Mob Rules: Among The GodS

Aunque sin lograr emular las gratas sensaciones que produjo en su día la publicación
de “Hallwed by thy name”, la banda alemana MOB RULES vuelve a avanzar en su
evolución despojándose un tanto más del power metal europeo alcanzando una línea
más sinfónica en su composición. “Among the gods”, cuarto disco de los de Klaus
Dirks, significará la insistencia del grupo en dar un paso más, sonando todavía
muy suavizados, pero incorporando grandes dosis de personalidad e inquietud
musical.

Si bien todavía coexistan temas típicamente cercanos a la escuela EDGUY, los
cuales muy bien aprovecharon en sus dos primeros discos, “Savage land” y “Temple
of two suns”, MOB RULES no hace de temas como la pegadiza “Hydrophobia” o “Meet
you in heaven” el corazón de su disco, ni mucho menos. Los teclados, a veces
muy purplelianos, de Sascha Onnen y la densidad que transmiten cortes como la
inicial “Black rain” o “Among the gods” a modo de medios tiempos jugosos son
los elementos claves de un disco en el que se hecha de menos un estribillo que
deje relucir más la gran voz de Klaus, uno de los vocalistas más aventajados
en esto de meter gallitos del continente. A pesar de esto, MOB RULES han querido
buscar su hueco en un género, o subgénero, plagadísimo de competencia semanal
a la hora de editar discos, ellos se lo han tomado con calma y realismo, manteniendo
todavía su formación inicial y huyendo de los clichés y cánones establecidos.
Las colaboraciones de Roland Grapow y Ian Parry haciendo coros deben tacharse
de anecdóticas, aunque es notorio que este “Among the gods” es el disco en el
que más relevancia toma este aspecto, se intenta ensalzar unos estribillos no
demasiado atrayentes de por sí utilizando infinidad de pistas de voz, transformándolos
en algo más potable. Ni mucho menos, “Among the gods” es el mejor disco de MOB
RULES, más bien me atrevería a decir que es el más discreto de su corta trayectoria,
pero, se ha de agradecer que la banda intente superarse y no quiera caer en
la reiteración, al menos se respeta al oyente potencial adquisidor del producto.