Kaledon: Antillius: The King Of The Light
¿Quien dijo que el power metal había muerto? Como sucede habitualmente, simplemente se trata de un cambio de poderes, una permuta donde los afluentes del speed, el sinfónico y el neoclásico, se recombinan desembocando en sangre fresca. Kaledon no son precisamente nuevos en este negocio, pero sí están viviendo una segunda juventud en lo que a sacar discos atañe. Con su flamante Antillius, y siguiendo la estela argumental de su anterior CD, la banda italiana ha echado el resto, apelando por esa ambición narrativa que perseguían Rhapsody de jóvenes (solo hay que prestar atención a los seis capítulos de su ‘Legend of the Forgotten Reign’, desarrollados a lo largo de ocho añazos). De hecho, la carátula corre a cargo del colombiano Felipe Machado, apodado no en vano “el ilustrador del metal”, con tapas que van desde Blind Guardian o Rhapsody Of Fire hasta Rage o Iced Earth. Y la producción tampoco queda atrás: Giuseppe Orlando, el prestigioso baterista de la banda Novembre, juguetea especialmente con el brillo de las guitarras, aunque sacrificando una caja demasiado seca.
En su anterior trabajo la historia se cerró con un bautismo de fuego y aquí podemos encontrar ese ansia renovador, los mismos estribillos coreables marca de la casa Halloween, y un puñado de ideas que huyen de la zona de confort del metal más conservador, muy en la línea de otras bandas como Pathfinder o Thy Majestie, de la que toman prestadas algunas ideas armónicas. Los arreglos orquestales cumplen sobre la plantilla y se adaptan a los saltos de tempo, sin abusar de la velocidad por la velocidad y, pasados los primeros diez primeros minutos, el álbum coge forma con ‘Elisabeth’, donde dobles voces desdibujadas por Angela Di Vicenzo y Marcos Palazzi generan un ambiente magnífico, similar a los mejores momentos de Avantasia. Es más, los gorgoritos de ella frente a los leves desgarros de él, muy del gusto de Jon Oliva, rememoran directamente a Metal Opera.
En ‘New Glory for the Kingdom’ tampoco se quedan atrás. Un riff demente flirtea con un sinte absolutamente alicaído para escupir un chorus lleno de energía y pulso, siempre con elegancia, sin caer en el esperpento. ‘My Will’ es un canto a la libertad corsaria, con inspirados dobles bombos y agudos de puño cerrado, a la que le sigue ‘The Glorious Blessing’, partiendo de una manida batalla de dragones y espadas más grandes que columnas de imperios. El joven Paolo Campitelli, incorporado a los teclados desde el año pasado, se desenvuelve como el Jens Johansson de los mejores Stratovarius, órganos isabelinos, carillones sacros, moviéndose con soltura por todo el espectro cromático y ejecutando solos de técnica regia. Y como suceden en los buenos discos, lo mejor posa hacia el final. ‘The Fallen King’, una épica de casi nueve minutos, comienza con los arpegios folk de una guitarra mediterránea, para estallar en una carrera de riffs bombásticos y algunos de las mejores líneas vocales de todo el disco.
Recuerdo cuando en España teníamos a Dark Moor y a todo un cul-de-sac de bandas caídas en la ignorancia del metalero medio, cuando el power metal vivía una era de esplendor y lance, cuando las orquestas se rifaban para acomodar partituras imposibles. Bien, pues parece que aquella época nunca se fue, simplemente ahora pasa desapercibida.
Grupo:Kaledon
Discográfica:Scarlet Records
Puntuación:7
Canciones:
- The Calm Before the Storm
- Friends Will Be Enemies
- Elisabeth
- New Glory for the Kingdom
- The Party
- The Evil Conquest
- Light After Darkness
- The Angry Vengeance
- My Will
- The Glorious Blessing
- The Fallen King
Año:2014-11-10
Votación de los lectores:6
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