían accedido a él. Fecha de 1995 y con la última formación que tuvo Rainbow. Quizá no es ni la más glamurosa ni tampoco la más conocida, pero era solvente, compacta y sacó un disco que es de los más infravalorados de su carrera: “Strager in Us All”. El arco iris llegaba a Düsseldorf y descargaba su magia; y la televisión alemana grababa todo el directo para televisarlo en el programa Rockpalast.

Toda la magia de Rainbow está allí. Posiblemente Doogie White no tenga esa aura ni el caché de sus predecesores, pero en esa época su voz estaba al 100%. Hace poco reseñaba discos de Tank y de La Paz, pero ya no posee ese timbre mágico del que aquí hace gala. Por otro lado está ya Candince Night a los coros e incluso Pat Regan sale en los créditos de composición. Su matrimonio y nueva banda estaban en ciernes. En esa época llegaron a estar en el cartel del Barbarian Rock en España, pero finalmente se suspendió el festival y nos quedamos sin Rainbow. Los desarrollos largos a lo Deep Puerple son constantes y el juego vocal con el público es muy habitual. La sala ruge ante el inicio estratosférico de “Spotlight Kid” o en la jam improvisada de “Long Live Rock ’N’ Roll”, en la que meten una canción alemana tradicional y derivan a la célebre “Black Night”. Del material nuevo destaca “Too Late for Tears” y “Hunting Humans”, pero son “Ariel” y sobretodo “Wolf to the Moon” las que encandilan. Esta última es el último clásico atemporal que dejó Rainbow.

La elegancia y pulcritud de Blackmore tocando es maravillosa. Sus solos revisan el barroco y el renacimiento con esos juegos a lo Bach. Su estilo es absolutamente reconocible y no deja de sorprender. “Difficult to Cure” es el capricho del divo por Beethoven que hasta obligó a meterlo en calzador cuando volvió a Deep Purple. Obviamente los clásicos son lo más destacable del disco como “Mano n a Silver Mountain”, o las piezas de Deep Purple “Burn” (excelente), “Perfect Strangers” y sobretodo la final “Smoke on the Water”. Mención aparte merecen la exquisita “Temple of the King” y la improvisación alcohólica en la tradicional “Greensleeves”. De versiones añadir que tocan la tradicional “Still I’m Sad” de los Yardbirds y el “Hall of the Mountain King” de Grieg. A destacar sobretodo el trabajo de Paul Morris en los teclados y la base rítmica formada por Greg Smith al bajo y Chuck Brugi a la batería. Hay varios solos de teclado, guitarra y bajo, pero no se hacen pesados y dan colorido al directo.

No es el mejor momento de la historia de Rainbow, pero el grupo seguía siendo capaz de realizar magia. Un concierto excelente, auténtico y con un setlist estelar. Evidentemente son las seis cuerdas de Ritchie el gran atractivo, pero el grupo demuestra una profesionalidad absoluta por mucho que no estén acompañándolo los músicos más notables que hayan pasado por Rainbow. Es posible que algún día Blackmore decida volver a hacer algo especial y encabezar todos los festivales de heavy metal habidos y por haber. Aunque tenga que ser Candince la vocalista creo que sería excepcional. Soñar es gratis…