Desde que aquella ya mítica demo de Emperor titulada «Wrath of the Tyrant» fuese publicada en 1992, Ihsahn se ha colocado a sí mismo como una figura de singularidad e inquietud compositiva. A lo largo de su carrera, tanto en su banda madre como en solitario, no ha publicado un solo álbum que no cuente con algo marcadamente distintivo que lo aleje de sus predecesores (siendo «After» y «Eremita» probablemente los que más se puedan acercar entre ellos). Su último esfuerzo discográfico, «Arktis.», lleva a cabo un triple salto mortal en comparación a su predecesor «Das Seelenbrechen», y abre una nueva faceta que el músico de Notodden no había explorado hasta el momento.

Si su anterior obra indagaba fuertemente en la experimentación, la improvisación y el minimalismo y creaba una especie de viaje conjunto en el que la propia normatividad de las canciones se iba deconstruyendo a medida que el disco avanzaba, «Arktis.» se nos presenta como todo lo contrario: una magnífica colección de singles en la que Ihsahn va a buscar sus influencias más cerca de Whitesnake que de Scott Walker. Teniendo en cuenta la amplia trayectoria extrema y progresiva del noruego quizá pueda parecer algo confuso de entrada que haya querido ir a buscar elementos del heavy metal y hard rock de los 80 para este álbum, pero la clave del éxito y la coherencia de este trabajo precisamente están en cómo ha sido capaz de añadir algo tan lejano y aparentemente discorde a los recursos que ya dominaba.

Así pues, «Arktis.» es un excelente ejercicio de acercamiento de polos opuestos, en el que entran en juego los estribillos pegadizos del pop, la sorpresa del prog, las voces rasgadas de sus raíces black metal, los riffs frescos y luminosos del heavy metal clásico y las armonías inquietantes de sonoridades más oscuras. Difícil de imaginar, ¿verdad? Tranquilos, lo será mucho menos una vez pongáis vuestros oídos sobre temas tan redondos como esa «Until I Too Dissolve» que nada más comenzar nos pega en la cara con un riff que suena como si Vegard tuviese el pelo cardado y mallas de leopardo (pero con una 8 cuerdas de rítmica), esa «My Heart is of the North» que enamora con hammonds y berridos a partes iguales o esa «Disassembled» que conjuga los medios tempos que tan bien le sientan con un estribillo enormemente pegadizo.

Los grandes estribillos son una constante en este álbum, demostrando que Ihsahn es capaz de utilizar muy bien cuando se lo propone un recurso tan primario pero a la vez tan difícil de bienlograr. Como puntos negativos habría que mencionar la calidad de las letras y el hacerse excesivamente cheesy en ciertos momentos, pero está claro que las virtudes desbordan estos inconvenientes. Por lo general, «Arktis.» se caracteriza por ser todo un rompecabezas de piezas que sueltas no sabríamos bien bien cómo colocar pero él sabe distribuir para que formen una exquisita imagen con sentido. Así pues, el disco goza de un enorme y brillante toque de accesibilidad y luz sin a su vez perder ese trazo intrincado e inquietante por el cual su música siempre se ha caracterizado. Sin lugar a dudas, este trabajo consigue dibujar algunas de las formas y colores más sorprendentes de su carrera.

Especialmente sorprendentes (aunque puede que pequen de excesivamente repetitivas), de hecho, son «South Winds» y «Frail», que incorporan la electrónica como nuevo ingrediente a su siempre creciente receta musical. La primera, que lo hace de una forma mucho más dorsal, pese a tener grandes ideas no acaba de articularse tan bien como uno pudiese esperar y se queda en un buen intento en lugar del highlight que debería haber sido, mientras que la segunda cuenta con estos elementos de forma más anecdótica pero consigue ser mucho más memorable gracias a una magnífica rueda de acordes principal.

Más reminiscentes a sus anteriores trabajos y no tan aventureras suenan «Mass Darkness» y «Pressure», que sirven de perfecta articulación entre sus pasos anteriores y el punto en el que ahora se encuentra, brindándonos algunos de los mejores riffs y progresiones del disco, con momentos enormemente memorables y unos épicos pasajes up-tempo que muestran su faceta con más empuje y adrenalina. Cerrando el álbum no decae la calidad de todos los grandes temas anteriores, sino que también encontramos algunos de los puntos álgidos del plástico. Los colaboradores habituales de Vegard, Jørgen Munkeby de Shining y Einar Solberg de Leprous, hacen presencia en unas «Crooked Red Line» y «Celestial Violence» que simplemente ponen el broche dorado a un álbum que tiene mucha miga, garra y gancho, y que ha colmado nuestras expectativas con su carácter rompedor, fresco, memorable y original.

Grupo:Ihsahn

Discográfica:Candlelight Records

Puntuación:8

Canciones:

  1. Disassembled
  2. Mass Darkness
  3. My Heart is of the North
  4. South Winds
  5. In the Vaults
  6. Until I Too Dissolve
  7. Pressure
  8. Frail
  9. Crooked Red Line
  10. Celestial Violence

Año:2016-04-08

Votación de los lectores:5