Art of Anarchy: Art Of Anarchy

Cualquier banda en la que milite o haga una aparición especial Scott Weiland va a tener una cierta carga dramática antes o después.

Cualquier banda en la que milite o haga una aparición especial Scott Weiland va a tener una cierta carga dramática antes o después. Weiland no es el tipo más fiable del negocio de la música y eso deben haber ido comprobando los miembros de Art of Anarchy, quienes aseguran que es su vocalista a tiempo completo mientras Weiland afirma que solo grabó unas pistas vocales por las que le pagaron sin llegar a formar parte de la banda.

Así pues, el inicio de la andadura de Art of Anarchy es, cuanto menos, accidentado. Una banda que tiene un vocalista que no es el vocalista según él mismo genera, como poco, dudas operativas. Lo bueno es que, mientras tuvo algo que ver con ellos, Weiland grabó unas pistas vocales muy aptas que coronan un buen disco de rock actual y lleno de contrastes.

Art of Anarchy, para quien no lo sepa, es el nuevo proyecto de Bumblefoot, ahora ya oficialmente ex- GUNS N’ ROSES. El guitarrista se ha unido a los hermanos Jon y Vince Votta, guitarrista y baterista de la banda respectivamente. Completando la formación entró John Moyer de Disturbed, aprovechando el paron temporal de su banda principal. Juntos han conseguido hacer un disco de rock contemporáneo, lleno de gancho y que posee elementos de los propios Disturbed («Aqualung» es un ejemplo) pero también mucho hard rock con tonalidades semi-noventeras como «Get on Down» y canciones con mucho groove cuasi-setentero como es el caso de «Grand Applause». También hay espacio para temas que bordean el grunge, como sucede con «Death of It». Art of Anarchy son una amalgama de estilos casi obligada teniendo en cuenta los distintos bagajes de los miembros de la banda. Seguramente el aspecto que más los encorseta es la voz de Weiland, que siempre va a recordar a «aquel tipo de Stone Temple Pilots». Seguramente un cantante algo más versátil y menos problemático les haría mucho bien aunque es comprensible que el nombre de Weiland tenga mucho más peso publicitario que el de muchos otros vocalistas. No obstante, al final todo el asunto es la criatura de Bumblefoot, que ha sido el productor e ingeniero del disco, además de la cara visible durante todo el periodo promocional. Habrá que ver por donde evolucionan y si llegan a grabar un segundo disco tal y como tienen de revuelta su casa. Al menos, con este primer trabajo apuntan muy buenas maneras y se revelan como una de las bandas más atractivas del año.