W.a.s.p.: Babylon

Parece mentira que ésta sea la misma banda que editó bodrios considerables como “Dying for the World” o los 2 volúmenes de “Neon God”. Tras un más que notable “Dominator” donde WASP sin rehacer su fórmula en absoluto, se reencontraban de nuevo con la chispa que suele propiciar el origen de una “buena canción con gancho”, la banda liderada por Blackie Lawless entrega un nuevo trabajo de nombre “Babylon” que supera con creces incluso a su predecesor y bien podría situarse a la cabeza de lo mejor hecho por WASP en los últimos 3 lustros. Suponemos que el factor estabilidad ha debe haber influido en ello pues ya son bastantes años con una misma formación, algo que rara vez ha sucedido en WASP. A ello habría que añadirle que ha sido bastante el tiempo en el que WASP se dedicó a experimentar con otro tipo de sonoridades paralelas y supongo que volver a pillar el ritmo de trabajo y las costumbres compositivas de antaño debe llevar su tiempo.

Sea como fuere, WASP, más allá de que su líder se aguante las ventosidades sobre el escenario (Me gustaría verles a ustedes con 50 y pico años ahí dándole todo cada noche sobre un escenario. Eso está al alcance de muy pocos, casi siempre británicos del tipo Lemmy, Byford, Dickinson… ), parecen haber retomado el vuelo y a día de hoy en absoluto son la sombra de si mismos que fueron durante tantos y tantos años (1995-2005). “Babylon” es un disco equilibrado donde Blackie pone sobre la mesa todas las cartas de WASP, la rockera/festiva, la baladística, la heavy metalera y la setentera. Y lo mejor de todo es que en todos los campos, sale bien parado.

Es que no hay más que ver el inicio de “Crazy” para sentir ese rendido homenaje al celebérrimo “Wild Child”. Curioso cuanto menos. De cualquier modo, “Crazy”, más allá de su riff principal y su dudosa “originalidad”, es un temazo de los gordos. De hecho hasta creo que ha salido como single, algo lógico pues posee un gancho, una fuerza y unas melodías vocales de aquellas que se echaban tanto en falta en WASP. Sin temor a equivocarme, creo que es una de las 3 mejores canciones que han hecho los californianos desde sus años dorados. “Live to Die on Another Day” nos trae de vuelta a los WASP más directos, rockeros y con ganas de fiesta, algo que se repite en la genial “Thunder Red”, un himno muy a lo “Blind in Texas”. La otra cara de la moneda la encontramos en temas mucho más relajados y épicos, de esos en los que tan bien encaja la voz de Blackie del tipo “Into the Fire” o “Godless Run”. Aunque el gran punto fuerte del disco –a parte de “Crazy”- está en “Babylon’s Burning”, el clásico medio tiempo épico y emotivo, muy en la onda del “Crimson Idol”, que acaba explotando con un grandioso estribillo. De verdad que estas cosas se echaban en falta. Mención a parte merece el corte “Promised Land”, último del disco y clarísimo homenaje al rock’n’roll de los 50’s y 60’s con el que creció Blackie. De este modo, las reminiscencias de bandas como STATUS QUO, los ROLLINGS o incluso el glam de SWEET o SLADE son más que evidentes así como también lo son a lo largo de todo el disco las de los pioneros del rock duro del tipo THE WHO, PURPLE o ZEPPELIN, ¿Qué me dicen sino del “Burn” que se marcan?. Vamos, que suena más WASP que decenas de canciones hechas en sus años oscuros, y eso que se trata de un clásico de DEEP PURPLE.

“Babylon” dura apenas 40 y poco minutos y cuenta con 9 cortes. ¿Para qué más?. Posee el material justo y necesario, sin relleno alguno, algo que Blackie debió percibir tras descubrir que “Crimson Idol” solo hay uno. El sonido es espectacular, equilibrado, sin experimentos raros y ante todo, orgánico y cálido. Como tiene que ser en una banda de estas características. Por todo ello y por más, WASP –mientras sigan editando discos como éste- hacen honor a su pasado y legado. Blackie, ya estás mayorcito así que asume tu condición de clásico, deja los experimentos de lado, y a seguir en la línea marcada por tus 2 últimos discos. Con dos cojones.