Spineshank: Anger Denial Acceptance

A día de hoy todavía recuerdo el comienzo de concierto de SPINESHANK al paso por Madrid del Road Rage de hace nueve años con una impresionante ‘Violent Smooth Wings’, saliendo a arrasar. Por eso, al ponerme por primera vez ‘Anger Denial Acceptance’ y escuchar ese grito inicial en ‘After the End’ noté como si me teletransportara en el tiempo… pero no, todo se difuminó poco después.

Durante los últimos meses he comentado unos cuantos discos de bandas que llevaban un largo periodo de años en letargo. El problema para todas ellas es que las diferencias que había respecto a primeros de siglo XXI y este 2012 son abismales en el mundo de la música; siempre lo digo, la era digital ha hecho que todo el público tenga una variedad tremenda donde elegir y todo se ha magnificado y masificado de una manera mucho más grande de lo que se pudiera pensar. Por eso, cuando me toca hablar de un álbum en estos términos, siempre me hago la misma pregunta: ¿qué tiene (o puede) ofrecer X grupo ahora? Difícil respuesta cuando se trata de un grupo que si bien tenía sus seguidores, nunca estuvo en divisiones superiores.

SPINESHANK tenía su punto de personalidad con los elementos electrónicos-industriales que fueron evolucionando en sus tres trabajos… pero aquí los han perdido en su mayoría. Y no sólo eso, sino que en muchos momentos llegan a sonar como un grupo más actual, que es lo peor que les podía pasar. Tampoco quiero sonar excesivamente cruel, porque el disco como tal no es malo en absoluto, pero vuelvo un poco a la pregunta de antes de qué pueden aportar. Los contrastes de caña/melodía se han ido convirtiendo en algo habitual (e incluso estereotipado) con el paso del tiempo, y aquí encontramos más de lo mismo. No hay más que escuchar una lenta ‘Nothing Left For Me’ (aunque esté visto, quizá en ella encontramos las mejores líneas vocales), ‘I Want You To Know’ o la propia que da título al disco (con el añadido de un teclado final a modo de outro) para encontrar esa dualidad.

Bien es cierto que canciones como ‘I Am Damage’ ahondan en uno de esos dos lados (en este caso el rápido y cañero), y cuanto más alejados están, mejor es el resultado, como también demuestran en una brutal ‘The Reckoning’, la más furiosa de todas. Curiosa manera de terminar el álbum con el juego de palabras del título, empezando por la ira de ‘God Complex’, siguiendo por la negación en una atmosférica ‘Motive Method Opportunity’ y terminando con la aceptación de ‘Exit Wounds’, alejada de todas las demás en una honda más tranquila y emotiva. Tienen mucho trabajo por delante para recuperar el terreno perdido.