En esta época en la que las influencias progresivas son publicitadas con pompa y boato por formaciones neófitas e incluso otras con una prolongada carrera a sus espaldas, cualquier nueva banda con parecidas pretensiones –por sinceras que sean- está abocada a ser objeto de sospechas que pueden condenarla a pasar desapercibido entre la pléyade  de clones que afloran bajo la excusa del virtuosismo musical. Sin embargo, existen excepciones que demuestran que la sobreexplotación de determinados subgéneros no es óbice para reconocer los valores de bandas cuya incursión por ellos se debe  una intención honrada, únicamente fundada por sus inquietudes musicales y que, aunque sus influencia sean obvias, también demuestran un verdadero interés por hacerlas evolucionar o por lo menos lograr resultados más allá de la simple imitación.

En el caso de Thought Chamber su existencia se debe casi por exclusivo a la iniciativa de Michael Harris, clásico caso de guitarrista devenido en pirotécnico de las seis cuerdas. Tras su correcto “Sketches from the thought chamber” decidió que ya era hora de dejar de ser un simple nombre para devotos de la guitarra y erigirse en el líder  de una banda con personalidad propia, más allá de su propia figura. Su primera decisión fue la de reclutar la vocalista de Enchant, Ted Leonard, al que se le sumó rápidamente la base rítmica de Haji’s Kitchen, además del teclista Bobby Williamson. Asimismo, completa su función de hombre orquesta dedicándose a la labor de vocalista secundario y algunos acordes de teclado, dejando claro quien asumía el rol principal en las composiciones. Sin embargo, la creación de Thought Chamber obedece al deseo de Harris de crear una banda real, de ahí que desde la primera escucha puede apreciarse su intención de no supeditar los temas a su talento individual, sino que todas las composiciones son depositarias de destellos del resto de integrantes del grupo. Todo esto sin menoscabo de ser temas accesibles y digeribles sin necesidad de sucesivas sesiones de escucha, algo que se añoraba en la mayoría de grupos progresivos, demasiado propensos a creer que la exhibición de piruetas técnicas es sinónimo de calidad musical.

Analizando su estilo, es un ejemplo más de metal progresivo, aunque con unas particularidades que los acercan a los complejos ejercicios de estilo de Tool que del tono más sosegado de esos grandes totems que son Dream Theater. A modo de ejemplo, los teclados gozan de una gran presencia, pero más que para potenciar la melodía su uso se debe a la voluntad de crear un atmósfera oscura y sobrecogedora. Los riffs son pausados y lentos, muy en la línea del bajo, con los habituales cambios de ritmo propios del género, pero hay unas características que hace de estas composiciones pequeñas joyas capaces de albergar en su seno tanto la contundencia de la excelente base rítmica como una constante melodía. Harris lo consigue mediante el uso de guitarra acústica en multitud de pasajes de sus elaborados temas, logrando aportar un punto melódico e incluso étnico. Esta habilidad con la acústica alcanza su paroxismo en “Silent Shore”, sobrecogedora balada en la que la introducción de instrumentos de cuerdas y numerosos arreglos le imprime una intensidad que hace de ella una de las canciones lentas más evocadoras de los últimos años. 

Es imposible no destacar la excepcional labor de Ted Leonard, la mayoría de veces muy distante de lo que antaño ofreció con Enchant, muy en consonancia con la atmósfera más oscura de la que hace gala este disco. Sin embargo, en “Balance Of One” y “God Of Oblique” logra dar rienda suelta a su vena más hard rockera, gracias a unas melodías vocales que rompen la uniformidad general de su trabajo.

Como cabía esperar en un disco de estas características, hay cabida para temas instrumentales, que en esta ocasión son una excusa para el exhibicionismo y las puesta en práctica de las influencias más dispares. "Mr Qwinkle's Therapy" es  tema de claros tintes setenteros, con fuerte presencia del groove y de los grupos progresivos de hace tres décadas, además de incorporar elementos orientales e incluso dejes funky que hacen de el una macedonia que por heterogénea deja de ser igual de sabrosa. "A Mind Beyond" no es tan rica en matices, pero la velocidad que le imprimen batería y teclados hacen de ella una pieza realmente extraña. Ambas son el cenit compositivo del disco, verdaderos delirios musicales, aunque no por ello dejan de ser temas pegadizos de marcado carácter rockero.

Probablemente estos sean los puntos más destacados de un disco que sobre todo llama poderosamente la atención por lo cuidado de su acabado. Los casi seis años depositados en su creación incluyendo composición y producción, dan como resultado un disco depurado y ambicioso, sin ningún punto flaco, sólido a pesar de la extensión de sus temas y con unos arreglos que demuestran que su uso debe estar limitados a casos con talento como el aquí presente. Resulta este uno de los debuts más notables de los últimos años y solo cabe esperar un futuro próspero si no se limitan a repetir su sorprendente fórmula.

José Antonio Martin Pablos

Grupo:Thought Chamber

Discográfica:Inside Out / Mastertrax

Puntuación:8

Canciones:

  1. Premonition
  2. Sacred Treasure
  3. A Legends Avalon
  4. Balance of One
  5. Mr. Qwinkles Therapy
  6. Transmigration of Souls
  7. God of Oblique
  8. Silent Shore
  9. Accidentally on Purpose
  10. A Mind Beyond

Año:2007